Tres meses después de la que fue, sin duda, la boda del año, el enlace entre Meghan Markle y el Príncipe Harry continúa dando que hablar, y no los extraña. La relación entre los ahora Duques de Sussex enamoró desde el principio tanto a ingleses como a personas de todo el mundo, y es que esta historia que suponía la unión entre el mundo de Hollywood y la realeza británica -como ya ocurrió en su día con Grace Kelly y Rainiero de Mónaco- parecía sacada directamente de una película romántica. El gran día de Harry y Meghan se siguió desde cada rincón del planeta, y todos los detalles fueron analizados minuciosamente, incluido, cómo no, el mayor secreto de la novia: su vestido. Hubo numerosas especulaciones sobre quién lo firmaría, el estilo por el que se decantaría y los accesorios con los que lo completaría. Finalmente, descubrimos que apostó por la atemporalidad mediante un sencillo y elegante diseño de cuerpo ceñido, escote barco -ya renombrado 'escote Meghan'- y larga cola creado por Clare Waight Keller para Givenchy.
Si ese primer vestido con el que Meghan Markle dio el 'sí, quiero' al Príncipe en la capilla de San Jorge cautivó por completo a la prensa internacional y generó miles de titulares,el segundo look por el que optó aquel día no se quedó atrás. Después de ofrecernos su versión más clásica, la Duquesa quiso cambiar de registro y apostó por un modelo que mantenía las líneas minimalistas del anterior pero añadía un toque de sensualidad y modernidad al mostrar los hombros, brazos y espalda de su portadora gracias a un ecote halter que fue muy comentado. Para diseñar este pieza que lució al presidir la recepción en Frogmore House junto a su marido -y posar por primera vez con el impresionante anillo azul que perteneció a Diana de Gales-, Meghan recurrió a otra poderosa mujer, Stella McCartney.
La creadora británica ha admitido que este encargo supuso uno de los días más abrumadores de su carrera, y ha querido destacar una de las poderosas razones por las que cree que Meghan Markle apostó por ella en uno de los momentos más felices e importantes de su vida. Según Stella, esta elección no se debió únicamente a que hubiera ideado un vestido bonito, ya que mucha gente puede hacerlo, y tampoco a que fuera británica, un factor que ayudó a tener un guiño con su nuevo país pero que no fue decisivo. Lo que llevó a la novia a decantarse por ella fue el hecho de ser una 'mujer de mujeres', es decir, una mujer que comparte sus valores. La diseñadora es una conocida activista que no duda en alzar la voz a favor de causas como la defensa de los animales -sus prendas no contienen piel-, la moda sostenible y, por supuesto el feminismo. Parece más que probable que Meghan, reconocida feminista, tuviera muy en cuenta esto a la hora de elegir la firma para sus vestidos de novia, y por eso -además de por razones estéticas y de calidad de las casas- se decidió tanto por Stella McCartney como por Clare Waight Keller.
Otras de las dos grandes mujeres que lucieron estilismos de Stella McCartney en la Boda Real fueron Amal Clooney -que enamoró con un conjunto amarillo- y Oprah Winfrey, ambas famosas por su defensa de los derechos de la mujer, pero fue, evidentemente, el de Meghan el que más aplausos mereció. El éxito fue tal que la firma decidió ponerlo a la venta para sus exclusivas clientas, tal y como hizo tan solo unas semanas antes Victoria Beckham precisamente con el diseño con el que asistió al enlace.