Matilde de Bélgica apuesta por el escote corazón en su segundo duelo con Brigitte Macron

La monarca estrenó un imponente vestido en terciopelo burdeos que evitó ocultar con la banda de la orden de la Legión de Honor

Por hola.com

Las visitas de gobernantes a otros países nos hacen testigos de duelos de estilos consecutivos en los que las comparaciones son inevitabes. Si ayer, Brigitte Macron Matilde de Bélgica apostaron por dejar al margen el factor sorpresa y apostar por dos estilismos de día en gris y rojo , por la noche la etiqueta de gala para la cena en el palacio real Laeken, organizada por los reyes del país, hizo que ambas lucieran sus vestidos de noche. Mientras que la reina Matilde se mantuvo en la gama de las tonalidades cálidas pasando del abrigo-vestido rojo a un elegante diseño entallado en burdeos, la primera dama volvió a confiar en una de sus firmas de cabecera para vestirse de negro recordando los diseños que suele aconsejarle el estilista Mathieu Barthelat.

 Para el evento institucional Matilde escogió un imponente modelo de terciopelo burdeos firmado por Armani Privé con escote corazón que dejaba los hombros al descubierto. Esta vez la reina belga no quiso que la banda francesa de la orden de la Legión de Honor, concedida por el presidente francés, ocultase el llamativo corte de su vestido. Es por ello que bajó la banda del hombro unos centímetros hasta el brazo consiguiendo así poder lucir los hombros desnudos, un truco que también utilizó Doña Letizia cuando visitó Reino Unido ya que decidió que la banda, en vez de ir sobre un hombro, iría cosida al diseño palabra de honor de Felipe Varela, por el que optó para la cena con la reina Isabel II.

Si ya de por sí el terciopelo es un tejido elegante, Matilde utilizó unos pendientes de diamantes de la reina viuda Fabiola, con quien tenía una gran complicidad y la tiara bandeu del Imperio Belga. Se trataba de una diadema sin puntas, parecida a la que lució Meghan Markle en su boda, una pieza con un valor especial ya que está reservada solo a las reinas. Su origen se encuentra en el matrimonio de Astrid de Suecia con el príncipe Leopoldo. Ya que fue un regalo del pueblo para la monarca consorte con motivo del matrimonio en 1926, el joyero belga que realizó la pieza art decó, Van Bever, se inspiró en motivos griegos, una estética que estaba de moda en los años 20.

Brigitte Macron, que unas horas antes de la cena combinaba un traje de tweed con abrigo masculino a juego, se pasó al negro con un vestido de Louis Vuitton, una firma que le acompaña en la mayoría de sus apariciones públicas. El hecho de que sea uno de sus diseñadores predilectos no solo muestra el gusto refinado de la primera dama sino su apoyo a una firma de lujo francesa, tanto en eventos nacionales como fuera del país. El modelo, de manga larga, llevaba el cuello redondo decorado con abalorios plateados así como la cinturilla debajo del pecho, que marcaba el corte imperio del diseño. Como accesorios agregó los diamantes en forma de pendientes con silueta de gota, una pulsera y anillos.