El pasado jueves, Meghan Markle inauguraba su agenda oficial de 2019 en cita sorpresa que le llevó a visitar Smart Works, una organización benéfica británica que ayuda a mujeres desempleadas y que denotaba una vez más el compromiso de la Duquesa con las causas sociales y el feminismo. En aquella ocasión, presumió de avanzado embarazo con un ceñido vestido negro de la firma Hatch al que agregó una de sus prendas de abrigo fetiche, la gabardina clásica, en aquel caso firmada por la casa Oscar de la Renta. Hoy, cuatro días después de este acto, la duquesa de Sussex ha acudido al junto a su esposo, el príncipe Harry, al que ha sido su primer evento juntos este año. La vuelta al trabajo ha sido bastante agitada para los Duques, que tenían planeado un día repleto de actos diferentes en el condado de Birkenhead. Para esta jornada tan intensa, Meghan ha optado por un look totalmente opuesto al de la semana pasada, que prescinde de los tonos neutros para apostar por una paleta totalmente intensa y rompedora.
La Duquesa ha sorprendido a su llegada a la localidad inglesa con un conjunto protagonizado por un ceñido vestido de la marca Aritzia que potenciaba su silueta premamá, de falda midi con una apertura en el bajo. Sin embargo, lo más llamativo residía en el color, puesto que está confeccionado con un tejido teñido de un eléctrico morado, una opción poco vista en el vestidor de las royals, que habitualmente prefieren decantarse por tonalidades más discretas. Quizá la única reina a la que nos podemos imaginar con este diseño es a Máxima de Holanda, puesto que es una gran fan de este tipo de piezas atrevidas. De hecho, Meghan ha seguido uno de los trucos de estilo preferidos de la soberana al combinar su vestido con complementos a contraste, lo que ha configurado un estilismo innovador y arriesgado.
Lejos de intentar restar impacto al look sumándole prendas negras o crudas, la duquesa de Sussex ha potenciado este efecto sorpresa al protegerse del frío inglés con un abrigo rojo tipo batín -su corte preferido y más favorecedor para sus nuevas curvas- de la casa canadiense Sentaler, que firmó la prenda beis que lució en su primera Navidad con la familia real. En este caso, se trata de una creación disponible a la venta por 1.085 libras (unos 1217 euros aproximadamente).
También de este tono carmesí eran los stilettos que se ha calzado, el modelo Leigh de Stuart Weitzman. Esta combinación de colores tan poco vista resulta chocante en ella, pero las redes sociales no han tardado en aplaudir su osadía, alegando que no viene mal arriesgar de vez en cuando. "¡Soy fan de esta mezcla!" escribía una usuaria, "La Duquesa está increíble" añadía otra. La única pieza del conjunto que no contaba con una tonalidad vibrante era el bolso, un modelo de la uruguaya Gabriela Hearst en camel, muy similar al que lució el pasado octubre en su primera visita oficial a Sussex. Sea como sea, lo que está claro es que este estilismo no ha dejado indiferente a nadie.