Al caer la noche sobre el lago del Oeste, situado en el centro de Hangzhou, Chanel desveló su colección Métiers d’art 2024/25, un recorrido estético que nos transportó desde Francia hasta China. Si bien Gabrielle Chanel jamás visitó el país asiático, estaba maravillada por su cultura. Entre sus posesiones más preciadas, se encontraban sus biombos de Coromandel, unos paneles de madera cubiertos con laca negra que presentan representaciones de paisajes o escenas la vida cotidiana. “Me desmayaba de felicidad cuando entraba a un anticuario chino y veía un Coromandel”, dijo una vez.
Para ella, los biombos fueron ventanas a otro mundo e inspiraron sus diseños en las décadas de los 50 y 60. Su preferido, elaborado en el siglo XIX, adornaba una zona de su oficina privada en la Rue Cambon de París, y retrataba, precisamente, la belleza del Lago del Oeste, donde más de medio siglo después Chanel ha querido mostrar sus creaciones. Para este evento, el director Wim Wenders realizó una película protagonizada por Tilda Swinton, Leah Dou y Xin Zhilei, todas embajadoras de la casa.
Históricamente, Hangzhou ha sido una localidad clave para la fabricación y el comercio de la seda, pero a día de hoy también se le conoce como una de las capitales tecnológicas no solo de China, sino del mundo. En sus calles, tradición y modernidad se unen para dar con la simbiosis perfecta que Chanel ha dominado en la moda desde su fundación, en 1910.