No le faltaron a Margarita de Dinamarca en su gran noche los aplausos de los suyos: los príncipes Federico y Mary, acompañados por sus cuatro hijos, los príncipes Christian, Isabella, Vincent y Josephine, y la condesa Alejandra, exnuera de la soberana, acompañada por su hijo, el príncipe Félix, y por el medio hermano de éste, el príncipe Henrik, acudieron al estreno del Ballet Cascanueces de la Reina.
Era una gran fiesta para toda la familia. Las sonrisas rutilantes que adornaban los rostros reales a su llegada a la sala de conciertos de Tívoli o el vaivén de los brazos que se acompasaba a una alegre marcha, salpicada de un brinco aquí y una pose allá en el caso de la princesa Josephine, que se convirtió en otro personaje que tal baila del ballet de su abuela, daban buena cuenta de la ilusión con la que asistían a la representación del clásico cuento de Navidad de El Cascanueces. Por tercera vez, la reina Margarita había diseñado vestuario y escenografía, y ninguno de los suyos quería perdérselo.
Hubo ausencias notables como la del príncipe Henrik, marido de la soberana danesa, las de los príncipes Joaquín y Marie y su hija pequeña, la princesa Athena, o la del príncipe Nicolás, un príncipe llamado a despertar suspiros en Europa, y presencias sorprendentes como la de la condesa Alejandra, exnuera de la reina Margarita, que llegó de la mano de su hijo pequeño, el príncipe Félix, fruto de su matrimonio con el príncipe Joaquín, y del medio hermano de éste, el príncipe Henrik, hijo de su ex con la princesa Marie, para apoyar en esta noche de estreno a que la fuera su suegra durante diez largos años.
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Los miembros de la Familia Real danesa llegaron pertrechados de prendas de abrigo para resguardarse de las invernales temperaturas que soplan en estas fechas en el frío reino escandinavo, que ya celebra el espíritu de la Navidad. La princesa Mary vestía el mismo abrigo camel, estilo años 50, que estrenó para recibir a la reina Máxima en su visita a Dinamarca de 2015, esta vez con una bufanda de cuadros multicolor y, a sus pies, unos zapatos bicolor (beis y verde) de Valentino, y la condesa Alejandra optó por un chaquetón negro tres cuartos, una falda con estampado psicodélico y unas botas de ante de caña alta a tono.
La princesa Isabella llevaba un abrigo recto de color beis sin cuello, jeans de corte pitillo y botas negras de media caña; la princesa Josephine lucía un abrigo gris con cuello de bebé y entallado a la cintura, por el que asomaba un vestido de hilo, con puntilla en el cuello, adornos de cintas raso y madroñitos en el bajo, y calzado con destellos de Swarovski. Mientras que los chicos se decantaron por atuendos en los clásicos azul mariño, gris y negro. Los príncipes Federico, Christian y Félix vistieron abrigos y chaqueta de corte masculino y bufandas con estampado de cuadros, topos y lisa, respectivamente. El príncipe Vincent, de la mano de la princesa Mary, se puso una chaqueta gris con cuello de terciopelo y el príncipe Henrik, un plumífero azul marino y gorro de lana.
La Condesa de Frederiksborg y sus acompañantes se detuvieron unos instantes a su llegada al espectáculo para responder a los reporteros a sus preguntas. La condesa Alejandra explicó que su hijo mayor, el príncipe Nicolás, no había acudido porque se encontraba en la escuela, y que ella estaba ansiosa de ver el ballet. Por su parte los chicos revelaron a la prensa las veces que habían presenciado la obra. “La he visto dos veces antes”, dijo el adolescente Félix, mientras que sostenía la mano de su hermano menor, el príncipe Henrik, que cuando le tocó el turno dijo que sólo la había visto una vez. Pero todos querían repetir.