Cambiamos de temporada y, con ello, también de armario, pero Sassa de Osma ha podido postergar un poco este proceso porque asistió este fin de semana a una boda de una amiga muy querida en Marruecos, donde las temperaturas todavía permiten llevar manga corta y escote. Eso sí, la princesa de Hannover ya ha sustituido el lino por el terciopelo y apostó por un look de invitada Old Hollywood.
El vestido de terciopelo de Sassa de Osma para una boda marroquí
La princesa de Hannover optó por un vestido de terciopelo con diseño de escote halter y espalda baja, que presenta una abertura geométrica en el pecho, aunque apenas se percibe con el movimiento de este denso tejido, que es ideal para eventos de tarde una vez que se desploman las temperaturas. Está ceñido suavemente a su cintura con un cinturón de cuerda trenzada confeccionado con el mismo material, de modo que se funde con la prenda.
Inspirado en un icono del cine
Pertenece a la colección Otoño/Invierno 2024 de Dior, para la cual Maria Grazia Chiuri, su directora creativa, se inspiró en la estrecha relación de la casa francesa con la ciudad de Nueva York, así como el profundo amor de su fundador por la misma. El hilo conductor de todos los looks es el estilo de la icónica actriz Marlene Dietrich, de las mujeres más glamurosas en los años 40 e impulsora del traje sastre femenino cuando no se nos permitía aún vestir pantalones en el día a día.
Su estilo tan sencillo, pero siempre apegado a las últimas tendencias, dicta que el menos es siempre más, así que al momento de elegir los accesorios para su elegante look de invitada en terciopelo oscuro, se decantó únicamente por unos pendientes colgantes de oro blanco con diamantes en fila y una esmeralda, cortesía de Suárez.
En cuanto al resto de complementos, llevó una sandalias metalizadas y un bolso de mano plateado, para aportar un toque más de luz y restar profundidad al tejido del vestido. Como es habitual por su parte, la mujer de Christian de Hannover recogió su melena con un moño pulido y apenas se aplicó maquillaje, inclinándose por un acabado natural y effortless.
La boda se celebró por la tarde este pasado domingo, en un jardín hermoso que, hasta donde tenemos conocimiento, está en Marrakech o sus alrededores. La novia, amiga íntima de Sassa, lució en su gran día un vestido encorsetado con drapeados sobre el escote de hombros descubiertos y una larga cola posterior. Su pelo, recogido con un moño bajo muy romántico y sofisticado, sostenía a su vez un largo velo blanco de tul ilusión.
Las invitadas disfrutaron de un menú realizado con ingredientes locales y de temporada, que culminaba, como bien retrató la nuera de Carolina de Mónaco, con una selección de macarrons, tartaletas miniatura y dulces árabes. Y es que nos resulta impensable visitar Marruecos sin degustar su gastronomía típica, aunque hubo otro atractivo que Sassa definitivamente no quería perderse en este viaje.
Lugares de moda en Marrakech
Además de disfrutar de la comida y de la buena compañía, también hubo tiempo para la cultura. La diseñadora y abogada es amante de la moda y solemos verla en los front rows de grandes firmas de lujo, así que el domingo por la mañana aprovechó la oportunidad de conocer uno de los sitios turísticos de parada obligatoria para quienes nos dedicamos al sector: el Museo Yves Saint Laurent y su Jardín Majorelle.
En 1924, el pintor francés Jacques Majorelle adquirió un terreno situado a las afueras de Marrakech, donde construyó una villa y dispuso un jardín. En 1947, decidió abrirlo al público. En 1980, Pierre Bergé e Yves Saint Laurent adquirieron la propiedad para hacer de ella su nuevo hogar, lejos del bullicio de París. A escasos metros de esta preciosa residencia, que se mantiene tal como la dejó la pareja, se ubica el Museo Yves Saint Laurent, el cual ocupa un moderno edificio de 4.000 m² y está dedicado a la vida y obra del diseñador.
Una parada obligatoria
Saint Laurent viajaba a Marrakech durante quince días en los meses de diciembre y junio para diseñar sus colecciones de alta costura. Marruecos, país que visitó por primera vez en 1966, tuvo una gran influencia en su obra, especialmente en sus colores. Para Pierre Bergé, su socio y compañero de vida, era natural construir un museo en Marruecos en honor al modisto, así que en septiembre de 2015 llevó a cabo una recaudación de fondos con una venta de objetos de arte marroquí.
El Museo Yves Saint Laurent de Marrakech fue inaugurado en octubre de 2017 e incluye una sala de exposiciones temporales, una biblioteca de investigación con más de 5.000 volúmenes, un auditorio con 140 asientos, una librería y una cafetería con terraza. Alberga piezas antiguas de su firma, cartas escritas a mano, obras de arte de su colección, entre otros detalles que nos permiten adentrarnos en el universo más personal de Saint Laurent.