A unas horas de que se cumpla un año de la histórica boda del príncipe Harry y Meghan Markle, el Castillo de Windsor vuelve a abrirse para acoger otro gran enlace, el de Lady Gabriella Windsor. Hasta la capilla de San Jorge se han desplazado numerosos rostros de la aristocracia y la realeza británica, dejando grandes looks para el recuerdo. Uno de los más destacados ha sido, sin duda, el de Beatriz de York, que, en contraposición de Pippa Middleton y el sencillo diseño con el que apostaba sobre seguro, ha decidido arriesgar y salirse de las normas no escritas en este tipo de eventos.
La nieta de la reina Isabel II, que ha demostrado en numerosas ocasiones ser una auténtica seguidora de las últimas tendencias, ha querido romper los códigos tradicionales de las royals invitadas sin alejarse de su característica elegancia. De esta manera, Beatriz ha impactado con un vaporoso vestido azul noche con escote cruzado, mangas transparentes y falda midi cuajada de volantes confeccionados en un delicado tejido de encaje que deja entrever sus piernas. El modelo cuenta, además, con un cinturón negro incorporado que entalla la cintura de la princesa, que ha completado el estilismo con bolso de mano rígido a conjunto y salones nude con pulsera al tobillo.
Ha acompañado esta creación de Self Portrait -una firma que han lucido anteriormente otras royals británicas como Meghan Markle o Kate Middleton- con un tocado blanco tipo casquete decorado con grandes flores y lazos, que corona su pulida coleta baja. Como joyas, unos sencillos pendientes colgantes de diamantes en forma de corazón y el brazalete Juste un Clou que también poseen Beatrice Borromeo y la duquesa de Sussex.