Se define como una persona a la que le gusta ponerse continuos retos y superarse. Por eso, en sus casi 30 años de carrera —y 24 desde aquella mítica Lucía y el sexo—, Paz Vega no ha dejado de probarse, ponerse metas y alcanzarlas alrededor del mundo. Quien no arriesga, no gana. El nuevo paso, natural si se piensa en su trayectoria, es contar historias desde otro ángulo, desde una perspectiva más íntima y personal, como guionista y directora. Rita, su debut tras las cámaras, en cines desde el 25 de octubre, abre camino a una faceta desconocida hasta ahora, pero a la que se entrega con la misma pasión de siempre y una ilusión renovada. "En mi cabeza he fantaseado con dirigir desde siempre", asegura ya con otro sueño cumplido.
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—¿De qué trata 'Rita'?
—Es un homenaje a la infancia, a una época que ya no volverá y que, de alguna manera, la gente de cierta generación hemos vivido.
—No el argumento como tal, pero la época en la que está ambientada ¿tiene tintes autobiográficos?
—Quería contar la historia de esta niña y necesitaba ubicarla en un espacio-tiempo concreto, por lo tanto, qué mejor que ir a un lugar que conozco, Sevilla, mi ciudad, y además en una época donde yo fui niña, los años 80. Digamos que donde ubico esa Sevilla sí es la mía, la Sevilla que yo viví. El barrio, el mercado, ir a la piscina, todo lo que es el universo de la calle, jugar allí, en las azoteas. Necesitaba colocar a Rita en un lugar concreto que yo conociese para poder escribirlo y luego traducirlo en imagen.
—Este proyecto, desde que comenzaste, te ha llevado casi una década.
—Unos siete años en total desde que tuve la idea y pensé: "Quiero contar esta historia". Lo cierto es que lo desarrollé muy pronto, pero también pilló de por medio la pandemia, ha habido una serie de circunstancias que han hecho que el proyecto se dilatase, aunque también he comentado en otras ocasiones que a lo mejor es porque tenía que esperar a mi actriz protagonista, Sofía Allepuz, porque ha sido mi Rita soñada. Cuando comencé a escribir el guion ella no había ni nacido, es como que, a veces, el tiempo pone todo en su lugar y yo tenía que esperar a que ella creciese para que fuera Rita.
—Había que esperarla, lo dice todo con sus enormes ojos.
—Nos teníamos que encontrar, lo tenía clarísimo. Recuerdo que, con la directora de casting, buscaba una niña con la mirada, con unos ojos grandes, porque, más que de grandes diálogos, es una película de silencios y era necesario que esos silencios estuvieran llenos de algo. Y realmente es así, porque la mirada de Rita nos sugiere tantas cosas, vemos incluso lo que está pensando, lo que siente en cada plano, y eso me lo da ella con esos ojos maravillosos, inmensos, que no le caben en la cara —ríe—.
—Por si no era suficiente, además de escribir el guion y dirigir tu primera película, actúas en ella también.
—Fue algo que no tenía contemplado, tenía en mi cabeza una actriz para hacer ese papel, pero, por muchas cosas, lo hice. También mis productores me comentaban que, a nivel internacional, que yo estuviese en la película como actriz era un plus y, al final, como te digo, lo hice, pero no creé el personaje para mí ni estaba pensado. Y fue la parte más difícil, porque desdoblarse es muy complicado. Nunca me quitaba el traje de directora y estar delante de la cámara con él… me ha costado.
—Si tuvieras que describir tu experiencia como directora novel, ¿qué dirías?
—¿Sabes qué pasa? Que no me siento una directora novel al uso que ha hecho su primera película. Me siento como si fuera alguien que tiene mucha experiencia. Aunque no haya dirigido concretamente, de alguna manera, en estos casi 30 años de profesión he aprendido muchísimo trabajando con diferentes directores, con diferentes historias, en diferentes países, adaptándome a diferentes situaciones… Todo esto me ha hecho saber cómo moverme en un set y manejar todas las cosas que suceden dentro de él.
