Su presencia en la boda de Tamara Falcó no dejó indiferente a nadie. Todos se preguntaban quién era esa mujer de belleza exultante, que lucía un imponente collar de esmeraldas y diamantes y que caminaba con tanta elegancia. Ella era Esha Gupta, la actriz que, en 2007, se coronó Miss India International y que, hoy en día, es una estrella de Bollywood, con más de 17 millones de seguidores.
Y también una enamorada de España desde que el destino —y su preocupación por el cambio climático— quiso que su camino se cruzara con el del empresario Manuel Campos Guallar, quien ha emprendido negocios de hostelería con Rafa Nadal, Cristiano Ronaldo y Abel Matutes, Jr. “Manuel y yo siempre bromeamos diciendo que Colón quería ir a la India cuando llegó a América, y el destino hizo que nos encontrásemos los dos”, nos dice Esha, de 38 años, mientas posa para ¡HOLA!
—En España, muchos te descubrimos en la boda de Tamara Falcó.
—Fue mi primera boda católica tradicional y fue preciosa. En mi caso, todo el mérito fue de Víctor (Blanco) —su estilista— y Victoria —Vicky Martín Berrocal—, que fue quien personalizó mi vestido para la ocasión. Lo único que elegí fue el color, y fue un acierto. Nadie más lo llevaba. Por eso destaqué. La llamaron la boda del siglo porque fue la más elegante, bonita… y muy discreta. Lo tenía todo.
—¿Ya conocías a Tamara e Íñigo?
—Íñigo trabaja con mi novio y es de los chicos más dulces que conozco. A Tamara la he visto pocas veces, pero es una mujer con clase y elegancia.
—Eres una gran actriz de Bollywood, pero antes te convertiste en Miss India 2007.
—¿Sabes por qué me presenté al concurso? En mi país, como en el resto de Asia, las personas no suelen ser altas. Mido 1,72 y esa es la única razón por la que mi madre me recomendó ir a Miss India (ríe). Pero vengo de una familia humilde y no me ha cambiado nada. Todavía me sorprende cuando viajo a cualquier parte del mundo y me reconocen. Me emociona, y eso es gracias a mis padres.
“La boda de Tamara e Íñigo fue mi primera boda católica tradicional y fue preciosa. La llamaron la boda del siglo porque fue la más elegante, bonita y muy discreta. Lo tenía todo”
—¿Pensabas que ganarías el concurso?
—Sí (ríe). Y te diré por qué: cuando eres joven, tienes exceso de confianza. Yo no me creía la mejor, sino que creía en mí. Aunque las otras aspirantes se prepararon durante cinco años, mi madre siempre decía que yo era la más alta. Mis padres no pudieron darme zapatos o ropa cara, pero me dieron la mejor educación y eso me hizo creer en mí misma.
—Y ahora eres actriz. ¿Era ese tu sueño?
—¡Nunca! En el año 2000, estudiaba Derecho Ambiental en el Reino Unido, en la Universidad de Newcastle. Siempre me interesó el medio ambiente porque, en mi país, no teníamos leyes medioambientales tan estrictas. Era muy buena en los estudios y conseguí una beca. Pero mi madre enfermó de cáncer y volví a casa para cuidarla. En Delhi, un agente me reconoció por la calle y me recomendó hacer Interpretación. No lo creí mucho, así que le pedí que hablara con mi padre, que es divertido, pero da miedo hasta callado (ríe). Y así empecé. Mientras mi madre empezaba a recuperarse, hice cursos de cine, dicción y danza en Bombay. En 2011, con mi segunda audición, conseguí mi primer papel… Aunque sigo pensando que actúo muy mal en esa película, gusté a los productores y me contrataron para tres más. Lo que quería era ganar dinero y volver a estudiar. De pequeña soñaba con ser astrofísica o abogada. Y como se me daban mal las matemáticas, estudié Derecho. Pero ya voy a cumplir doce años en la industria.
Su historia de amor con Manuel
—Ahora estás en España, y no por trabajo.
—No, por amor (ríe). Manuel y yo vamos a hacer cinco años juntos. Nos conocimos en Roma, en un evento sobre sostenibilidad. Siempre digo que soy una gran defensora de la Tierra. Participo en acciones medioambientales y soy embajadora de la ONG Sea Legacy. El evento de Italia duró tres días, pero no me presentaron a Manuel hasta el último. Cuando lo vi caminado… Alto, delgado y perfectamente vestido, pero sin parecer demasiado preocupado por su aspecto… Recuerdo que le dije a la que era mi representante: “Dios mío, qué hombre tan guapo. Me voy a casar con él” (ríe).
