Este jueves Meghan Markle estrenaba la agenda real de 2019 con su primer acto oficial. El evento, que ha tenido un trasfondo solidario, se trataba de la visita al hospital de St Charles para reunirse con la directora ejecutiva de Smart Works, una asociación de la que la Duquesa se ha convertido en madrina. La organización se encarga de ayudar a mujeres desempleadas, que llevan mucho tiempo inactivas, formándolas para que vuelvan a tener las herramientas que les permitan enfrentarse con éxito a las entrevistas de trabajo. Ya que el apoyo a las mujeres es una de las causas que defiende firmemente la mujer del príncipe Harry, el acto no podría haber sido más acorde. Si en las últimas citas, la duquesa de Sussex se resistía a la ropa premamá utilizando modelos de invitada con cinturas holgadas, en esta ocasión ha optado por una marca especializada en este tipo de prendas en un look que, debido a la temática del evento, es perfecto para acudir a una entrevista de trabajo siguiendo las tendencias de esta temporada.
Bicolor en tonalidades neutras, liso y oversize son las tres características que resumirían el estilismo escogido por la duquesa de Sussex. Su apuesta: un vestido negro de cuello redondeado con largo hasta la rodilla y de manga corta de Hatch, una firma que ofrece moda para antes, durante y después del embarazo y que siguen también algunas modelos reconocidas por su gusto como Miranda Kerr, Lily Aldridge o Chrissy Teigen. El modelo clásico y elegante se llama Eliza (189 euros), y todavía se encuentra disponible en todas las tallas.
Una de las prendas más llamativas ha sido el abrigo en color camel de Oscar de la Renta, con el que completaba su estilismo creando un contraste de neutros muy acertado. El modelo de algodón (2.770,67 euros) cumple los requisitos que la Duquesa suele buscar en los chaquetones: largos, rectos y con solapas oversize. Su idilio con Oscar de la Renta parece fortalecerse ya que no es la primera vez que apuesta por esta firma, que está empezando a hacerse un hueco en el armario real. En octubre acudía a una entrega de premios durante su gira por Oceanía con un diseño bailarina de la misma marca. En aquella ocasión, tuvo un mejor recibimiento que el primer modelo que escogió del diseñador, un vestido blanco con flores azules de invitada que llevó a la boda de Celia MrCorquodale, una prima del príncipe Harry. Y es que según las redes sociales, el diseño le quedaba demasiado grande.
Sin duda los complementos han sido los otros grandes protagonistas. Stilettos con estampado de vaca y detalles en plexiglás de Gianvito Rossi, así como un bolso rígido cuadrado con un asa en la parte superior, remataban el estilismo. Una vez más, el beauty look de la Duquesa brilló por su naturalidad. Meghan Markle apostó por llevar el cabello recogido en un moño bajo con un acabado pulido y un maquillaje discreto. Especialmente originales eran sus pendientes dorados de la firma Kimai. El modelo Felicity (348 euros) es un diseño de oro de 18 quilates del que cuelgan tres ojos con pequeños diamantes.