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Tras el bautizo real del príncipe Louis y el acto conmemorativo del centenario de la Royal Air Force, celebrado esta misma mañana en la Abadía de Westminster, Meghan Markle continúa cumpliendo con su ajetreada agenda oficial en compañía de su marido, el príncipe Harry. Los duques de Sussex han puesto rumbo a la vecina Irlanda para comenzar su primer viaje oficial de carácter internacional, donde estarán hasta mañana. Con un estilo mucho más desenfadado que la silueta brobet de esta mañana, su Alteza Real ha aterrizado en el aeropuerto de Dublín con un dos piezas verde botella, color representativo del país anfitrión.
Y de nuevo, Givenchy. Su vestido de novia, el diseño con capelina con el que acompañó a la reina Isabel II al condado inglés de Cheshire, un vestido camisero para su debut en Ascot y, ahora, un conjunto que hace consolidar los diseños de Clare Wraight Keller como los favoritos de su vestidor. Esta vez, gracias a una falda de tubo tipo stretch, de largo midi y con bolsillos plastrón, que tiene un precio aproximado de 1.190 €. Consigue el total look eligiendo un jersey de punto a tono, con cuello a caja y manga al codo, que se mimetiza de tal forma que juega a confundirse con un vestido.
Como complementos, ha vuelto a apostar por una vieja conocida: Strathberry, la firma de accesorios de origen escocés que elabora sus productos en España. Esta vez, ha elegido un bolso de color cuero, modelo The Strathberry Midi Tote, que tiene un precio aproximado de 580 € y está disponible en la tienda online oficial. En la misma línea, unos sobrios salones de ante, a medio camino entre el camel y el nude y unos sencillos pendientes que se pueden ver gracias a un recogido pulido en moño bajo con raya lateral.
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