Una de las máximas de doña Letizia en sus últimas apariciones en el desfile del Día de las Fuerzas armadas es reciclar estilismos. En el desfile del año pasado, que por primera vez desde 2012 se celebró fuera de Madrid, la Reina optó por un vestido con brocado floral en blanco y negro de Carolina Herrera con el que ya la habíamos visto en otras ocasiones, como en la recepción del presidente de Paraguay en el Palacio Real en 2017 o en otro acto castrense con la Guardia Real en El Prado, el día del 11 aniversario de su boda, el 22 de mayo de 2015. En esta ocasión repite el abrigo rosa con estampado floral con el que ya la vimos en la recepción al presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su esposa, Angélica Rivera, en el Palacio de la Zarzuela, hace apenas un mes. Se trata de un diseño de corte sesentero, firmado también por la diseñadora Carolina Herrera. Lo ha acompañado con los mismos zapatos, unos salones de ante en tono rosa, de Lodi, que ya tenía en su vestidor y que utiliza con bastante frecuencia y los pendientes de la firma Coolook (167 euros) -confeccionados en plata cubierta de oro champán y con piedras naturales, aventurina verde y cuarzo rosa- que también llevó ese día.
Pero dos detalles significativos han marcado la diferencia. En primer lugar el cabello, que ha recogido en un moño bajo con raya a un lado (en la anterior ocasión lo lució suelto); por otro lado, el primer botón del abrigo que, si el día que lo estrenó permaneció abotonado todo el tiempo, en esta ocasión lo ha desabrochado, dando un aire menos rígido a su look. Dos gestos de estilo con los que también ha conseguido estilizar su cuello y escote, logrando visualmente una silueta más equilibrada.
Este estilismo no solo sigue la fórmula que ha marcado sus últimas elecciones –la de apostar por tonos pastel para protagonizar sus prendas-, sino que demuestra que la prenda estrella en el vestido de la duquesa de Cambridge, y que la ha llevado a convertirse en la más elegante en infinidad de ocasiones, también es un acierto para ella. Este tipo de abrigo-vestido, además de favorecer la figura, resulta elegante y se ha convertido en una de las piezas más polivalentes de los armarios de las royals. Tal vez por ese motivo Catherine Middleton apostó por uno de sus diseños favoritos en esta línea (de seda y lana en color amarillo primavera, diseñado por Sarah Burton, la directora creativa de Alexander McQueen) para la boda del príncipe Harry y Meghan Markle, una prenda que ya había lucido en cuatro ocasiones, y que estrenó el día del bautizo de la princesa Charlotte.
Pero la relación de la duquesa de Cambridge con esta prenda viene de lejos, tanto que la atesora en infinidad de colores entre los que destacan los tonos pastel, el azul (uno de los más recurrentes en su vestidor) y el rojo. Ella, como en esta ocasión ha hecho doña Letizia, también suele combinarla con zapatos sencillos, con tacón medio y carteras de mano.