‘Speedy’ de Louis Vuitton: viaje al centro del estilo
Reinterpretado en las más originales ediciones por artistas como Yayoi Kusama o Jeff Koons, este legendario bolso de asa, protagonista de front rows y avezados looks del street style, se creó en 1930. Louis Vuitton tomó como punto de partida su icónica bolsa de viaje Keepall, de idéntica forma, aunque de mayor tamaño. El Speedy, que debe su nombre a la palabra express, y que durante sus primeros años vino a llamarse así, se bautizó más tarde con el que hoy conocemos en referencia a los medios de transporte y al cambio en el estilo de vida de la época, todo cada vez más rápido y vertiginoso. La era de la globalización despegaba.
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Este modelo debe su nombre a la palabra express, en referencia a los medios de transporte
En los años 60, esta bolsa “para-todo” vivió su verdadero auge y momento de gloria. Tanto fue así que el Speedy pasó a realizarse en un tamaño especial para Audrey Hepburn y se convirtió en el favorito de todas las musas del momento, como contemplamos, en la imagen de arriba, a Catherine Deneuve posando felicísima junto a su compañero inseparable. “Hoy en día se trata, quizás, del más icónico de todos los bolsos de Louis Vuitton”, nos cuentan desde la maison. Como decíamos al principio de estas líneas, el Speedy es todo un lienzo en blanco que, en ocasiones, cambia su lona Monogram por ingeniosas reinterpretaciones que nos hacen soñar con el ayer visto con ojos del presente.
Legado de Chanel: el más deseado
El 2 de febrero de 1955, poco después de que Gabrielle Chanel retomara su actividad tras la guerra, la maestra de la costura rompía, una vez más, con el encorsetamiento femenino de la época. ¿El motivo? Había nacido su nuevo modelo de bolso, 2.55. Su creadora era consciente de la revolución que supondría llevarlo colgado en lugar de cargarlo en la mano, pero probablemente no imaginó que, 70 años después, seguiría siendo uno de los complementos más deseados del mundo entero.
Inspirada en las bolsas de asas largas de la compra o las de los soldados, que dejaban sus manos libres, Chanel decidió relanzar su modelo 1929 como el 2.55, haciendo honor a su nueva fecha de salida al mundo. Su diseño, como muchos símbolos del universo Chanel, recrea colores y recursos ornamentales del orfanato de monjas en el que creció la creadora. Reinterpretado en mil y una formas y colores, años más tarde, por el que fue director creativo de la casa, Karl Lagerfeld, el 2.55 se convertiría en el epítome del lujo que hoy todos conocemos.
El ‘hobo’ más clásico: oda a Jackie
El primer bolso hobo (de forma redondeada) original de la casa Gucci fue creado en el año 1961. Sin embargo, no fue hasta 1964, cuando la mismísima Jackie Kennedy encargara seis copias a la firma italiana, el momento en el que este icónico bolso adoptara el nombre de la ya entonces ex primera dama de Estados Unidos.
Jackie, unida poco más tarde sentimentalmente al gran magnate Onassis (contrajeron matrimonio en 1968), portaba por entonces unas grandes gafas de sol, para distraer a los insistentes paparazzi, y su bolso Gucci Kennedy bajo el brazo, sacándolo insistentemente a pasear, desde Nueva York a la isla de Capri. Fue entonces cuando el Jackie de Gucci se popularizó para siempre.
Diana por siempre: con nombre de princesa
Otro gran icono atemporal no es otro que el famoso bolso de mano de Dior, Lady Dior. Su célebre diseño de piel acolchada y asa característica, como bien puede intuirse, debe su nombre a la que fuera princesa de Gales, Lady Di. Sin embargo, lo que pocos saben es que el origen de este célebre it bag fue un absoluto fruto de la casualidad. A finales de agosto de 1995, momento histórico en el que Diana de Gales y Carlos de Inglaterra hicieron oficial el anuncio de su divorcio, la primera dama de Francia de entonces y apasionada de la moda, Bernadette Chirac, regaló a la princesa Diana un bolso de Dior.
No se trataba de un bolso cualquiera, sino de un diseño de la primera colección de John Galliano para la maison, con el que Diana acudió a una de sus frecuentes visitas a un hospital infantil. Así fue cómo Galliano tuvo la idea de reeditar este bolso con unos charms colgados con sus siglas... y el resto es historia de la moda. A día de hoy, el bolso Lady Dior es uno de los más vendidos y adorados por sus clientas.
‘Kelly’ de Hermès: un gran legado
Cuenta la leyenda que una estrella de cine y princesa de Mónaco ocultó los primeros indicios de un incipiente embarazo con su bolso cuando iba a ser fotografiada. Así fue cómo, sin proponérselo, Grace Kelly unió su nombre para siempre al de la firma Hermès. En los años treinta, Robert Dumas, yerno de Émile Hermès y sucesor de este como director dentro de la firma, crea este bolso espectacular con correas, forma de trapecio y dos fuelles triangulares con solapa recortada, asa y dos correas, posicionando así a la firma de su suegro como símbolo de modernidad y atrevimiento para el resto de los días.
Pero no fue hasta finales de los años cincuenta, con motivo de la anécdota mencionada anteriormente, cuando este bolso pasa a llamarse Kelly. Adoptando este nombre definitivo, adquiere la fama internacional y eterna que lo convierte en verdadero objeto de culto hasta llegar a nuestros días. Son también múltiples las diferentes formas y facetas que su icónico diseño ha ido experimentando desde su creación. Ahora mismo, el bolso Kelly existe en múltiples colores y en cantidad de tamaños, como su versión mini, y hasta con diferentes funciones (el Kelly Picnic está inspirado en una cesta que podemos llevar a un día de campo, por ejemplo; mientras que el modelo Kellywood combina el savoir faire de la ebanistería y marroquinería con colores y vibrantes dibujos). Y es que el bolso Kelly no es un bolso cualquiera.
Musa inolvidable: efecto birkin
“¿Quién podría imaginarse que uno de los objetos más codiciados de las últimas décadas se concebiría sobre las nueve y en pleno vuelo?”, cuentan desde la maison francesa. Fue en el año 1984, durante un trayecto París-Londres, en el que viajaba la actriz inglesa Jane Birkin junto a Jean-Louis Dumas, gerente de Hermès. Ella se quejaba por no contar con un bolso idóneo para una madre primeriza... y así, ¡chas!... surgió el milagro del bolso Birkin.