Parecen hermanas, casi podría decirse que gemelas, y la verdad es que tienen la misma conexión que si lo fueran. Ellas son Eugenia de las Bárcenas y Carmen Roldán, y están detrás de la firma de moda Copines, que fundaron en 2022 y con la que se han abierto un hueco en la industria. Siempre soñaron con poder plasmar su estilo y su forma de adaptarlo a las últimas tendencias en sus propios diseños, fantaseaban con ello en el patio del colegio, haciendo bocetos e imaginando estampados de telas, y ahora han visto ese sueño hecho realidad. Han irrumpido con fuerza en el universo fashion y, a sus 21 años, trabajan duro para seguir aprendiendo y creciendo.
Sus grandes referentes, tanto en la vida como en la moda, los tienen ambas muy claros y los tienen en su casa. Para Eugenia —hija de Leticia Beca Trías y Miguel de las Bárcenas Fitz-James Stuart— lo es su abuelo Ramón Beca, reconocido empresario y jinete, por su tenacidad y capacidad de trabajo; mientras que Carmen siempre ha visto en su abuela la vizcondesa de Matamala y en su madre, que actualmente tiene ese título nobiliario, sus ejemplos a seguir por su personalidad, fuerza y estilo.
Sobre el desafío que les ha supuesto emprender, sus próximos retos, sus aficiones y su gusto por la moda hemos podido hablar con ellas, mientras posan con las tendencias de esta temporada. Dos promesas llenas de talento con un prometedor camino por delante.
—Eugenia, ¿cuándo comenzó tu afición por la moda?
—A pesar de haber estado rodeada toda la vida de una familia apasionada por la moda y supercreativa, a mí este mundo tardó en llamarme la atención. De pequeñita no me atraía nada, me divertían más el campo, los animales y el deporte. De hecho, siempre me quejaba de que en el patio del colegio mis amigas solo hablaban de ropa y yo quería jugar al pillapilla. Pero está claro que, al final, todo se pega y terminé siendo conquistada por este mundo, que hoy en día me apasiona.
—¿Cómo es tu estilo?
—Diría que es como chic y elegante, pero a la vez divertido y atrevido. Cada vez me gustan más los colores llamativos y mezclar estampados; me encanta encontrar mi propio orden en el desorden.
“Nos encantaría vestir a Carlota Casiraghi, nos parece una mujer que define a la perfección el concepto de elegante”
—¿Quién te inspira dentro de la industria de la moda?
—Tengo varios iconos a los que siempre acudo para inspirarme, como Christian Dior, Cristóbal Balenciaga y Coco Chanel. Es un hecho que fueron los grandes maestros y sus colecciones, obras de arte. Además, es un auténtico orgullo que uno de ellos fuese español.
—Tu familia está cargada de historia, ¿quiénes son tus referentes?
—Yo diría que mi referente es mi abuelo Ramón Beca. Me parece que es una persona digna de admirar, el claro ejemplo de que con esfuerzo y constancia puedes conseguir tus objetivos. Es empresario y creo que es mi inspiración para yo también serlo. Lo que más me gusta de él es que, a pesar de estar volcado en su trabajo, no deja de lado ni sus hobbies (ya que monta todos los días a caballo y sigue compitiendo en los mayores campeonatos del mundo) ni a su familia, a la que le dedica todo su tiempo libre y todo su cariño. Es un abuelo excepcional y yo espero, algún día, llegar a parecerme un poquito a él.
—Una de tus tatarabuelas fue musa de Balenciaga, háblanos de ella.
—Siempre me hablan de mi tatarabuela Carmen Saavedra, que resultaba ser una mujer muy culta que se rodeaba de artistas, filósofos, escritores y diseñadores. Definitivamente, era una mujer muy disruptiva para la época y dicen que esto es lo que cautivó a Balenciaga y llegaron a ser grandes amigos. A mí, como gran admiradora de Cristóbal Balenciaga, no me puede hacer más ilusión esta historia. Todavía conservamos algunos de sus vestidos, que son joyas y una gran inspiración.
Amigas desde niñas
—¿Cómo conociste a Carmen?
—Nos conocimos en el colegio. Llevábamos en el mismo cole desde los tres años, pero nos empezamos a hacer más amigas como a los doce. Yo creo que fue una amistad flechazo, vimos que teníamos un montón de cosas en común y que compartíamos miles de aficiones, como la moda, montar a caballo, ir al campo… Desde entonces, hemos sido inseparables, no hay nada que no hayamos hecho juntas, desde nuestras primeras salidas hasta las últimas, risas, lloros, logros, fracasos, viajes, deportes… Todo. Y de ahí surgió Copines.
—¿Ha sido difícil emprender?
