Pensó que presentarse a las pruebas de Paddington: aventura en la selva era un imposible, con miles de personas aspirando, desde todo el mundo, al papel de Gina Cabot. De hecho, se saltó el deadline para entregar, en su agencia de representación, el self tape con el larguísimo monólogo en inglés que se pedía, y no le dio importancia hasta que dos de sus mejores amigos le abrieron los ojos ante semejante oportunidad. Entonces pidió prórroga, grabó, envío... y sucedió. Unas semanas después, estaba en Londres en pleno rodaje de la película, como la hija de Antonio Banderas y rodeada de otros grandísimos nombres de la interpretación.
A sus 23 años, Carla Tous, a quien hemos visto en 30 Monedas, o los fenómenos juveniles de A través del mar y A través de tu mirada, debuta fuera de España por la puerta grande, en la tercera entrega de uno de los éxitos de taquilla más destacados de los últimos años, que se estrena en los cines el 21 de febrero. No pierdan de vista a la actriz, que iba para bailarina, hasta que la interpretación se cruzó en su camino "de forma anecdótica", aunque en casa cinéfilos eran un rato, y su padre, Juan Carlos Tous, uno de los tres fundadores de la plataforma Filmin, le ponía películas a ella y sus dos hermanos mayores desde que eran niños.
'Ni lo soñaba'
—Antonio Banderas, Olivia Colman, Emily Mortimer, Julie Walters, Imelda Staunton, Jim Broadbent… ¡menudo estreno internacional!
—Sí, básicamente es como que todos los nombres son cada uno más grande que el otro.
—¿Te parece estar viviendo un sueño?
—Es difícil decir eso, porque nunca fue ni un sueño. Quiero decir que, para mí, estaba tan lejos de algo que pudiera llegar a pasar, que ni lo soñaba. Mi sueño era España, incluso, siempre digo que era ganar un Gaudí.
—¿Cómo llega la oportunidad? Porque creo que tuviste que hacer un casting al que se presentó muchísima gente.
—Sí, un montón. Yo había hecho bastantes audiciones internacionales en los últimos años, desde que estoy con mis representantes. Pero es un poco eso de que lo haces y piensas que es imposible, porque se presenta todo el mundo. Y llegó Paddington. Lo curioso es que yo, al principio, no iba a hacer la prueba; de hecho, me salté el deadline sin enviarla porque lo veía imposible, era un monólogo larguísimo en inglés, estaban buscando seguramente a una chica latinoamericana, y yo dije: "No, no quiero hacer la prueba".
—¿Qué te hizo cambiar de opinión, entonces, si parecía que lo tenías tan claro?
—Estaba delante de unos amigos cuando le dije a mi representante que no la hacía y, cuando colgué, dos de mis mejores amigos me dijeron que era una desagradecida, que nunca se sabe lo que puede pasar, que era mi trabajo y tenía que hacerlo. Así que volví a llamar, le pedí tres días, mandé un self tape y a la semana ya estaba haciendo un Zoom con los productores, y a la siguiente en Londres. Fue así, literal, las típicas historias de esto no pasa, pues sí, sí que pasa.
'Siempre he sido terrenal'
—Eres muy joven, tienes 23 años, te llega una oportunidad tan importante como esta. ¿No corres un poco el riesgo de que se te vaya la cabeza, en el sentido de que necesitas a alguien que te ancle al suelo?
—Claro, sí. Para mí, la suerte siempre será tener a mis amigos, mi familia y mi equipo. Estoy superagradecida por toda la gente que me rodeaba. Cuando terminaba de rodar, necesitaba llamar a mis amigos y hablar en español, que me contaran las cosas cotidianas, porque era tan surrealista lo que estaba viviendo… Aunque te diré que siempre he sido muy terrenal, muy de mi casa, de mi gente, de mi cultura. En ningún momento me sentí fuera de lugar. Era como, "bueno, sé que es un período de tres meses, y luego vuelvo". Y me fue fácil estar en esa calma.
"En casa hemos crecido con el cine. Mi padre (uno de los fundadores de 'Filmin') me ha puesto películas desde que tengo uso de razón, pero, curiosamente, es él quien no quería que fuera actriz"
—¿Algún consejo de este plantel de actores de lujo, del que hemos hablado, que hayas guardado como un tesoro?
—No hay tanto una frase o algo que me hayan dicho en concreto. Por ejemplo, hablando de Antonio Banderas, verlo simplemente trabajar, ver lo humilde y generoso que es con todo el mundo, por mucho éxito que tenga, fue muy revelador para mí. Es el ejemplo de que hay que tener esos modales, ser esa buena persona y tener esa generosidad y carisma que él tiene. Simplemente verlo en el set ya era un consejo constante, no necesité escuchar nada de él, aunque también tuvimos conversaciones largas y muy interesantes.
—¿Y cómo ha sido como padre en la ficción?
—Superbién, superdivertido, muy ameno y, para mí, un placer poder hablar en español con alguien porque, al final, es muy cansado tener el chip en otro idioma todo el rato. Muy, muy, muy guay. Además, mi padre real es superfan de Antonio. Entonces, era también como un círculo cerrado y estaba encantado cuando venía a verme y estaba ahí Antonio.
—Menudo 'padrino' internacional de lujo.
—Lo es. Para mí ha sido como un padrino excepcional. Sí, de las mayores experiencias de mi vida. Increíble. También, él tiene todo el tema de los musicales y yo soy superfan, me he formado en teatro musical y eso era algo que nos unía mucho. Podríamos estar hablando horas sobre referencias musicales, escuchando canciones y fuimos a ver musicales en Londres.
—¿La actuación era tu pasión de niña, o era más bien la danza?
