El filme Desayuno con diamantes, tras 61 años de su estreno en España (12 de noviembre de 1963), sigue siendo uno de los referentes cinematográficos más emblemáticos en cuanto a estilo y moda. La película, protagonizada por Audrey Hepburn como Holly Golightly, no solo cautivó a la audiencia con su trama y personajes, sino que también consolidó a la actriz como un icono de elegancia.
Por ejemplo, la icónica escena inicial, en la que Holly desayuna un croissant frente a Tiffany & Co. en la Quinta Avenida, vestida con su inconfundible vestido negro, gafas de sol y un recogido impecable, es una de las imágenes más citadas en la historia del cine. Este look, diseñado por Hubert de Givenchy, se ha vuelto tan emblemático que ha trascendido la película, inspirando desde la moda hasta el merchandising, pero la cinta ofrece mucho más en términos de estilismo que también merecen ser recordados, como comprobarás en esta galería fotográfica.
El vestido negro diseñado por Givenchy
Ha alcanzado el estatus de leyenda. No solo porque Audrey lo llevara con una gracia innata, sino porque se convirtió en la base sobre la cual se cimentó una amistad profesional entre la actriz belga y el diseñador. En la película, Holly Golightly es una mujer deslumbrante, con una mezcla de picardía y sofisticación que la hace irresistible. Ese primer vistazo a la protagonista, desayunando en la madrugada neoyorquina, es el comienzo perfecto para una película donde el estilo no solo acompaña la trama, sino que la define. La trama, con su delicada puesta en escena y la brillantez del vestuario, anticipa lo que sería una de las películas más citadas en cuanto a moda y cine.
El vestuario de Holly Golightly
Aunque el vestido negro de Givenchy es el más recordado, Desayuno con diamantes nos ofrece una variedad de looks que continúan siendo inspiración hoy en día. Desde las gafas de sol de Oliver Goldsmith hasta los guantes de satén y las perlas falsas, cada detalle del vestuario de Holly Golightly fue cuidadosamente pensado para resaltar la personalidad libre y sofisticada del personaje. Incluso el peinado, realizado por Grazia de Rossi, jugó un papel crucial en la creación de la imagen icónica de Audrey. Aunque Truman Capote, autor de la novela, no veía a Audrey como la elección ideal para interpretar a Holly, la actriz quedó tan asociada al personaje que, para muchos, ella es Holly Golightly. Así, más allá de las palabras, su estilo sigue perdurando y sigue siendo un referente de elegancia y feminidad.
El rosa fucsia perfecto para cenar
El color juega un papel fundamental en la película, especialmente en la escena de la cena con José da Silva Pereira, donde Holly se viste con un impresionante look en rosa fucsia. A diferencia de los tonos neutros que predominan en su vestuario a lo largo de la película, este vibrante tono, que evoca el capote de los toreros, simboliza un cambio en su actitud y en la dinámica de la escena, destacando su lado más audaz y seductor. El vestido tipo cóctel, con cuello cuadrado y corte a la rodilla, se convierte en el centro de atención, adornado con apliques que brillan a la luz. La cintura ceñida por un lazo delicado y el abrigo tres cuartos sin cuello, también en rosa, refuerzan la elegancia de Holly, mientras que el broche-corona y el clutch plateado añaden un toque de glamur infantil. Este conjunto captura a la perfección la mezcla de sofisticación y una cierta ingenuidad que define al personaje, reflejando las múltiples facetas de su carácter.
El look para salir a Club 21
Holly, en su visita al exclusivo Club 21 –un antiguo bar clandestino convertido en un punto de encuentro de la alta sociedad neoyorquina– deslumbra con un look sofisticado que captura el estilo de la época. Para esta ocasión, elige un vestido negro de cuello redondo con un elegante broche bajo el pecho y detalles de plumas en el bajo, una pieza clásica que resalta su innata elegancia. Completa el atuendo con sus icónicas gafas, pendientes de brillantes, guantes negros, y un bolso de boquilla, junto con un tocado que marcaría tendencia en la moda de aquellos años. Este accesorio, conocido como Jackie o pillbox (nombrado en honor a Jackie Kennedy y su forma de pastillero), destaca por un distintivo detalle: las plumas de antena de gallo en negro natural, con un sutil brillo verde que aporta un toque único y refinado al conjunto.
La icónica gabardina beige
En una de las escenas más recordadas de la película, Holly Golightly y Paul Varjak (el actor George Peppard) regresan a su apartamento tras una copa en un cabaret, aún con sus gabardinas puestas. Mientras Holly, sentada sobre la encimera de la cocina, intenta alcanzar una botella vacía en lo alto de los armarios, la gabardina beige que lleva se convierte en el centro de atención, añadiendo un toque de elegancia desenfadada al momento. Este trench, que se convierte en pieza clave de la última secuencia de la película, se combina con un sencillo polo de piqué negro, una falda de tubo de tweed y unos tacones de salón a juego. Al igual que otras gabardinas cinematográficas icónicas, como la de Humphrey Bogart en Casablanca o la de Meryl Streep en Kramer contra Kramer, la de Holly se ha ganado un lugar en el panteón de la moda del cine, siendo un símbolo de sofisticación y estilo atemporal.
