Desde que Barack Obama y su esposa dejaran la Casa Blanca el año pasado, sus vidas dieron un giro de 180 grados que ahora culmina con la publicación de un libro de Michelle que está generando miles de titulares alrededor de todo el mundo. En el momento en el que se desveló la portada de Mi historia, donde la abogada narra sus memorias, se podía intuir también una significativa transformación en su vestidor, hecho que, durante su gira promocional, ha resultado más que evidente. Michelle comenzaba a desligarse de su imagen de Primera Dama con aquel top blanco de escote Bardot que lleva en la imagen en el frente de su obra, y anoche rompió totalmente con la formalidad requerida para ese puesto gracias a un look de impacto rematado por unas botas XL que no podemos dejar de mirar por motivos evidentes.
Hace apenas unas horas, Michelle Obama llegaba al centro Barclays en Nueva York para participar en un coloquio en el que se hablaba de su libro con una invitada de lujo: Sarah Jessica Parker. Pese a que la actriz presumió de figura envidiable a sus 53 años mediante un ceñido vestido morado cuajado de lentejuelas y decorado con drapeados al que agregó unos no menos llamativos tacones de efecto holográfico, lo cierto es que la esposa de Barack Obama ganó el duelo de estilo gracias a un conjunto que seguro hubiera conquistado a la propia Carrie Bradshaw de Sexo en Nueva York.
Asesorada por su estilista Meredith Koop, Michelle se decantó por un vestido tipo túnica con cuello camisero y silueta envolvente con lazo a la cintura de Balenciaga, un diseño muy similar al de Alexander Vauthier que lució la cantante Rihanna hace 4 años. Confeccionado en un tejido satinado amarillo y con una gran abertura en la falda, esta pieza tenía de por sí todas las papeletas para impactar en las redes sociales, pero, sin embargo, lo más impactante del estilismo residía en el calzado que se ocultaba bajo él.
Ahora que Michelle no cuenta con la presión de tener que ceñirse al código de vestimenta no escrito pero evidente de una Primera Dama, ha decidido jugar con la moda, y lo ha hecho a lo grande. Su última apuesta han sido unas botas XXL con efecto legging hasta el muslo en tono dorado de glitter, con efecto irisado y tacón de aguja firmadas también por Balenciaga y valoradas en más de 3.500 euros.