Aunque parezca mentira, en pleno verano y a falta de cinco meses para que llegue la Navidad, Melania Trump ha comenzado ya los preparativos de la decoración que adornará durante estas fiestas la Casa Blanca. El año pasado consiguió que su debut en cuanto a ornamentación navideña como primera dama se hiciera viral por la frialdad que respiraba y parece que esta vez la inspiración va a ser algo más tradicional, a juzgar por el pequeño adelanto que ha ofrecido la primera dama a través de su cuenta de Instagram. En la imagen que ha colgado aparece observando propuestas en una mesa en la que aparecen elementos como el acebo y bolas del árbol vestida con un look que bien podría haber escogido para las celebraciones de esta época y que viene con una pequeña dosis de controversia incluida.
A pesar de que la publicación no permite apreciar el estilismo completo, sí que se puede ver que el protagonista absoluto es el vestido rojo de manga francesa abullonada que se mimetiza a la perfección con la estampa navideña tan chocante en estas fechas. Realizado en lana crepé, el diseño forma parte de la colección primavera/verano 2018 de Emilia Wickstead, diseñadora que fue muy criticada por unas declaraciones que hizo tras la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry, en las que aseguraba que el vestido de novia de la duquesa de Sussex, firmado por Clare Waight Keller para Givenchy, se trataba de un plagio de una de sus creaciones.
Después de todo el revuelo que causó la diseñadora británica -una de las preferidas, por cierto, de Kate Middleton- pidió perdón con un comunicado en el que aseguraba que la novia iba radiante en su gran día y que lamentaba sus palabras. Tras este incómodo episodio que parecía presagiar el fin del idilio entre Emilia Wickstead y la realeza británica, Meghan Markle decidió lucir uno de sus vestidos en Dublín, dejando claro que el tema estaba olvidado. Ahora, Melania, que está acostumbrada a que sus elecciones estilísticas sean escrutadas hasta el más mínimo detalle, ha decidido ignorar la polémica y recurrir a esta marca, que, aunque no forma parte de su armario de forma regular, ya había lucido en 2016 cuando todavía no ostentaba el cargo de primera dama de los Estados Unidos.
El vestido, de líneas minimalistas y falda de vuelo, está todavía disponible en la web de la firma por 1.950 dólares, unos 1.676 euros aproximadamente.