El guateque en casa de Holly
Cuando Paul se muda al edificio, Holly organiza un guateque en su apartamento, reuniendo a jóvenes empresarios, artistas y bohemios. A pesar de su entorno, nunca pierde su espontaneidad, como demuestra en una escena eliminada, donde improvisa un vestido con una sábana tras no estar lista para recibir a sus invitados. Este acto refleja su carácter libre y su capacidad para hacer de cualquier momento algo memorable. Además, logra mantener su estilo y encanto, convirtiendo un momento casual en una muestra de su originalidad y elegancia natural.
Cantando Moon River con la toalla en la cabeza
Holly aparece sentada en la escalera de incendios, con su guitarra en mano y una toalla anudada en la cabeza, entonando Moon River. Con una voz suave y melancólica, da vida a esta canción de Henry Mancini, que parece el eco de sus propios sueños y vulnerabilidades. Su atuendo informal, con una sudadera gris y unos pantalones capri, revela una faceta distinta a la elegante socialité de la Quinta Avenida. Esta es Holly en su versión más sincera, una mujer que se permite un momento de introspección lejos del bullicio de la ciudad y de las máscaras que suele llevar. La escena, ahora legendaria, estuvo en riesgo de ser eliminada en posproducción, pero Audrey defendió su permanencia con firmeza. Hoy, Moon River es inseparable de su personaje y de este instante de paz en medio de la complejidad emocional del personaje, un reflejo de su alma vagabunda y del anhelo de un hogar.
En albornoz, pero muy coqueta
En la intimidad de su hogar, Holly Golightly conserva el mismo aire coqueto y sofisticado que lleva por las calles de Nueva York. En esta ocasión, cambia sus emblemáticos vestidos de noche y joyas por un albornoz blanco, suave y elegante, que parece reflejar un momento de relajación sin perder el estilo. Su cabello, recogido con pulcritud, y las pestañas cuidadosamente rizadas destacan bajo la luz tenue de su apartamento, revelando a una Holly que, aun en bata, no deja de ser chic. Los borlones en la capucha del albornoz añaden un toque juguetón y refinado, un detalle perfectamente en sintonía con su esencia de mujer sofisticada y encantadoramente excéntrica.
La cita no-cita más cómplice del cine
En una de las escenas más memorables y desenfadadas de Desayuno con Diamantes, Holly y su vecino Paul recorren juntos Nueva York en una especie de cita improvisada llena de complicidad. Aunque no es una cita romántica convencional, la química entre ambos es innegable. Ella luce un llamativo abrigo de Givenchy en un vibrante naranja bermellón, con mangas abullonadas y cuello chimenea, que destaca su energía y personalidad. Los accesorios –sus gafas, un sombrero de pelo, tacones kitten y un bolso negro con asas de cadena– son la definición del estilo inconfundible de Audrey Hepburn, quien convirtió este look en un emblema de sofisticación y audacia que trascendió la pantalla.
Los accesorios lo son todo para Audrey
Para Audrey Hepburn, los accesorios eran mucho más que simples complementos; eran una extensión de su identidad y estilo, especialmente en su icónico papel de Holly Golightly en Desayuno con diamantes. Con cada guante largo, collar de perlas, gafas de sol oscuras y tocado, la actriz belga transformaba dichos objetos en símbolos de elegancia atemporal. Su habilidad para dotar de personalidad a cada accesorio era tal que incluso una toalla en la cabeza se convertía en una declaración de estilo, y piezas como los guantes negros largos o las gafas grandes y oscuras se volvieron inseparables de su imagen. Hacía que cada detalle hablara por ella, y al recordar cualquiera de estos accesorios, su rostro y su elegancia única vienen inevitablemente a la mente.
Con su mítico jersey de cuello cisne
En su cita improvisada con Paul en la biblioteca, Holly luce un jersey negro de cuello cisne que se ha convertido en sinónimo de elegancia y sofisticación, como ella misma. Esta prenda, ligera y perfectamente ajustada, destaca por su sencillez, algo que Audrey Hepburn también valoraba y usaba en su vida diaria. Para completar el conjunto, añade una chaqueta estilo Chanel en tono beige, que le da un toque aún más chic y equilibrado. Incluso en el interior de la biblioteca, mantiene sus gafas de sol oscuras, un accesorio icónico que define su estilo distintivo y aporta una dosis extra de misterio y encanto a su personaje.
Buscando a Audrey: el estreno de su musical en Madrid
La mítica protagonista de Desayuno con diamantes está más de moda que nunca, pues, en febrero de 2025, Madrid se convertirá en el escenario del estreno mundial de Buscando a Audrey, un musical que rinde homenaje a la icónica Audrey Hepburn. Concebido por Sean Hepburn Ferrer, hijo de Audrey, en colaboración con el guionista José Ignacio Salmerón y el aclamado compositor Fernando Velázquez, esta producción promete capturar la esencia de la actriz, su carisma, y su inconfundible elegancia. Con un guion emotivo y cautivador, canciones originales que evocan la magia de Broadway, y una canción inédita del legendario Henry Mancini –creador de la inolvidable Moon River– el musical invita a los espectadores a descubrir el legado artístico y humanitario de la actriz. Buscando a Audrey está pensado para encantar tanto a los seguidores de siempre como a una nueva generación, y pone en valor la vigencia de su figura, su estilo y su profunda dedicación a causas humanitarias. Esta gran producción promete ser uno de los mayores eventos teatrales del año, y reafirma a Madrid como la capital mundial de los musicales en español.