Tenía cinco años cuando sus padres, el músico Phil Collins y su segunda esposa, la americana Jill Tavelman, se divorciaron. Su madre se marchó con ella a Los Ángeles, donde empezó a tomar clases de ballet y canto. Lily tenía la determinación de convertirse en una estrella del espectáculo y lo consiguió antes de lo que ella misma esperaba.
Comunicar, “contar historias”, como la actriz dice, es algo que siempre la ha apasionado. Por eso, decidió estudiar Periodismo en la Universidad del Sur de California, y tras graduarse, trabajó como reportera y columnista.
Pero el cine era su sueño y no dejaba de asistir a las audiciones con la esperanza de poder debutar, algún día, en la gran pantalla. Lo consiguió en 2009, junto a Sandra Bullock, en The Blind Side. Su físico dulce y aniñado, su desparpajo ante la cámara y su amplitud de registros, le trajeron otros éxitos como Mirror Mirror (2012), coprotagonizada junto a Julia Roberts; La excepción a la regla (2017); Los miserables, para televisión (2018), o Tolkien (2019), pero fue en 2020 cuando su popularidad se disparó, interpretando a Emily Cooper en la serie Emily in Paris. Las aventuras amorosas de esta publicista americana, que desembarca en París, con un estilo entre Carrie Bradshaw y Audrey Hepburn, ha enganchado por completo a la audiencia, que ya espera con ansia la llegada de la cuarta temporada.
Interpretar a Emily ha influido profundamente en el estilo de Lily Collins, como le pasó a Sarah Jessica Parker con Carrie en Sexo en Nueva York. Y es que la estilista de ambas series es Patricia Field. Lily es una de las actrices mejor vestidas de las alfombras rojas, arriesga y gana. Innova y triunfa. Ha sabido pulir sus outfits hacia el lado más cool de la moda sin perder su esencia ultrafemenina. Las grandes firmas del sector la adoran y, por ello, es embajadora de muchas de ellas.