En 2018, la polémica acompañó a la Duquesa de Cambridge a su paso por la alfombra roja de los BAFTA. Un año después, Kate vuelve a esta entrega de premios con una imagen renovada que, en un contexto diferente y sin un dress code acompañado de la reivindicación, se convierte en una elección impactante. En esta ocasión, y junto con piezas del joyero real que han llevado Isabel II o Diana de Gales, dirige su mirada a una de las tendencias del momento, las invitadas que apuestan por estilismos de inspiración nupcial. Un estilo que encuentra recreado a la perfección en un vestido blanco de una de sus firmas de confianza, Alexander McQueen. Bajo el talento creativo de Sarah Burton, fue el mismo sello en el que Kate confió para su look de novia en su boda con Guillermo de Inglaterra 29 de abril de 2011.
A diferencia de su aplaudido vestido de novia que presentaba cuerpo de encaje con manga larga y escote en V, su elección de Alexander McQueen para los BAFTA se caracteriza por presentar escote asimétrico que cubre un solo hombro, mostrando bordados de flores en relieve. El debate en redes no se ha hecho esperar y son muchos los comentarios que señalan que se trata de una recreación en color blanco del diseño que llevó en el 70º cumpleaños del príncipe Carlos y al que acompaña el misterio, pues no se pudieron obtener imágenes de la pieza al completo.
Como complementos, opta por zapatos de strass de Jimmy Choo y clutch al tono de Alexander McQueen. Como joyas, luce pendientes de diamantes y perla, que pertenecieron a Diana de Gales. Es la primera vez que los lleva y, en lugar de las grandes perlas originales que portaba su suegra, las ha sustituido por otras más pequeñas.
Además, lleva el brazalete de diamantes quatrefoil que se encuentra actualmente en el joyero de Isabel II. Esta última pieza, que también la llevó la Reina Madre, Kate la estrenó en la gala benéfica Anna Freud Center en el Palacio de Kesington a principios de noviembre de 2017.