Si pensamos en un regalo perfecto para Navidad, las joyas y los relojes encabezan la lista de deseos: la nuestra propia y también la de familiares y amigos. Comprar una pieza que una los dos conceptos, funcionalidad y estética, siempre es una excelente inversión, ya que además de poder consultar la hora es el complemento ideal para elevar cualquier estilismo, tan válido como un buen par de zapatos o un bolso.
Los relojes de pulsera son unas piezas imperecederas que transcienden al paso del tiempo y cuya supervivencia va más allá de tendencias efímeras que mueren después de una temporada de éxito, como pasa en otros escenarios de la moda. Y es que un buen reloj es una inversión para toda la vida, de esas que disfrutar durante años y que también se puede regalar a los nuestros en un futuro. Además, un reloj en la muñeca dice de una persona mucho más de lo que pensamos: desde cómo es su estilo, pasando por su personalidad hasta sus gustos y carácter.
La firma que transformó la historia de la relojería
Hecha para ser llevada durante años y pasar de generación en generación, hay una firma de relojes que lleva un siglo vistiendo las muñecas femeninas más elegantes. Se trata de Bulova, la firma de relojes creada en Nueva York en 1875 y que en 1924 ideó su primera colección de relojes para mujer. La historia detrás de esta manufactura relojera no puede ser más fascinante.
En 1875, mientras Estados Unidos se preparaba para entrar en su edad de oro en cuanto a industria y progreso, un líder visionario, Joseph Bulova, determinaría una serie de elementos clave en la historia de la relojería y transformaría la forma en que el mundo percibía el tiempo. Impulsado por la filosofía de la época que invitaba a correr riesgos, Joseph Bulova presentó una novedad tras otra. Por último, la apertura de una pequeña tienda en Manhattan marcaría el comienzo de su vida dedicada a la investigación: crear relojes de excelente calidad para un consumidor dinámico y en constante evolución.
De Nueva York a la luna
Bulova es la marca de relojes que surgió en Nueva York, que llegó a la Luna y bajó a las profundidades del océano. Y, mientras tanto, tuvo tiempo de alternar con Frank Sinatra y salir en películas en la muñeca de míticos actores. Joseph Bulova no podía ni imaginarse cuando emigró de su Bohemia natal, en la actual República Checa, hasta dónde llegarían las creaciones de la firma que fundó en aquella Nueva York vibrante de finales del siglo XIX que se preparaba para ser la capital del mundo.
Tras trabajar en la mítica Tiffany & Co, Bulova abrió su propia tienda relojera en el corazón del distrito financiero de Manhattan en 1875. Y desde allí construyó su imperio. En 1912 creó su primera planta dedicada a la fabricación de relojes en masa estandarizada en Biel (Suiza). En 1919 lanza una primera colección de relojes para hombre y en 1924 para mujer.
Con una fuerte búsqueda de la perfección, la eficiencia y la precisión, Joseph Bulova construyó su marca. Las innovaciones de la compañía Bulova han incluido todo, desde ser pionera en la producción estandarizada de relojes, hasta el desarrollo del primer reloj completamente electrónico basado en su propia tecnología de diapasón que actualmente lo convierte en el reloj más preciso del mundo. Pero nuestros avances fueron más allá del simple mundo del cronometraje. Durante el primer viaje a la Luna, también se colocó un cronómetro Bulova en el Mar de la Tranquilidad.
Bulova a día de hoy sigue siendo una firma emblemática a la vanguardia de la industria relojera. Y como marca intrínseca al espíritu de Nueva York, mantiene sus oficinas en la planta 29 del Empire State Building. Entre nuestras colecciones favoritas de mujer destaca Marine Star Lady, perfecta para regalar en Navidad o en alguna otra ocasión especial, como un cumpleaños o un aniversario. La línea Marine Star Lady dispone de movimientos automático y de cuarzo, esferas de nácar, algunas en un delicado azul bebé, y detalles de diamantes.
Unos modelos perfectos para marcar los mejores momentos de nuestra vida gracias a su combinación de artesanía excepcional, innovación técnica y estilo atemporal.