Tras superar con nota su reciente viaje oficial a París, visita en la que coincidió por primera vez con Brigitte Macron, la esposa del Presidente de la República Francesa, y donde lució uno de sus looks más aplaudidos este año, la Reina se ha enfrentado, en este comienzo de octubre, a otro acto de suma relevancia en su agenda: la celebración de la Fiesta Nacional. Una cita en pleno Paseo de la Castellana que, un año más, ha presidido junto al Rey y sus hijas, la princesa de Asturias y la infanta Leonor y donde ha vuelto a convencer gracias a su cuidado estilismo con sello español.
Doña Letizia acudió por primera vez a los actos de celebración de la Fiesta Nacional como Reina en 2014. Un estreno que se producía apenas unos meses después de subir al trono y en el que dejó claro un estilo que se repetiría año tras año: sencillo, sobrio y elegante; tres cualidades que siempre han corrido a cargo del diseñador Felipe Varela. Cuatro años después de aquello, la esposa del soberano español vuelve al Paseo de la Castellana para presidir, junto a Felipe VI y diferentes autoridades, un desfile en el que participan 4.000 militares de los tres Ejércitos, Tierra, Mar y Aire, además de miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.
Pese a que el año pasado el sol acompañó, esta vez, el cielo de Madrid ha aparecido encapotado; una condición climatológica que parece no ha influido en el estilismo de la Reina. Para acudir a esta cita, la esposa de Felipe VI ha elegido un vestido midi en encaje Chantilly color arena, con falda vaporosa plisada y delicados bordados florales que ha combinado con una chaqueta sastre crepe cruzada (en el mismo tono) de Felipe Varela. Un look monocromático en el que ha incluido sus inseparables stilettos y un bolso sobre, ambos complementos de Magrit.
En cuanto a las joyas, ha optado en esta ocasión por unos pendientes ear cuff de Chanel que quedaban al descubierto gracias a un elegante moño bajo con raya a un lado; un peinado que seguramente ha elegido por mantener su pelo retirado de la cara. Concluido el desfile militar por las calles de Madrid, los Reyes acudían al Palacio Real, donde recibieron a los invitados de la tradicional recepción a la que asisten personalidades políticas y representantes de diversos ámbitos culturales. Ha sido en el interior del palacio cuando Doña Letizia ha preferido quitarse la chaqueta y hemos podido apreciar al detalle el diseño de Varela, un vestido sin mangas que, a pesar de la ligereza de la falda, definía su silueta.