Este lunes tuvo lugar la recepción de los galardonados con el premio Nobel de Química, Física, Medicina, Economía y Literatura en Estocolmo, una gran cita para la que la Familia Real sueca se vistió de gala. En aquel momento, todas las miradas se posaron en la princesa Victoria, que impactaba al acudir con un vestido que ya llevó su madre a ese mismo acto en 1995. Con este voluminoso diseño tricolor de Nina Ricci, la heredera al trono rendía homenaje a la reina Silvia, pero ella no fue la única que quiso tener un gesto hacia su familia, puesto que su cuñada, Sofía de Suecia, hizo lo propio con uno de los accesorios que lució para aderezar su impecable estilismo de noche.
La esposa de Carlos Felipe optó por una creación entallada de corte sirena, hombros abullonados y manga larga finalizada en capa teñida de una intensa tonalidad roja de Zetterberg Couture con la que presumió de esbelta figura. Sin embargo, como suele ocurrir en las grandes citas de este tipo, las protagonistas fueron las joyas que escogió para complementarla. Como es habitual, Sofía se coronó con su tiara 'transformer', una pieza que sus suegros le regalaron con motivo de su boda y que ha resultado ser uno de los aderezos reales más camaleónicos. Cuenta con una estructura de hojas de palma que puede lucirse tanto con perlas -como ha hecho esta vez- como con esmeraldas, brillantes o sin ninguna punta. Sin embargo, no ha sido esta diadema la que ha acaparado el protagonismo, sino el collar con el que lo ha combinado.
Sofía ha escogido una gargantilla compuesta por numerosas hileras de pequeñas perlas unidas por pequeñas piezas de brillantes verticales que recuerda inevitablemente a un modelo muy similar perteneciente al joyero real de la familia y que ha lucido en varias ocasiones la princesa Magdalena. De hecho, en un principio se pensó que era el mismo, pero hay sutiles diferencias, como el número de vueltas o el tamaño de las esferas de nácar, que demuestran que se trata de una pieza distinta. La hija pequeña de los reyes de Suecia sí que ha tenido el privilegio de lucir la joya original, perteneciente a la reina Victoria, que ocupó el trono de 1907 a 1930 debido a su matrimonio con Gustavo V. En 2011 las incluyó en su look para acudir a una cena ofrecida en Mónaco tras la boda de Alberto y Charlene.
Este tipo de gargantillas son una de las preferidas de las royals de todo el mundo, y se han convertido en un llamativo ornamento para los looks más distinguidos. Su atemporalidad ha propiciado que tanto las grandes damas del siglo XIX como figuras de la talla de Diana de Gales o las princesas suecas actuales hayan apostado por ellas. La que fuera la mujer de Carlos de Inglaterra se decantó en multitud de ocasiones por complementos de este tipo e incluso llegó a hacer de ellos su seña de identidad en las ocasiones especiales. También la reina Isabel II y la duquesa de Cambridge han escogido alguno del mismo estilo, así como miembros de otras casas reales además de la sueca y la británica como Mary de Dinamarca.