La maison Saint Laurent reafirmó su legado en Paris Fashion Week bajo la dirección creativa de Anthony Vaccarello, con una colección que abraza la esencia del icónico Yves Saint Laurent. Inspirado por una entrevista en la que el propio diseñador se identificaba como su propia musa, Vaccarello presentó una sastrería impecable, destacando trajes en tonos antracita, negro y ciruela. Las chaquetas cruzadas y los pantalones de corte relajado demostraron un refinado dominio de la confección, manteniendo la sofisticación sin caer en el descuido. Las camisas y corbatas que acompañaron los trajes hicieron una clara declaración de poder y control, entrelazando feminidad y masculinidad en cada diseño.
Los detalles de lujo brillaron en cada conjunto, desde las icónicas gafas gruesas hasta las pulseras de oro que adornaban las muñecas de las modelos, reafirmando la opulencia característica de la maison. Bella Hadid, regresando a las pasarelas tras dos años, deslumbró con su presencia, añadiendo un toque especial al evento. Abrigos, gabardinas y cazadoras de aviador de piel aportaron fuerza y modernidad a la colección, mientras que los complementos acentuaron la estilización de los looks, alejándose de las tendencias minimalistas predominantes en la actualidad. Al desafiar la corriente dominante de lo simplificado, Vaccarello presentó una colección que evoca poder, control y elegancia, manteniendo vivo el espíritu revolucionario de Saint Laurent en una época sedienta de lo efímero.