No tuve la oportunidad de conocer personalmente a Jesús del Pozo, pero siempre pensé de él que era no solo un gran diseñador, sino también una gran persona. No me pregunten por qué. De aquellos primeros años en los que acudía puntual a cubrir los desfiles de la que por entonces se llamaba Pasarela Cibeles hasta su última presentación guardo y guardaré siempre un gran recuerdo. Me encantaba acudir y descubrir qué había ideado para la temporada correspondiente.
En su front row se sentaban desde miembros de la realeza (era normal ver a la infanta Elena o Cristina; de hecho esta última acudió a la boda de su hermano, el rey Felipe VI, con un modelo diseñado por Jesús del Pozo), pasando por personalidades de la cultura o la política. Ana Belén, por ejemplo, fue no solo una de sus grandes musas, también una buena amiga personal del diseñador. La actriz y cantante vistió en innumerables ocasiones diseños suyos. Y es que Jesús del Pozo encandilaba por igual a aristócratas y plebeyos. No era de extrañar.
© Paco Navarro
Los cortes de las prendas, su uso del color, la asombrosa capacidad que tenía para jugar con los materiales, las texturas… En torno a sus diseños había siempre un algo especial que causaba admiración, admiración por el talento de un hombre que concebía la moda como una de las bellas artes. Tanto es así que también hizo incursiones en las artes escénicas, realizando el vestuario para obras de teatro, cine, opera o danza y trabajando con grandes nombres de la escena como Jose Carlos Plaza, Emilio Sagi, Fernando Trueba o Bob Wilson.
Tras su fallecimiento, la moda española se quedó un tanto huérfana porque, sin duda alguna, perdió uno de sus referentes. Sin embargo, su legado ha logrado perpetuarse, no solo a través de su fundación, que cumple una excelente labor en el descubrimiento de nuevos talentos emergentes del diseño, sino también con la gran labor que está realizando Josep Font, quien tomó las riendas creativas de la firma para renovarla, transformarla e internacionalizarla, eso sí, sin perder de vista la esencia que definía a Jesús del Pozo.
© Javier Biosca
Ha sido y es uno de los diseñadores españoles más queridos y respetados de nuestro país. Su genio creativo impregnó cada una de sus colecciones, sin perder jamás las señas de identidad que lo hicieron grande. Ahora, Madrid y la moda española le rinden un merecido homenaje con la celebración de una gran exposición retrospectiva que nos va a permitir acercarnos a un creador que ponía arte y emoción en todo lo que hacía. Para saber un poco más sobre esta exposición y la personalidad artística de Jesús del Pozo, hemos hablado con una de las personas que mejor lo conocieron porque trabajó como directora de comunicación del diseñador, Esperanza García Claver, que es, además, la comisaria de esta memorable exhibición.
¿Por qué esta exposición y por qué ahora? Desde tu punto de vista ¿qué significa que se le dedique una exposición a Jesús del Pozo?
Jesús del Pozo es una de las principales figuras de la historia de la moda española y merecía una exposición de estas características. Gracias a la Dirección General de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, organizadores de la muestra, y a la colaboración de la Fundación Jesús del Pozo, se ha podido hacer realidad esta primera gran retrospectiva del creador.
Es una exposición dedicada al proceso creativo de su trabajo bajo sus tres premisas, volumen, texturas y color, así como a sus referencias culturales y su manera particular de conseguir piezas textiles cercanas al arte, más allá de las tendencias y los convencionalismos.
© Gorka Postigo
¿Con qué se va a encontrar el público que se acerque a ver esta exposición?
Con cincuenta piezas maravillosas de la trayectoria de Jesús del Pozo repartidas en un itinerario de seis espacios en la Sala Canal. El interesantísimo carácter industrial de la sala ha dialogado a la perfección con las piezas, cada una tiene valor por sí misma, tiene su propia alma como me gusta decir, y se entiende de manera independiente, pero formando parte del concepto expositivo.
Piezas que “no chillan” ni son estridentes para que pueda tener lugar la emoción, para Jesús este valor era fundamental en su obra, como decía “Mis prendas no gritan ni han gritado jamás”.
Trabajaste “codo con codo” con Jesús del Pozo, imagino que ello crea un vínculo muy especial; os llegasteis a conocer muy bien desde el punto de vista profesional. ¿Cómo definirías tú su genio creativo?
Sin lugar a dudas como el de un verdadero creador, un autor, que hacía lo que quería sin copiar o dejarse influir. Con una capacidad increíble para la experimentación y para la búsqueda de lo esencial, valores elementales y sin artificio que transmitía a su trabajo. Jesús se consideraba un diseñador de “quitar” más que de “poner”.
© Javier Biosca
¿Cuál crees tú que ha sido el legado que ha dejado Jesús del Pozo a la moda en general y a la moda española en particular?
Sin dudarlo ni un momento diría que en la moda hemos tenido la gran suerte que un creador como Jesús del Pozo, que en un principio quería dedicarse a otras facetas artísticas, hiciera de la moda su forma de expresión; y de su investigación y experimentación de tejidos, colores y estructuras su coherencia de vida.
Volumen, textura y color, tres conceptos muy unidos a la esencia artística del diseñador. ¿Hay alguno que, desde tu punto de vista, tenga mayor peso en su obra o eran concebidos por él como un todo?
Sin duda, estas tres premisas definen a sus piezas, a sus diseños, en un equilibrio perfecto. Como Jesús decía era necesario “la elección de un buen color, un buen tejido y un buen corte” de esta forma se conseguía la pieza más pura.
En la exposición de la Sala Canal encontraremos piezas muy interesantes con tejidos y colores inventados e ideados por Jesús en su interés por conseguir materializar la idea plástica que tenía en su cabeza.
© Gtresonline
¿Cuáles eran las fuentes en las que bebía Jesús del Pozo? ¿Qué le inspiraba?
En sus comienzos le gustaba muchísimo el movimiento artístico del Informalismo y sus representantes, como Antoni Tapies o Manuel Millares, por la investigación matérica y las texturas, el uso de técnicas inéditas y el conseguir un lenguaje propio tan expresivo. La cultura española y algunos de sus grandes protagonistas como Velázquez y Balenciaga; sus viajes a Egipto; la misma esencia de la cultura oriental; la danza, que tanto le gustaba…
Jesús siempre estaba con los ojos muy abiertos, era muy observador, un gran amante de la estética y de aquello que le hacía sentir emoción y también, que le divertía.
¿Cómo conjugaba Jesús del Pozo ese lado creativo con el lado más comercial de la moda? ¿Entendería el fenómeno de la moda low cost tal y como lo vivimos en este momento?
Lo cierto es que quizás yo no sea la persona más adecuada para responder esta pregunta, pero de una manera personal diría que Jesús del Pozo siempre me pareció muy coherente en su identidad en cualquier faceta de su vida o de su marca.
Más información:
Del 13 de septiembre al 23 de octubre
Sala de Exposiciones Canal de Isabel II
C/ Santa Engracia, 125
28003 Madrid
Cómo llegar:
-Metro: Ríos Rosas (Línea 1) - Alonso Cano (Línea 7)
-EMT: Autobuses 3, 37 y 149