—Toda la experiencia te ha ayudado, ¿eso ha hecho que estuvieras más tranquila?
—Todo es nuevo, pero, a la vez, siento que hay una experiencia en mí dada ya por todo este tiempo y que, cuando me he enfrentado a esto, lo he hecho con mucha tranquilidad y con mucha seguridad de alguna manera. No es lo mismo salir de la universidad, yo juego con ventaja, porque tengo el know how de muchos años. Y de muchos años, además, interesándome por lo que pasa en la parte técnica, de la dirección. Cuando estoy trabajando como actriz y no ruedo, me gusta estar en el set en vez de irme a mi tráiler o al lugar de descanso y ver qué pasa. Algunas veces he podido comentar con los directores lo que pensaba, dependiendo de la relación, y me han dejado, de alguna manera, participar, otras no, pero es algo que llevo haciendo mucho tiempo en silencio.
'Me llegó la fama muy pronto'
—Tras casi tres décadas de carrera, ¿qué consejo le darías a aquella Paz que comenzaba?
—Quizá, que tuviese paciencia. Llegué a Madrid con muchas ganas, mucha ilusión y mucha energía. Fue una época muy especial y la recuerdo con mucho cariño, pero tenía esa especie de ansia de querer hacerlo todo. Y creo que, al final, la vida te va posicionando en un lugar y te va llenando de todas esas cosas que, a lo mejor, en un momento solo sueñas.
—¿Sientes que corriste mucho?
—No siento que corriera mucho, pero es verdad que me llegó la fama muy pronto. Me llegó cuando había hecho muy poquitos trabajos, como muy de golpe, y fue totalmente inesperada. Yo le diría a la Paz de los 20 años: "Confía en ti, confía en que lo vas a conseguir". Y para mí dirigir es el gran logro en mi carrera. Así lo siento.
—La fama te llegó muy pronto, como dices, ¿el éxito te ha cegado en alguna ocasión?
—El éxito no me ha cegado nunca porque no tengo la sensación de ser una persona de éxito. ¿Qué es el éxito? ¿Qué es la fama? Para mí lo importante es mi trabajo y este trae como consecuencias la fama, el éxito e incluso el fracaso en un momento dado. Pero digamos que yo me quedo en el piso de abajo, en mi trabajo, cada proyecto es como empezar de cero y cada personaje, un reto. El verdadero éxito para mí es poder sobrevivir de mi profesión y también tener una familia y poder compaginarla con una vida normal, me refiero a fuera de la profesión, que no sea todo eso, aunque para mí todo va muy unido.
—En una profesión tan inestable, donde muy pocos llegan, el 'boom' de las series y las plataformas ayuda.
—Obviamente, se está haciendo mucho contenido y, por lo tanto, hay mucha demanda y mucho trabajo. No solo a nivel de actores, sino a nivel de técnicos en la profesión, y eso es buenísimo. Otra cosa es que luego no te conviertas en alguien de paso, porque lo difícil en esta profesión es mantenerse en el tiempo, cuesta mucho, tienes que salir de tu zona de confort, hay que viajar mucho, te tienes que sacrificar, prepararte continuamente y empujar tus límites. Que no sea siempre todo fácil. Hay que explorar otras alternativas y a veces eso da vértigo y mucho miedo, pero, en ese sentido, a mí siempre me ha gustado arriesgarme y hacer cosas diferentes. Ya irme a Estados Unidos sin hablar inglés y decir que sí a un protagonista es asumir un riesgo muy gordo que podía haber salido fatal. Afortunadamente, salió bien, porque le puse mucho trabajo, corazón y pasión.
—Salió tan bien que te quedaste allí a vivir catorce años.
