Doña Letizia retoma hoy su agenda asistiendo en solitario a una reunión del patronato de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción en el centro de Madrid. Después de acertar el martes al recuperar el mono de Mango de 50 euros que compró en 2015, hoy ha decidido volver a seguir su fórmula de estilo perferida al reciclar otro de los conjuntos de su armario y transformarlo a través de los complementos. En concreto, ha optado de nuevo por un impoluto traje blanco que recuerda inevitablemente al ya icónico look de Armani que escogió para anunciar su pedida de mano hace 15 años.
Si el pasado 14 de febrero, día de los enamorados, la Reina impactaba al recuperar aquel histórico conjunto de la casa italiana en su visita a Marruecos, hoy opta por un dos piezas muy similar que estrenó el año pasado. Está compuesto por chaqueta blazer que sustituye el cuello chimenea por un escote más clásico y atemporal, muy adecuado para una reunión de trabajo, y lo firma Carolina Herrera, una de sus firmas de cabecera.
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Siguiendo su truco de moda preferido y más efectivo, elige darle una nueva imagen al cambiar las prendas y accesorios con los que lo combina. En lugar de apostarlo todo al blanco como hizo el día de su estreno hace justo un año, prefiere aportar un toque más original al mostrar bajo la chaqueta un top satinado con estampado de rayas en tono arena. Sí que mantiene el contraste en el calzado, y elige un modelo muy similar a aquellos salones de Magrit en tono caramelo, con tacón fino y tiras cruzadas en el empeine. Como joyas, agrega sus pendientes de la firma Gold & Roses (1.565 euros) y su inseparable anillo ovalado de Karen Hallam.
Fue el 6 de noviembre de 2003 cuando el por aquel entonces príncipe Felipe y doña Letizia anunciaron de manera oficial su compromiso ante los medios en los jardines del palacio del Pardo. Para la ocasión, ella deslumbró con un impoluto traje blanco que hoy es uno de sus looks más históricos e imitados por royals y primeras damas de todo el mundo. A lo largo de todos estos años, lo ha recreado en varias ocasiones, demostrando que es una de sus fórmulas de estilo preferidas tanto para las grandes ocasiones como para actos más cotidianos. Siguiendo las tendencias de la época, en 2003 remató el estilismo con salones negros con delantera de punta, mientras que hoy rebaja el nivel de intensidad al optar por un par en tono camel.