En el mismo lugar, pero diferente acto y 15 años de diferencia entre una imagen y otra. Ayer durante el estreno de la película Dumbo en el Dolby Theatre (anteriormente conocido como Kodak Theatre) de Los Ángeles y junto a cuatro de sus hijos, Angelina Jolie impactó con una imagen 'angelical', como señalan los comentarios en redes. Una apuesta que tiene como protagonista una de las tendencias de invitada con las que la actriz estadounidense se siente especialmente cómoda, los vestidos blancos o en tonalidades muy claras. Sin embargo, en esta ocasión, va más allá y recupera la confianza en un diseño de inspiración lencera y con drapeado frontal cruzado que recuerda a su look en los Oscar de 2004 que dividió a sus admiradores. Eso sí, pequeños detalles hacen más favorecedora su elección de 2019.
En la velada de ayer, la protagonista de Maléfica no quiso que su imagen tuviera relación con el sombrío personaje de esta película. Encuentra el diseño perfecto entre las creaciones de la firma de alta costura Atelier Versace. Concretamente, lleva un vestido hecho a medida en chifón de seda y que combina con sandalias de satén de la misma casa italiana.
El diseño recupera una inspiración lencera, que también podría calificarse como nupcial, que queda patente en la fluidez de sus tejidos y el corte del patrón que recuerda a un tradicional camisón. Aunque de forma más comedida, esta elección en 2019 también se acompaña de un guiño a la sensualidad que se consigue con un escote corazón velado y drapeado, así como un corte posterior que deja al descubierto la espalda de la actriz y con lo que presume de tatuajes.
A diferencia de su imagen en los Oscar de 2004 celebrados en el Kodak Theatre, Angelina evita el color blanco y se decanta por un gris perla que le favorece más debito al tono muy claro de su piel. De hecho, fue la tonalidad elegida hace 15 años para su vestido de Marc Bouwer uno de los motivos a debate, pues la palidez de su imagen final no convenció a todos. También supuso un motivo de división entre sus admiradores, el acabado lencero en satén de esta pieza y el modo en que se adaptaba a su figura sin conseguir ese efecto favorecedor y estilizador que muchos esperaban. Una creación que también presentaba un drapeado frontal cruzado, pero más bajo cuyo resultado era un escote mucho menos discreto.