Un año más, el Baile de la Rosa celebrado en la Salle des Etoiles del Sporting Club de Montecarlo reunió a algunos de los miembros destacados de la aristocracia. Un evento que se celebró el pasado 24 de marzo bautizado como Manhattan Ball y al que acudieron Beatrice Borromeo -que se convirtió en uno de los principales focos de atención ya que podría haber confirmado su embarazo- pero también algunos otros rostros habituales como Carlota Casiraghi y su madre Carolina de Mónaco. De nuevo, la Princesa se coronó como una de las invitadas más elegantes compartiendo ránking con su hija quien eligió un espectacular diseño coronado por plumas de Anthony Vacarello para Saint Laurent.
Una edición más la colaboración del diseñador Karl Lagerfeld fue determinante en este Baile de la Rosa. La amistad entre musa y diseñador se extiende desde hace décadas; el Kaiser no solo tiene un papel fundamental en la decoración de la cita monegasca sino que es el encargado de vestir a Carolina de Mónaco. Al igual que sucedió en 2017, la Princesa eligió un diseño de Alta Costura. Un diseño de Chanel Couture de la colección primavera-verano 2018 de corte midi en rosa palo adornado con detalles de volantes que combinó con un llamativo collar con forma de estrella y unos pendientes de perlas a juego con el anillo y la pulsera. Como accesorio, y como suele hacer cuando se viste de gala, eligió un clutch rígido.
El vestido de la fiesta monegasca
En cuanto a esta colección en la que se enmarca la elección de la Princesa, cobran especial protagonismo tejidos como el tul y el satén, que se acompañan de colores típicamente primaverales, entre ellos el rosa palo que lució, pero también en tonalidades en su versión más saturada como el fucsia. Una serie de piezas que se combinan con adornos de flores o tocados, en ocasiones ambos a la vez tal y como pudimos ver en el desfile de Alta Costura celebrado en París el pasado mes de enero. Aunque Carolina de Mónaco sí llevó el cabello recogido prescindió de este complemento recreando un estilismo más sencillo.
La predilección de la Princesa por los diseños artesanos de la firma
Sin ir más lejos, en la celebración del 2017 apostaba por un grandilocuente vestido de Chanel en el que de nuevo los volantes fueron los auténticos protagonistas y claramente inspirado en uno lucido por Emilie Flöge, la compañera del pintor Gustav Klimt. Una pieza con estampado de patrón geométrico y una falda blanca con motivos en negro y volantes de gasa bordeados de negro. Pero no es el único. Y es que la Princesa atesora una espectacular colección de diseños parisinos de Alta Costura.
Diseños que en ocasiones reinterpreta con maestría, como el que lució en la cena 'El arte del juego y el juego del arte' a finales de 2017 (en la imagen superior). Así, recuperó una propuesta creada hace ocho años para la colección Pre-Fall 2010 de Chanel. En su versión original se caracterizaba por el juego de las transparencias sin embargo, Carolina adaptó el vestido a su propio estilo logrando una impecable puesta en escena. La Princesa favorita del Kaiser -quien lleva al frente de Chanel desde hace más de tres décadas- tiene gran facilidad para interpretar las piezas artesanales de la Alta Costura (a las que solo tienen acceso las clientas más exclusivas del mundo) y prueba de ello es la exquisita colección de vestidos vintage firmados por su gran amigo Karl Lagerfeld; diseños que selecciona con delicadeza para hacerlos pasar a la historia.