Hay algo atrayente en los kilts. Conocidos por sus orígenes como las faldas más típicas de Escocia, esta prenda de cuadros y tablas llama la atención por donde pasa. Sin embargo, esta temporada de Otoño/Invierno 2024-2025 su poderío se extiende incluso más coronándola como una de las piezas estrella de, por el momento, los armarios más aplaudidos de las calles, para trasladarse después a los nuestros. Es un hecho: si en pasarelas y calles ha aparecido de manera reiterada (y no solo en las Tierras Altas), su presencia también promete conquistar nuestro vestuario pronto.
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Los kilts nacieron en el siglo XVI
Decir que las Highlands tienen encanto es una evidencia difícil de negar, pero que su indumentaria también presume de ese atractivo es un fenómeno que, desde ahora, nadie podrá negar. Pero los kilts no siempre lo han tenido fácil: su aparición se remonta al siglo XVI, cuando, por entonces, los hombres usaban una prenda llamada féileadh mòr o great kilt, una especie de manta de lana que se envolvía alrededor del cuerpo y que podía ser usada como capa para abrigarse (hay quién dice que también se empleaba para proteger a los pantalones de la lluvia). Con el tiempo, evolucionó al féileadh beag (o small kilt), que es una versión más corta y más cercana al diseño moderno que cubría solo la parte inferior del cuerpo y se ceñía a la cintura. Después, a finales del siglo XVIII, tras la Rebelión jacobita, el uso del kilt fue prohibido por el gobierno británico como una medida para suprimir la cultura de las Highlands. Pero -y afortunadamente ahora para nosotros-, la prohibición fue levantada en 1782 y el kilt volvió a convertirse en un símbolo de orgullo nacional, siendo llevada desde entonces por muchos de los hombres escoceses como representación de esta herencia en el día a día, pero sobre todo, en eventos formales y ceremoniales, como bodas, festejos nacionales (por ejemplo, el Día de San Andrés), festivales de música tradicional y competencias de Highland Games. Aún hay más, pues también es usado por algunas bandas de gaitas y por militares en ciertos regimientos de las fuerzas armadas escocesas, así como entre los hinchas de los equipos deportivos del país.
De Escocia al resto del mundo
Como sucede con otras prendas, el kilt no solo se hizo popular en Escocia, sino que muchas firmas de moda comenzaron a inspirarse en su estética para lanzar diseños parecidos entre sus propuestas. Lo hicieron, y todavía hacen, pensando en vestir con falda a los hombres, pero también para dotar de esta estética de cuadros tartán a las mujeres, que es el patrón de cuadros que caracteriza al kilt. Este estampado también tiene historia, pues antaño, cada familia escocesa tenía su propio diseño de tartán, lo cual ayudaba a identificar la procedencia de una persona. Existen cientos de diseños de tartanes, y algunos están asociados con regiones, instituciones o incluso eventos históricos. No obstante, está claro que hoy en día, el más popular (y el preferido de las marcas) es el de cuadros rojos o azules marino.
El estampado de cuadros tartán que ha conquistado a la moda
Si bien esta falda siempre ha inspirado las propuestas de muchos de los diseñadores de moda actuales que marcan las pautas a seguir a la hora de vestir (recientemente, por ejemplo, en la colección crucero de Maria Grazia Chiuri de Dior), esta temporada de frío que acecha hay multitud de compañías que ya los han incluido entre sus propuestas. ¿Los motivos? Conjugar la estética college (que se asemeja a un kilt en las tablas de las faldas de los uniformes escolares), la comodidad (a la que siempre recurrimos en épocas difíciles, un fenómeno evidente si pensamos en el éxito del chándal después de la cuarentena de la Covid-19), y esa vieja tendencia que llevamos tiempo recuperando para traer de vuelta la tradición, un hecho muy necesario para dar valor a las costumbres de cada territorio. Pero aún hay más, pues su revival también tiene mucho que ver con el de otra de las apuestas que parecen estar a la orden del día, la de añadir guiños punk a nuestros looks. Sumando todos estos factores, no sorprende que en las calles ya hayamos visto a muchas mujeres y hombres llevar diseños similares. Tanto en su versión de minifalda, como en largo midi o, incluso larga. Si vamos un paso más allá, hasta hay quién la toma como referencia y lleva siluetas tubo, e incluso abrigos que nos recuerdan a ella.
Vestir una falda similar a esta puede resultar tedioso si se pretende seguir la vestimenta escocesa al 100%, ya que, los más tradicionales, suelen combinar sus kilts con una camisa blanca, una chaqueta tipo Prince Charlie o Argyle, corbata o pajarita, y accesorios como el sporran (una especie de bolso de cuero que cuelga en la parte delantera), calcetines largos y los zapatos tradicionales llamados ghillie brogues. Sin embargo, eso sería seguir estrictamente la norma a la que se suele recurrir en las celebraciones típicas de Escocia. Para trasladar su puesta en escena a nuestro día a día, podemos inspirarnos en algunos de los patrones que hemos visto en las calles. Hay quienes escogen looks de falda tartán y chaqueta a juego, quienes añaden un jersey de lana encima, o quienes apuestan por aires más informales añadiendo chaquetas deportivas de chándal y sudaderas con camisetas básicas. También funcionan muy bien con americanas y camisas. En cuanto al calzado, el predilecto siempre van a ser los mocasines, pero otras opciones como botines o las bailarinas (con calcetines mejor) sientan bien. No hay una pauta clara para lucirlas, simplemente deben reflejar el estilo personal de cada uno, por lo que probar varias opciones hasta dar con el resultado más favorecedor es, como siempre, la opción más acertada.