—Sí. A mis hijos les encanta Los Ángeles, porque recuerdan su infancia ahí y es muy bonito, es una experiencia. Aunque una quiera dejar su vida profesional y personal separadas, es muy difícil. Por mi trabajo, me tuve que ir a Estados Unidos, tuve a mis hijos y ellos crecieron allí. Al final va todo unido.
—Tus hijos están en la adolescencia, ya los tienes criados, como quien dice.
—El mayor tiene 17; la niña, 15, y el pequeño, 14. Bueno, todavía queda. ¡No me digas eso que me da mucha pena! —ríe—, ¡que tengo el síndrome del nido vacío! Este es el primer año que los chicos se han ido fuera a estudiar, ya empiezan a volar y me da vértigo, pero es ley de vida.
—Trabajaste con tu hija, Ava, en La casa del caracol. ¿Te ves dirigiéndola algún día?
—Ella me lo dice —ríe—. Claro que me gustaría trabajar con ella, porque además tiene mucho talento y es muy trabajadora y profesional. Lo poco que ha hecho se lo ha tomado muy en serio y lo ha hecho muy bien. El tema es encontrar la historia. En la siguiente historia que estoy escribiendo tampoco encaja, porque es muy particular, no sucede ni siquiera en España y no hay papel para ella. Pero poco a poco, no hay prisa, es muy pequeña. Si surge naturalmente, pues claro que estará, pero tiene que tener sentido en la historia.
—Es pequeña, tendrá que formarse, y tiene en casa el mejor de los ejemplos.
—No hay prisa, todo lo contrario. Esto es poquito a poco, no quiero que se canse, sino que aprenda que debe estar con fuerza y, a partir de ahí, si quiere hacer una carrera como actriz, yo feliz. Pero creo que todavía no sabe lo que quiere, y es normal.
"He tardado unos siete años en este proyecto desde que tuve la idea. Quizá es porque tenía que esperar a mi actriz protagonista, Sofía Allepuz. Cuando empecé a escribir el guion, ella no había nacido"
La clave
—Fíjate si habrás hecho cosas a lo largo de tu carrera, pero te quedan otras tantas por hacer... ¿Con qué te gustaría retarte?
—Como actriz, siempre tengo los brazos abiertos a ese proyecto precioso con un director maravilloso que sepa sacar de ti algo nuevo. Todo lo que te saque de ese lugar que todo el mundo conoce es ganar y es lo que me llama. ¿Qué me queda? Creo que todo, porque cada proyecto para mí es el que me ilusiona, del que me enamoro, en el que me implico al cien por cien. Como directora, me gustaría seguir escribiendo y rodar no ya cada seis o siete años, por favor. Me encantaría poder desarrollar una carrera como directora y guionista. Ahora mismo, esa es mi mayor ilusión.
—Orson, tu marido, también es productor de 'Rita'. ¿Cómo mantenéis ese binomio de éxito después de tantos años trabajando juntos en todo y en casa también con vuestra familia?
—La clave es el tiempo. Coloca a las parejas en un lugar muy bonito, de mucho entendimiento, comprensión y complicidad. Y eso se traduce luego en todo lo que hacemos juntos; ahí está nuestra faceta con la productora y nuestro proyecto de vida, que es esta familia. Siempre hemos trabajado bien juntos y sentimos que estamos en crecimiento ahora con nuestra productora y planteándonos nuevos retos. Aburrirnos no nos aburrimos —ríe—. No da tiempo.
—¿Cómo te ves en esta etapa de tu vida?
—Me encuentro en un momento muy dinámico, con muchas ideas, con ganas de seguir avanzando y de no estancarme. No digo: "Ya está, ya he hecho mi película". 'Rita' para mí va a suponer un impulso para lanzarme de nuevo a la piscina a buscar otras historias y retarme. Y a nivel personal, me va fenomenal porque veo a mis hijos avanzando, creciendo, haciéndose unos adultos maravillosos y es muy bonito, aunque la separación me está costando.