Ayer, los Reyes celebraron un año más el Día Internacional del Libro entregando el premio de literatura 'Miguel de Cervantes' en Alcalá de Henares, un acto en el que doña Letizia se saltó de nuevo sus propias reglas y renunció a Felipe Varela, diseñador encargado de firmar todos sus estilismos para esta cita hasta este año. Recuperó uno de sus looks preferidos de Carolina Herrera, compuesto por vestido gris con detalles lavanda y abrigo a juego, al que agregó complementos con estampado de serpiente para aportar un toque de originalidad. Hoy, los Reyes han presidido un almuerzo en el Palacio Real ofrecido a una representación del mundo de las letras, cita en la que la Reina ha vuelto a reciclar estilismo, en concreto ha apostado por el vestido que lució en su última visita a Londres y que generó numerosos comentarios alrededor de todo el mundo.
Este diseño, que también está firmado por la casa de origen venezolano, resultó toda una sorpresa el día de su estreno debido a su original estampado. La pieza, que forma parte de su colección de vestidos creados en exclusiva para ella, cuenta con la favorecedora silueta corola que tanto gusta a la Reina, de cuello a la caja, manga francesa, cuerpo entallado y falda midi de vuelo que aporta volumen y potencia su figura. Está confeccionada en un tejido con grandes flores teñidas de tonos lilas, verdes y corales sobre un fondo en azul petróleo. A pesar de que este tipo de modelos son recurrentes en su vestidor y tampoco es la primera vez que se decanta por el print floral, esta creación es impactante debido a que siempre que ha lucido patrones botánicos lo ha hecho con tejidos más románticos e hiperfemeninos, de texturas vaporosas y tonalidades pastel, mientras que con este muestra su faceta más arty.
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Como complementos, la Reina agrega los mismos salones azul marino que llevó en Inglaterra durante su encuentro con el príncipe Carlos, pero cambia el bolso por una cartera de mano de ante. Logra conseguir un efecto menos sobrio, totalmente apropiado para un acto de día, al sustituir los pendientes de aguamarinas de Bvlgari por unos colgantes dorados que iluminan su rostro. Sorprendentemente, estrena en público un anillo dorado con adorno circular, algo muy extraño ya que prácticamente nunca lleva este tipo de joyas, ni siquiera su alianza de matrimonio. Además, en lugar de recoger su melena la deja suelta y peinada con volumen y las puntas hacia fuera, lo que termina de rematar esa imagen ligeramente más desenfadada.