Desde que su paso por las alfombras rojas se está convirtiendo en algo habitual, Georgina Rodríguez está empezando a crear un armario de diseños largos de ensueño. El festival de Cannes o el de Venecia o fueron solo algunas citas en las los diseños de alta costura de la modelo impactaron a todos los presentes, un efecto que ha vuelto a conseguir este viernes. Invitada a la Gala de Verano de Unicef en Porto Cervo, la española acudió con un vestido de fiesta con el que fue capaz de competir con las top models que también acudieron como invitadas de honor. Maniquís de la talla de Adriana Lima, Elsa Hosk, Joan Smalls o Shanina Shaik. Si algo ha aprendido la pareja de Cristiano Ronaldo desde que su estilo se ha vuelto algo de interés internacional es a lucir aquello que más partido le saca a su silueta, por lo que recurrió a un vestido negro muy atrevido de Roberto Cavalli, confirmando que su idilio con las firmas italianas de lujo, desde que se ha mudado a Turín, es más fuerte que nunca.
Una de las máximas de estilo es que, si se opta por un escote de alto impacto, como el que llevó Georgina, es mejor evitar cortos demenciales para lograr un look elegante. El estilismo de la modelo cumplía el requisito, pero con truco, ya que la falda larga era semitransparente, lo que dejaba sus piernas a la vista. Una manera de presumir de silueta infinita y, al mismo tiempo, optar a los primeros puestos de las mejor vestidas de la noche. De tirantes espagueti, el vestido llevaba un diseño de abalorios y lentejuelas a modo de estampado, haciendo que destelleara con el movimiento.
Sin embargo, al ser un brillo moderado, Georgina pudo permitirse añadir joyas de Chopard que completaran la prenda de gala. Además de un collar de brillantes lució un reloj con esmeraldas cuyo verde resaltaba sobre el resto de la mezcla. También el efecto espejo fue el que escogió para sus zapatos: unas sandalias de tacón metalizadas en plateado con pulsera atada al tobillo. Para equilibrar el estilismo, la modelo prefirió llevar un maquillaje discreto. Se limitó a potenciar sus ojos con un suave ahumado que iba del plateado al negro y un pintalabios en color neutro que le favorecía el rostro sin dar sensación de ir demasiado maquillada. Un beauty look nocturno perfecto para lucir el bronceado natural, que fue lo que prefirió la jacense.