—Era la danza. La interpretación salió un poco anecdóticamente. Empecé a bailar desde muy pequeña y, por el baile, encontré el teatro musical y, claro, había una disciplina que era interpretación y comencé. Me gustaba y el feedback de los profesores era bueno: un día, muy aburrida en casa, reconocí a una chica en una película y pensé: "¿Cómo ha hecho para estar ahí?". Busqué por Internet, puse su nombre, encontré su agencia de representación y, cuando cliqué en la web, ponía: "Para entrar, puedes inscribirte en este 'casting'”. Yo no tenía ni idea de lo que era Kuranda, ni de quién había dentro, no sabía nada de la industria. Comencé un proceso de pruebas durante un año y entré. Y, a partir de ahí, comencé, pero hasta ese momento yo pensaba que iba a ser bailarina.
—¿Tuviste que decidir o seguiste en ambos mundos?
—En la danza, hay un momento en que hay que decidir, sobre todo con la edad. Te planteas: o la universidad o dejas el bachillerato y te dedicas a ella tiempo completo, porque, de lo contrario, no llegas físicamente. Y ahí fue cuando dije: "Quiero seguir con mi bachillerato e ir a la universidad y hacer mi carrera, y es mucho más fácil combinar eso con la interpretación".
—¿Sigues estudiando, entonces?
—Sí, yo ahora estoy graduándome en una carrera que se llama Dirección de Empresas Internacionales. La comencé de manera presencial, pero, con todo el tema de trabajo, la estoy terminando online. Si todo va bien, en julio ya soy graduada.
—Parece que estás aunando las pasiones de tu padre, que es uno de los fundadores de Filmin.
—Hago un poco de todo (ríe). Tanto mi padre como mi madre son empresarios. En casa hemos crecido con el cine. Mi padre me ha puesto películas desde que tengo uso de razón, pero, curiosamente, en la familia es él quien no quería que fuera actriz, porque conoce bien la industria y sabe lo inestable que es. Obviamente, como padre, no quieres eso para tu hija. Así que él es el que ahora dice "¡Ay, qué bonito es esto!" (ríe), pero durante el proceso no le encantaba e insistió mucho en que estudiara y siguiera mi carrera.
—¿Hay alguna peli tuya en Filmin?
—No. De hecho, creo que es de las pocas plataformas donde no tengo nada (ríe). Algún día pasará.
—Hemos hablado de tus pasiones profesionales, pero ¿cuáles son digamos las mundanas, los hobbies?
—Un dato curioso es que estoy estudiando también para ser instructora de pilates. Me encanta el deporte y sobre todo esta disciplina. Sigo bailando como hobby, me encanta cocinar, estar en casa con mis amigos; soy mucho de tiempo de calidad con mi gente, mi familia, amigos… Y ver películas, claro. Esa sería un poco mi rutina.
—Como mujer y actriz joven de 2025, ¿qué inquietudes tienes?
—Estar al día de lo que pasa, intentar hacer un impacto con los proyectos que haga… Ahora mismo, estoy también en un momento de empaparme de mucha cultura, yendo lo máximo al teatro, a cine, leer, a shows de moda… Es decir, intentando conocer para desarrollar un juicio.
—La moda ¿te gusta, te interesa?
—Sí, me interesa mucho, de hecho. Me gusta y me inspira. Me fijo también en el vestuario de las películas, o sea, es una vertiente que me interesa. Si me preguntas cómo es mi estilo… mi respuesta siempre es que llevo el armario de mi madre. Me encanta robarle todo. Cada vez que voy a Barcelona, abro su armario y me llevo cosas, piezas vintage de verdad, que tienen historia. Y me encanta.
—¿Dónde te visualizas en un futuro no muy lejano? Vamos a decir, de aquí a cinco años.
—No tengo ni idea, porque como nuestra vida cambia tanto de un día para otro… No tenía ni idea de que me iba a ir a Inglaterra, una semana antes… Me encantaría, obviamente, trabajar fuera, que Paddington no fuera el último proyecto. Y me encantaría también trabajar en España, porque los proyectos que hay aquí también me motivan y hay mucho talento. Lo ideal sería un híbrido.
"Estoy estudiando Dirección de Empresas Internacionales y, si todo va bien, en julio seré una graduada. Y un dato curioso es que también estudio para ser instructora de pilates"
—Si te llegara la oportunidad, por ejemplo, de abrirte paso en Estados Unidos, ¿te irías?
—Sí, de hecho, es algo que me ha venido rondando por la cabeza este último mes, como de ir a probar, a conocer la industria, a ver qué tal. Queda como muy lejos, pero está cerca. Además, como ya tengo representación en Inglaterra, es un puente fácil.
—¿Hay alguien, en particular, con quien te haría ilusión trabajar?
—No hay nadie en concreto, porque hay mucho talento ya establecido, pero también hay muchísimo talento emergente. Simplemente, hago el llamamiento de que me encantaría trabajar con una directora.
—¿Y has tenido o tienes algún referente en la profesión?
—Cuando surgió todo lo de Paddington, sí busqué referentes españoles que habían trabajado fuera. Obviamente sabía quién es Penélope Cruz, pero me surgió el interés de ver cómo ha llevado la carrera una vez que trabajó fuera. Pero yo siempre digo que la inspiración no la encuentro mirando hacia arriba, sino en horizontal. Viendo a mis amigos en una clase de interpretación, me inspiro tanto que no necesito mirar a alguien que haya ganado premios. Me ayuda y me sirve de referente ver qué decisiones han tomado algunas personas en sus carreras, pero para inspirarme, la gente que me rodea, que es supertalentosa, ya es más que suficiente.