—¿Qué es lo que más te gustó de Manuel?
—Tiene todo lo que me gusta. Nunca le he oído hablar mal de nadie y eso es admirable. También me ha enseñado que, si corres rápido, llegarás sola; pero, si quieres llegar lejos, lleva a la gente contigo. No importa lo estresado que esté, siempre saca tiempo para mí. Y me escucha, aunque el problema sea pequeño o frívolo.
—Dices que, nada más verlo, pensaste que te casarías con él. ¿Habéis hablado de ello?
—Sí, y estoy esperando a que me lo pida (ríe). Estoy lista (ríe). Hasta sé dónde quiero casarme (ríe). Los dos hemos tenido unos años duros. Especialmente por la salud de mi madre, y él siempre ha sido un verdadero apoyo… En realidad, ya somos como un matrimonio: compartimos vida, estamos muy unidos a nuestras familias...
—¿Ahora vives a caballo entre Madrid y la India?
—Sí. Depende de los rodajes, pero tengo mis cosas aquí. Cuando no estoy rodando, divido mi tiempo entre mis padres y Manuel.
“Mido 1,72 y esa es la única razón por la que mi madre me recomendó que me presentara a ‘Miss India”, confiesa a ¡HOLA! “Sabía que ganaría. Cuando eres joven, tienes exceso de confianza”, añade entre risas
—¿Qué amigos tienes en España?
—Todos los amigos de Manuel son mis amigos. Su mejor amigo es Félix, abogado, y le quiero mucho. El otro es Iván… Iván Espinosa… (de los Monteros) —enseña una foto en el móvil—. Los quiero mucho. Si Manuel está ocupado, puedo llamarles.
—¿Y no conoces a Rafa Nadal?
—Sí. Como he sido deportista y he representado a mi país en competiciones internacionales, siempre he sido su fan. Cuando me lo presentaron, el año pasado en Los Ángeles, pensé: “Dios mío, estoy conociendo a Rafael Nadal”. Pero ¿sabes qué? No va con ningún aire, es normal. Muy cálido, encantador y muy educado. Cuando hablé con él, me hizo sentir como si me conociese desde hace años.
—¿A qué cineastas españoles admiras?
—Amenábar y Bayona. A Amenábar lo conocí con Vanilla Sky, porque me encanta Penélope Cruz. Mi película española favorita es Volver a empezar.
—Aparte de Vicky Martín Berrocal, ¿qué diseñadores españoles conoces?
—No conozco a muchos. A Victoria sí, y antes de comprar. Cada vez que paseaba por la calle, solía ver la ropa colgada. Sin saberlo, Víctor, mi estilista, me dijo un día: “Voy a buscar algo de ella, que te hará ropa a medida”. ¡No lo podía creer! Dos de mis marcas españolas favoritas son Victoria y Loewe. España tiene mucha cultura y se nota en su ropa.
‘Siempre busco la elegancia’
—¿Cómo definirías tu estilo?
—Ha evolucionado. Cuando era joven y atleta, no me importaba. Con los años, me encontré a mí misma y a mi femineidad, porque me encanta ser mujer. Además, siempre busco la elegancia, que creo que es algo que falta hoy en día. Europa tiene mucha, pero si ves otros países… Es más enseñar piel y sin estilo.
—Siendo una estrella en tu país, ¿piensas mucho cómo vestirte en tu día?
—No mucho. Cada día me levanto con un humor diferente. Anoche tenía preparado mi look, algo elegante, pero ha llovido y me he puesto vaqueros.
“Conocí a Manuel en un evento en Roma. Recuerdo que le dije a mi representante: ‘Qué guapo. Me voy a casar con él’”
—Vestirás de distinta forma si estás en la India, Estados Unidos o España.
—Sí, voy con más color. En mi país, todo es más colorido y extravagante… hasta las carreteras. Pero siempre mantengo mi lado femenino. En Europa, llevo más colores tierra, más neutros. En América voy como en Europa… No quiero sonar mal, pero creo que América es un poco demasiado para mí (ríe).
—¿Demasiado arriesgado?
—Sí. Me gustan las siluetas, pero con un estilo más limpio y clásico.
—Aun estando en Europa o América, ¿mantienes algo de la India?
—Sí. Pero, más que la ropa, mi pelo. Mi novio siempre me dice que me lo corte, pero ya me he visto con peluca en algunas de mis películas… A veces, me planteo aclararme el pelo… Pero llevarlo oscuro y largo es muy indio y es algo que me encanta. No lo quiero cambiar.