Isabelle d’Ornano: El lujo de creer en las plantas
Corría la década de los 70 cuando una jovencísima Isabelle d’Ornano, interesada en el gran poder de las especies naturales, los aceites esenciales y la homeopatía, decidió aunar fuerzas con su marido, Hubert d’Ornano, para crear un concepto tremendamente revolucionario en aquel entonces. Así fue como, en 1976, nació la ‘fito-cosmética’ y por ende Sisley, la firma francesa que sembraría los cimientos de una industria más consciente hacia las bondades de la naturaleza. Isabelle Potocka nació en Polonia y es hija del conde Joseph Potocki y de la princesa Christine Radziwill, dos de las más ilustres familias polacas. Se crió entre Portugal y Madrid (donde fue escolarizada), estudió en Oxford y, años más tarde, se trasladó a París para contraer matrimonio. Isabelle creció y se relacionó en un ambiente internacional, llegando incluso a trabajar en moda. Poco más tarde nacería Sisley. Madre de cinco hijos, sencilla, natural, amante del arte, deportista, creativa y entusiasta, desde sus comienzos, Isabelle ha investigado y creado fórmulas innovadoras gozando siempre de un talento visionario donde la clave, explica: “es tener ideas y sentir lo que la gente quiere. Me siento responsable de cada uno de mis productos, es por eso que no lanzamos una novedad si no merece la pena”, concluye la cofundadora de Sisley.
“No lanzamos una novedad si no merece la pena. Me siento responsable de cada uno de mis productos”
Sisley en cifras
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Coco Chanel: La elegancia de la sencillez
Atrevida, valiente y con una personalidad extraordinaria, Gabrielle ‘Coco’ Chanel era una mujer adelantada a su tiempo que vivió su vida en sus propios términos. Sus comienzos, no exentos de dificultades, forjaron su carácter fuerte e independiente. Tras quedarse huérfana, fue enviada a un orfanato, donde aprendió a coser, bordar y planchar. Sin embargo, su talento para la costura quedó eclipsado durante los primeros años por su otra pasión: el canto. Allí, en el París de la Belle Époque, Chanel disfrutaba del mundo del espectáculo, que le permitió hacer grandes amistades que la apoyarían en sus inicios. En 1910, abrió su primera tienda, una sombrerería a la que acudían importantes actrices francesas de la época. El nombre de Coco Chanel comenzaba sonar con fuerza. En 1912, inauguró su primera boutique de moda femenina, en Deauville. Su espíritu libre y atrevido le llevó a desafiar los códigos de vestimenta de la época, liberando a la mujer de todo tipo de restricciones estéticas. Eliminó el corsé, simplificó los patrones y reinventó el concepto de femineidad, marcando un punto de inflexión en la moda. Trabajadora incansable y gran emprendedora, expandió su negocio con éxito a otras áreas, como la perfumería, con la creación de la icónica fragancia Nº 5. Una auténtica pionera en el mundo de la moda y de los negocios, que más de medio siglo después de su muerte sigue inspirando a mujeres de todo el planeta.
Coco Chanel en cifras
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Elsa Schiaparelli: El surrealismo en la moda
Su creatividad excepcional, su espíritu inconformista y su visión atrevida de la moda revolucionaron los cánones de estilo y belleza de comienzos del siglo XX. Nacida en Roma y más tarde afincada en París, donde se consolidó como diseñadora, Elsa Schiaparelli representaba la elegancia extravagante y surrealista de la época; el contrapunto al estilo sencillo y práctico de Chanel, su eterna rival. Fue en la capital francesa, ciudad que le fascinaba, donde tuvo su primer contacto con la alta costura cuando acompañaba a una amiga al taller de Paul Poiret. El modisto -que más tarde la animaría a emprender y crear su propia firma- no tardó en reconocer el excepcional talento de Schiaparelli y, bajo su influencia y tutela, comenzó a diseñar. Lo hacía de forma intuitiva -no contaba con formación técnica en confección, ni en patronaje- y directamente sobre el cuerpo, muchas veces sobre el suyo propio. Su curiosidad por otras expresiones artísticas llevaron a la diseñadora a interesarse por el surrealismo, y a realizar numerosas colaboraciones con importantes personalidades de la época. Una de ellas fue con el español Salvador Dalí, con quien creó el mítico skeleton dress, que presentó en 1938 en su colección Le Cirque, un diseño que ha sido reinterpretado a lo largo de su historia por los diferentes directores creativos de la firma. El último: Daniel Roseberry para la colección de alta costura de primavera-verano 2024 (en la foto de abajo a la izquierda). Un mirada excepcional al lado más surrealista de la moda
Elsa Schiaparelli en cifras
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Estée Lauder: Un alma visionaria
Como todos los grandes casos de éxito, el de Estée Lauder nació con un sueño. Adelantada a su tiempo, Estée sentía una gran pasión por el mundo de la belleza pero, sobre todo, creía en su enorme poder transformador, hasta el punto de pasar de hacer pócimas en la cocina de su casa, a crear el imperio cosmético que hoy conocemos. Josephine Esther Mentzer, cuya madre era de origen húngaro y su padre de ascendencia checa, se crió en el neoyorquino barrio de Queens. Su interés por la belleza surgió cuando estaba en la escuela y su tío húngaro, que se trasladó a vivir con su familia, creaba suaves cremas hidratantes, primero en la cocina y más tarde en un laboratorio que improvisaron en un establo. De su tío y gran referente, no solo aprendió el modo de preparar cremas maravillosas, sino también de aplicarlas en rostros de mujeres. A finales de los años 20, Estée conoció a Joseph Lauter, se casaron en 1930 y se mudaron al distrito de Manhattan, poco después adoptarían el apellido Lauder corrigiendo un error ortográfico histórico en la familia de este. Estée seguía con su sueño, vendiendo productos para el cuidado de la piel y maquillaje en salones de belleza y testando sobre la piel de las mujeres que allí acudían, así que en 1946 ella y Jospeh lanzaron oficialmente su empresa. Tan solo un año después, obtuvieron su primer pedido por valor de 800 dólares para la prestigiosa tienda Saks Fifth Avenue... y el resto es Historia de la belleza. Así fue, pues, cómo se cumplió el mantra de nuestra protagonista: “Todas las grandes historias nacen de un sueño y de una visión”.
“Todas las grandes historias nacen de un sueño y de una visión”
Estée Lauder en cifras
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