Los reyes de Holanda están teniendo una agenda de octubre intensa. Tras su visita oficial a Alemania, los soberanos Máxima y Guillermo volvieron a La Haya para recibir al Primer Ministro chino anoche y, apenas unas horas después, han comenzado un tour regional que de momento les ha llevado a municipios holandeses como Schouwen-Duiveland yTholen. Allí, Máxima de Holanda ha vuelto a hacer gala tanto de su espontaneidad como de su siempre original y llamativo estilo. En esta ocasión, la royal que más arriesga ha apostado por seguir de nuevo la fórmula que ella misma ha marcado en sus últimas apariciones, con la que consigue aportar una vistosa estética cuyas tonalidades eléctricas y combinaciones de tejidos parecen evocar más a la colorida primavera que a la estación en la que realmente nos encontramos.
Si la colección de collares de la reina de los holandeses logra atrapa todas las miradas, las faldas que ha lucido recientemente, que bien podrían ser consideradas joyas en sí mismas, también lo consiguen. Máxima ha decidido renunciar a la paleta de colores oscuros o neutros habitualmente empleados cuando comienza la temporada de otoño para sustituirlos por otros más eléctricos, algo que, sumado a los juegos de texturas conseguidos mediante aplicaciones, encajes y lentejuelas, aporta un aire de alegría a su vestidor de nueva temporada. A pesar de que su prenda fetiche continúa siendo el vestido -especialmente si contiene detalles de guipur-, la esposa de Guillermo de Holanda cada vez se decanta más por conjuntos dos piezas, como el que ha lucido esta misma mañana, compuesto por blusa azul intenso a la que ha sumado una falda de gasa blanca que no ha dejado indiferente a nadie. Esta pieza, firmada por Claes Iversen, cuenta con silueta 'A' y franjas en relieve de distintos tonos, desde el magenta hasta el amarillo combinadas con series florales rojas y rosas.
Muy comentada fue también la falda con la que asistió a la visita a un viñedo en Bernkastel-Kues (Alemania) la semana pasada, un modelo midi de talle alto confeccionado en un tejido amarillo mostaza con detalles calados y bajo festoneado. En aquella ocasión, volvió a cederle el protagonismo a esta prenda y la combinó con un top gris de escote barco y manga francesa a tono con los stilettos y el tocado.
El día antes de volar a Alemania junto a su marido, Máxima acudió a un congreso en La Haya con un estilismo que resultó sorprendente no por su color, sino por la manera en la que compensó la ausencia del mismo. En lugar de destacar al lucir una falda de tonos vistosos, escogió una de silueta tubo que acaparó igualmente todas las miradas debido a las pequeñas lentejuelas plateadas que la componían. De esta manera, conseguía un conjunto llamativo que combinaba el gris del top y los zapatos con un vistoso toque metalizado poco utilizado en los conjuntos de días, especialmente en la realeza.
En su visita a la sede de la ONU en Nueva York a finales de septiembre, la Reina escogió una original pieza midi con silueta trapecio adornada con aplicaciones geométricas, calados y detalles criss-cross en tonos beiges y crudos a la que agregó una sencilla camisa blanca de cuello mao y stilettos de piel color maquillaje.