Alessandro Michele ha hecho su debut oficial en la Alta Costura como director creativo de Valentino. Vertigineux es la propuesta filosófica del diseñador para esta entrega, con la que aseguró la prevalencia de esa estética distintiva que revitalizó a Gucci en 2015, rescatando elementos de los archivos de Valentino Garavani que, en realidad, parecen parte del universo creado por Michele.
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El espectáculo, porque no se le puede llamar de otra forma, tuvo lugar en el neoclásico Palais Brongniart, el edificio que fue la sede de la Bolsa de París. Radicalmente contrario a su exterior, los salones estaban invadidos por la oscuridad hasta que, solo momentos antes de iniciar, se encendió una pantalla que mostraba un código web en intenso color rojo. Este se transformaría en palabras aleatorias (o no tanto), desde Orlando hasta escultura o catarsis. Tal vez no estamos ante el caos sino a un orden privado, íntimo, que está a punto de sernos desvelado.
Michele acaba de publicar el libro The Philosophy of Fashion, y entre sus últimas obsesiones está la semiótica. En su manifiesto para la colección, hace referencia a lo que Umberto Eco denominaba “el vértigo de la lista”. El romano se enfrenta a este: “Cuarenta y ocho vestidos: cuarenta y ocho listas. (...). Cada vestido no es solo un objeto, es más bien el nudo de una red de significados: una cartografía viva que conserva rastros de recuerdos visuales y simbólicos”.