Después de que la capital francesa se convirtiera en epicentro de la moda con la presentación de la colección crucero de Dior, ayer por la noche era Londres la ciudad elegida para atraer a los rostros más internacionales. En el club privado Loulou's, en el londinense barrio de Mayfair, la maison presentaba su nueva colección de maquillaje Dior Backstage, la primera línea inspirada en las bambalinas de las pasarelas. Entre las modelos que no quisieron perderse esta cita, estuvo Bella Hadid. Y una vez más, no pasó inadvertida gracias a un estilismo de lo más inspirador y parisino. Como si se tratase de su propio duelo de estilo, la hermana de Gigi nos daba una lección magistral creando una propuesta digna de invitada perfecta y otra más funcional para citas nocturnas o desenfadadas. En cuestión de segundos y con ayuda de sus vaqueros -uno de sus grandes básicos de fondo de armario- Bella se cambió de ropa logrando de forma sencilla dos looks en uno.
Como su primera opción, acudió con total look de Dior protagonizado por un chaleco con solapas que dejaba la espalda al aire cubriéndola únicamente con un par de lazos anudados que construían la parte de atrás de la prenda. Por su parte, Bella decidió lucirlo abrochado y creando un pronunciadísimo escote en "V" que centraba la atención en el pecho, realzándolo y estilizando hombros y cuello. Esta primera parte de la apuesta se sumaba después a una de esas faldas de tul transparente, tan propias de la firma francesa, creando la sensación de que este dos piezas era tan sólo una.
Como únicas joyas, la pequeña de las Hadid eligió unos pendientes largos, de oro blanco y piedras azules. Estos, iluminaban el estilismo y se convertían en el mejor complemento para el escote, que brillaba con luz propia sin necesidad de añadir ningún otro elemento. Después, la californiana volvía a recuperar el color negro y apostaba por la sencillez en el calzado con unos stilettos clásicos y un clutch rígido en forma de caja con los bordes metalizados. Mientras, el centro de atención se situaba en una boina adornada con un pequeño velo que cubría su mirada. Esta parte de su rostro, además, se resaltaba rasgando el ojo con eyeliner muy marcado y pronunciado, obra también de Dior, que completó su look de belleza con labios naturales cargados de brillo.
Pero si algo llamó la atención de la apuesta estilística de Bella fue su transformación como por arte de magia. La maniquí llegó a la fiesta como un auténtico cisne negro, pero después de posar ante los flashes y disfrutar de la velada, puso el broche de oro a la noche con un simple gesto que transformaba su look en otro muy distinto y mucho más relajado, propio de street style y apto para copiar. ¿Cómo? Manteniendo accesorios, boina con velo incluida, para respetar el carácter parisino y cambiando únicamente la falda de tul por unos vaqueros rotos y desgastados. Estos los decoró con un cinturón de cuero ancho con hebilla grande, lo que ceñía la prenda a la cintura al meter el chaleco por dentro, reinventando también la prenda.