Ayer tuvo lugar una de esas citas especialmente señaladas en el calendario de la familia real de los Países Bajos, el Día del Príncipe, en el que cada tercer martes de septiembre se celebra la apertura oficial del parlamento. Por la mañana, como es tradición, los Reyes asistieron al acto vestidos de largo, una cita en la que Máxima brilló con su look gris perla junto a su hija Amalia, quien también estuvo presente. Posteriormente, la soberana se desplazó a Rotterdam para cumplir con su segundo compromiso de la jornada, donde lució un divertido vestido verde de plumas. Para rematar, volvió a unirse a su marido y su primogénita para acudir a una cena de gala en honor al Consejo de Estado en el Palacio Noordeinde, evento en el que brilló recuperando un diseño que le vimos por primera vez ¡hace 13 años!
No es ninguna novedad que Máxima apueste por reciclar prendas que atesora en su armario desde hace años, de hecho, es bastante habitual que demuestre su compromiso con la sostenibilidad con gestos de este tipo, algo que nos encanta porque la realidad es que este tipo de diseños tienen un coste elevado y se utilizan poco. Además, volviéndose a enfundar en prendas de hace más de una década, Máxima demuestra una vez más que por ella no pasa el tiempo, y es que la vemos incluso más espectacular que la primera vez que se puso este modelo.
Volviendo al vestido, se trata de una elegante creación de la firma italiana Valentino, un modelo atemporal confeccionado en un delicado tejido de encaje azul grisáceo que cuenta con escote palabra de honor, corte a la cintura con lazada incorporada y falda larga de volantes. Las tres veces que lo ha lucido, le ha sumado un fular de gasa a juego, un complemento práctico, estiloso y de pura tendencia que le permite resguardarse del frío o cubrirse en actos religiosos. También ha llevado siempre el mismo set de joyas, compuesto por un impresionante collar de platino y diamantes con enormes aguamarinas en talla cuadrada y unos pendientes largos rematados por el mismo tipo de piedra, pero en forma de lágrima.
La última vez que le vimos este conjunto a Máxima fue en 2021, durante su visita de Estado a Alemania, cuando se lo puso para asistir a un concierto de la Orquesta Real del Concertgebouw en compañía de su marido, el rey Guillermo Alejandro, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y su esposa, Elke Budenbender. En aquel momento, cuando todavía se requería llevar mascarilla debido a la pandemia, no le quedó otra que ponerse una a juego, que llevó en la muñeca para posar ante las cámaras. Al igual que hizo anoche, completó con un bolsito de mano plateado, pero no se trata del mismo, sino de un diseño similar.
Su look de invitada en la boda real de Mónaco
Antes de aquel acto en Berlín, Máxima llevaba nada menos que diez años sin ponerse este precioso vestido. Lo estrenó para acudir al banquete de gala que tuvo lugar el 2 de julio de 2011 tras el 'sí, quiero' de los príncipes de Mónaco. Como requería el protocolo, la por aquel entonces princesa de Países Bajos culminó el estilismo con una tiara, concretamente una pieza de platino y diamantes coronada por una tiara de estilo Art Decó con base de platino desmontable, diamantes y siete aguamarinas de Brasil. Una pieza que perteneció a la reina Juliana, la cual la recibió como regalo de 18 cumpleaños por parte de sus padres (1927).
La apuesta de Amalia
Junto a sus padres estuvo, de nuevo, Amalia de Países Bajos. La heredera al trono eligió un diseño de la firma Alex Perry confeccionado en crepé azul intenso, una pieza de escote cuadrado, manga larga y falda rematada en cola que incorporaba detalles drapeados en la cintura para potenciar la silueta. Lo acompañó de una joya histórica, el collar de panal que data de 1901 y que se trató de un regalo de la reina Emma con motivo del enlace de su hija Guillermina. Además, sumó unos pendientes colgantes de diamantes a juego que cobraron protagonismo gracias al elegante moño con el que recogió su característica melena rubia.