"No he podido parar para asimilar lo que está sucediendo. Yo creo que mi cuerpo todavía no lo ha procesado del todo", nos dice Rocío Suárez de Puga. La actriz vallisoletana, de 25 años, ha pasado de ser una desconocida para el gran público, a asomarse diariamente a las casas de los espectadores a través de las vivencias de Adriana, su papel en Valle Salvaje. Su vida ha dado un giro radical en muy poco tiempo, sobre todo "en la maravillosa gente que he conocido del equipo, que son como familia. He corroborado que en esta profesión el elenco es importantísimo. Y también a ser muy disciplinado en el trabajo. Y es que el ritmo es tan duro, que la pasión siempre tiene que estar ahí ferviente", asegura la protagonista de la serie de Bambú Producciones, esa factoría de ideas y éxitos de la que Ramón Campos es cofundador y CEO, que suma cada vez más tantos en la franja diaria de tarde.
Detrás del éxito, por ejemplo, de La Promesa, está la mente creativa de Josep Cister Rubio, que también es el "padre" de Valle Salvaje y, además, productor ejecutivo de la misma junto a Campos. La ficción, ambientada en el siglo XVIII durante el reinado de Carlos III, ya ha celebrado 50 capítulos en antena, con un sistema de emisión pionero: cada episodio de La 1 puede verse en Netflix al día siguiente.
Debutar como protagonista en una diaria es un máster, porque el ritmo de trabajo puede ser abrumador, sobre todo al principio: "Me he adaptado como he podido. También te digo que una misma se sorprende de la capacidad adaptativa que tiene el cuerpo. Es totalmente distinto cómo afrontaba los primeros días de rodaje, a cómo los afronto ahora. El umbral del cansancio se pasa, la memoria se ejercita y las emociones también se entrenan", continúa Rocío, que cada día necesita una hora y media entre maquillaje, peluquería y vestuario, para transformarse en Adriana.
"Evidentemente, no esperaba que de repente me dieran el papel, pero yo fui a las pruebas con una tranquilidad con la que no he ido a ningún casting. Había como una serenidad en mí, no sé el porqué, estaba muy cómoda haciendo las separatas. Y nunca me había pasado, pero tuve un sueño premonitorio. Estaba en mi habitación de la casa de Valladolid y soñé que me decían: 'Tu habitación es la de Adriana" —ríe—. Es, "por supuesto, una oportunidad enorme, un máster de cámara y un entrenamiento constante. Y no me canso de decirlo, pero el equipo hace muchísimo".
Y aunque en la ficción Adriana sufre las "maldades" de su tía Victoria, en la vida real, Rocío y la actriz gallega Sabela Arán, que le da vida, se llevan a las mil maravillas. "Es tan buena… He aprendido tanto de ella. Yo creo que es la mejor compañera que podría tocarme en un papel así. Es muy bonita esa química que tenemos. Le debo mucho de mi trabajo en esta serie, porque es un referente y un modelo a seguir". "Nuestra relación es maravillosa", corrobora Sabela. "Es que Rocío es un encanto. Yo, a ver, riquiña también soy, no soy un ogro —ríe—. Y nos entendemos muy bien y eso, a la hora de trabajar, es super agradecido, porque un actor bebe de lo que le da el que tiene delante, no solo de lo que hace uno mismo. Y eso con Rocío es facilísimo", nos comenta la actriz, con una larga trayectoria en cine y televisión.
"Hasta ahora siempre fui la joven. Pero claro, vienen otras generaciones por detrás que pisan fuerte. Estoy alucinada con los compañeros que tengo, y no lo digo por peloteo, lo digo completamente en serio. Es gente profesional, aparte de que parecen ya experimentadísimos, son muy comprometidos, le ponen muchísimas ganas, muchísimo respeto también al trabajo de la profesión. Y es que esto, si no es así, no se puede hacer, no se consigue nada", nos comenta la intérprete, que volverá a su tierra, Santiago de Compostela, para pasar la Navidad. "Para mí, el mejor regalo del 2024 es esta serie. Mi cumpleaños es el 25 de diciembre, además. Son las mejores Navidades que podía esperar. Me apasionan y estoy deseando ir y juntarnos toda la familia".
También volverá a su tierra, Asturias, en estas fechas tan especiales, Marco Pernas. Él es el protagonista masculino de Valle Salvaje, el hijo pródigo que regresa a casa del frente y el amor imposible de Adriana. Para el actor es su primer papel principal, después de muchos años luchando por abrirse paso en la interpretación:
"Cuando me dijeron que me habían cogido, fue un shock. Llamé a mis padres y fue la primera vez que he visto a mi padre llorando, porque sabe todo lo que he luchado para llegar hasta aquí. Me vine, hace doce años, a Madrid a estudiar, sin tener un duro, como se dice coloquialmente. A los 32 años, que venga un papel protagonista, pues es un mensaje para todos los demás chavales y chavalas, para que no se rindan, porque puede llegar cuando menos te lo esperas", nos dice Marco, que es además mago y tiene, junto a un socio, la productora La Chistera.
"Empecé en la magia porque estaba necesitado de dinero y veía que mi socio lo ganaba. Por eso digo que, más que yo a ella, la magia me encontró a mí, porque de repente me empecé a enamorar de ella. Y sí, a día de hoy, hacemos espectáculos, hago mentalismo, cartomagia, numismagia…". Encantado de sus compañeros de equipo en Valle Salvaje, de Rocío asegura: "Es mi amor en la pantalla y mi amor fuera de la pantalla, en cuanto a amistad se refiere. Nos tenemos mucho cariño los dos. Además, la relación con ella es muy fácil. Y da incluso miedo, porque cuando ves que hay tanta química con tu partner, dices: 'A ver si vamos a estar demasiado en la zona de confort' . "Marco es un compañero maravilloso", dice ella, "y su trabajo es muy bonito, porque propone a un Rafael que sí, es un hombre del siglo XVIII, pero le da una sensibilidad… Yo creo que Rafael sería un referente de las nuevas masculinidades. Y también me invita a que yo conecte con él, es decir, no puedo no hacerlo".