Cinco meses después de dar a luz a su tercer hijo, el príncipe Louis, la Duquesa de Cambridge ha retomado su agenda de trabajo. Si hace unos días visitaba sola la Escuela Forestal Sayers Croft y al Jardín Silvestre de Paddington, ambos en Londres, esta mañana acudía junto al príncipe Guillermo a la Cumbre Mundial de Salud Mundial, también en la capital inglesa. La cita, más protocolaria que el anterior evento campestre, le ha permitido a Kate Middleton recuperar uno de sus vestidos más alabados de los últimos tiempo, un diseño lady de Emilia Wickstead que estrenó antes de anunciar su embarazo, en julio de 2017. El color lavanda de este modelo de manga larga y falda a la rodilla parece un homenaje a la que hubiera sido su suegra, Diana de Gales, dado que ella a menudo vestía de este tono tan femenino y que más de dos décadas después vuelve a ser tendencia.
La Duquesa de Cambridge llegaba al Conty Hall de Londres con este vestido lila que lució hace más de un año en su viaje oficial por Polonia y Alemania. El cuerpo ceñido hasta la cintura y la caida de la falda, de línea 'A', dejaban intuir que, cinco meses después de dar a luz, la esposa del príncipe Guillerme ha recuperado por completo su figura previa al tercer embarazo. El vestido le sienta tan bien como en julio de 2017, cuando lo estrenó acompañado de unos zapatos nude como los de Gianvito Rossi que ha llevado hoy.
El bolso y las joyas que completan ambos estilismos, por el contrario, son diferentes: mientras el año pasado elegía unos pendientes en forma de lágrima y un clutch rojo con efecto piel de serpiente de Anya Hindmarch (accesorio que dejaba para jugar con su hija Charlotte, en la imagen), ahora ha preferido un conjunto de pendientes y colgante de oro blanco y diamantes de la línea Empress de Mappin & Webb, y un bolso de mano en color maquillaje de Aspinal of London. En concreto, se trata del modelo Midi Myfair que imita la piel de cocodrilo y cuesta 595 euros.
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El accesorio que sí ha mantenido entre el primer look y el nuevo es su anillo de compromiso, una joya en oro blanco con un zafiro de 18 quilates rodeado por diamantes. Esta espectacular pieza que la Duquesa de Cambridge lleva prácticamente siempre perteneció a Diana de Gales, con lo cual el homenaje a la madre de su esposo es doble: directamente a través del anillo, e indirectamente si tenemos en cuenta que, aunque ella afirmara que el rosa era su color preferido, a la hora de vestir el malva era uno de los tonos predilectos de la princesa de Gales.