Puede que lo imagines por su nombre. El opposite style define a una nueva tendencia que juega con la contraposición de prendas dentro de un look, combinando siluetas, texturas, colores o estilos que, a primera vista, parecen incompatibles, pero que logran un equilibrio único cuando se mezclan. Una manera de apostar por la creatividad que, según las pasarelas, funciona con las reglas que te contamos a continuación.
Sastrería con guiños románticos
Hay un combo que nunca falla para seguir esta tendencia: americanas XL con vestidos femeninos tipo lenceros, un equilibrio perfecto entre lo sobrio y lo romántico. Esta mezcla desafía las normas tradicionales de vestimenta al fusionar piezas que, por separado, pertenecen a mundos opuestos, pues ya sabemos que la blazer aporta poder y autoridad, mientras que el vestido evoca fragilidad y elegancia.
Ultra femenino (y masculino)
Aunque no es novedad, las tendencias masculinas y las femeninas cada vez se acercan más. Por eso, el opposite style apuesta por juntar algunas de las piezas que más denotan cada género en un mismo look. Por ejemplo, una chaqueta de tweed (uno de los tejidos más asociados con las mujeres) con un pantalón cargo de estampado militar.
Casual, pero festiva
Las faldas de lentejuelas, típicas de la noche y cargadas de brillo, se reinventan al mezclarse con tops estampados de aire desenfadado, como camisetas gráficas, tops de animal print o blusas florales, aportando un toque más casual. Para equilibrar el look, se suman prendas exteriores clásicas, como abrigos de paño a o gabardinas estructuradas, que añaden sobriedad y neutralizan el exceso de glamour.
Tallas contrarias
El opposite style también destaca por mezclar prendas relajadas con accesorios inesperados. Los polos XL, de corte masculino y apariencia desenfadada, se transforman cuando se combinan con piezas ajustadas, como llevándolos sobre medias que simulan ser una segunda piel, pantalones pitillo, o minifaldas.
Juego de alturas
Marcas como Lacoste lo han dejado claro: los polos y los dad jumpers (esos con cremallera en el cuello), de estética relajada y aire masculino, se llevan con faldas midi o sobre vestidos. Para completar el conjunto, los zapatos tipo Mary Janes, con su toque retro y femenino, añaden un contraste inesperado que eleva el look, creando una armonía visual que, contra todo pronóstico, logra el éxito.
Colores imposibles
Según esta corriente de estilo, también podemos crear combinaciones que rompen con las normas cromáticas tradicionales. Desde marrón con gris y verde, pasando por amarillos con rosas y naranjas, hasta cualquier otro mix que nunca antes habríamos imaginado llevar. Una norma que ya lleva un par de años adelantada en el street style, pero que parece pisar con más fuerza a partir de ahora.
Sin casillas
Este cruce de estilos opuestos busca que juntemos las tendencias de moda más potentes. Para que quede más claro: estéticas como la nerd (con sus gafas grandes, jerséis de rombos o chalecos) ahora sientan bien con otros estilos, como el college (medias cortas, mocasines, minifaldas de tablas o capas). Ya no hay que tener miedo a probar con varias en un mismo atuendo.
Contraste de tejidos
Uno de los fundamentos que definen a esta tendencia es su apuesta por los contrastes de tejidos de diferentes temporadas. Prendas de texturas suaves y ligeras como la seda, ahora se conjuntan también con materiales más cálidos, como la lana, y otros más rígidos y estructurados, como el cuero o el denim.
Moda sin estacionalidad
La moda sin estacionalidad está a la orden del día. Hace tiempo que el frío y el calor parecieron dejar de importar a las firmas de moda, ya que prendas propias de invierno se llevan de maravilla con aquellas típicas de verano: jerséis de lana gruesa, plumíferos, o abrigos de piel conviven con shorts, tops de tirantes o sandalias.
Superposiciones inesperadas
La moda sin estacionalidad no solo habla de siluetas, sino también de telas, como hemos dicho anteriormente. Por ejemplo, el popelín, asociado tradicionalmente a prendas ligeras y veraniegas, se adapta al invierno en camisas o vestidos, a juego con abrigos de lana y botas altas.
Desajustes formales
Lo hemos visto de manera masiva este año con la entrada en escena de los pantalones de chándal Adidas en atuendos que van mucho más allá del ámbito deportivo, y ahora esta apuesta lo confirma. Prendas elegantes o de sastrería aparecen con elementos casuales e incluso desenfadados, como zapatillas, mallas de ejercicio o camisetas gráficas.
El opposite style, en auge
Repasadas todas estas claves, queda claro que todo se trata de jugar con contrastes como la mezcla de lo casual con lo formal, prendas de verano con tejidos de invierno, o la combinación de colores que normalmente no se relacionan. Se trata de experimentar y dar rienda suelta a la creatividad sin restricciones para lograr una estética única.