—No lo definiría como difícil, sino más bien como desafiante y estimulante. Hay que poner en práctica todas las habilidades profesionales y personales que uno tiene. Además, por ahora solo estamos Carmen y yo en el equipo, por lo tanto, nos ocupamos de todo, de los diseños, las reuniones con proveedores o taller, la selección de materiales, las finanzas, el marketing, la página web… Estamos constantemente aprendiendo porque, cuando empezamos, no teníamos ni idea. Lo más duro ahora mismo es compaginarlo con nuestra carrera y prácticas, ya que nos demanda muchas horas de trabajo, pero bueno, poco a poco, este proyecto va creciendo y no nos puede hacer más ilusión.
“Mi abuela, que fue vizcondesa de Matamala, era una apasionada de la moda y una mujer que destacaba por su elegancia. Siempre la he tenido como mi mayor referente”, cuenta Carmen
—¿Cómo son vuestros diseños y estilo?
—Carmen y yo tenemos estilos diferentes, pero para nada incompatibles; nos gustan cosas muy parecidas, pero cada una las adapta a su estilo. Copines refleja esto, es una mezcla de estilo elegante, pero a la vez divertido y colorido. Buscamos que nuestras prendas estilicen y favorezcan, pero que a la vez tengan ese punto de locura que tanto nos gusta, ya sea a través de formas atrevidas o a través de colores vivos que alegran cualquier armario. Empezamos centrándonos en looks de top y falda a juego, ya que para nosotras son un must, pero poco a poco vamos ampliando la variedad de productos; en nuestra tercera colección, que sale pronto, lo veréis. Es una colección muy especial que refleja a la perfección el estilo Copines, tanto por las formas atrevidas como por los colores vivos, que en verano no pueden favorecer más.
Habla Carmen
—Carmen, ¿a ti también te gustaba la moda desde niña?
—Sí, desde que era pequeña. Mi abuela, que fue vizcondesa de Matamala, era una apasionada de la moda y una mujer que destacaba por su elegancia. Siempre la he tenido como mi mayor referente y me encanta ver sus fotos porque me inspira. Mi madre absorbió todo de ella y, para mí, es también un referente. Desde pequeña, me ha llevado a todo tipo de exposiciones de moda, ópera, ballets, teatros... y yo siempre me fijaba en el vestuario porque me fascinaba. Siempre soñaba con tener una marca de moda. En el colegio me regañaban porque en mis apuntes había dibujos de trajes, camisas o cualquier cosa que se me ocurriese. Con Eugenia, en los patios o en clase, nos dedicábamos a inventarnos estampados con celos de colores, lápices, bolígrafos o lo que nos encontráramos.
—¿Qué significan para ti?
—Gracias a ellas he aprendido a valorar, entre otras muchas cosas, el buen hacer; a los artesanos antiguos, que espero que no desaparezcan nunca; la manera de hacer a la antigua usanza, que espero sepamos mantener e imitar.
“Mi tatarabuela Carmen Saavedra era una mujer muy disruptiva para su época y dicen que esto fue lo que cautivó a Balenciaga, de quien fue musa”, confiesa Eugenia
—¿Por qué tendencias sueles apostar?
—Según el día, me gusta ir con un conjunto más elegante o más hippy y mezclar estos dos conceptos. Me gusta sentir que lo que llevo es elegante, pero distinto. No me gusta seguir tendencias porque estén de moda.
—¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte a esto?
—Sí, pero también tenía claro que primero, antes de estudiar algo concreto en moda, debía tener una base sólida en administración de empresas, que me sirviera para todo en la vida, aparte de para crear algún día una empresa como Copines, por eso estoy estudiando ADE en Icade, que termino este año. Estoy aprendiendo muchas cosas del ámbito empresarial que estoy aplicando a mi marca y, al revés, emprendiendo estoy comprendiendo mejor los conceptos que me enseñan en mi carrera.
—Sois muy parecidas, ¿os lo dicen mucho?
—Sí, nos lo dicen mucho y no hay cosa que me pueda hacer más ilusión que el que me digan que me parezco a ella. Estamos muy acostumbradas a que nos pregunten o den por sentado que somos hermanas.
—¿Cuáles son vuestros próximos proyectos?
—En primer lugar, terminar nuestra carrera, y a mí, en concreto, me gustaría empezar un máster más específico en gestión de empresas de moda con el que poder aportar conocimientos y perfeccionar nuestro proyecto y que cada día sea una mejor empresa. Con respecto a Copines, aparte de cuidar el diseño y el proceso de producción, buscando fuentes de inspiración, tenemos que perfeccionar la tienda online , las redes sociales, las campañas de marketing y, algún día, poder tener una tienda física. Nuestro sueño es crear una experiencia de marca, nos encantaría abrir un Café Copines, crear nuestros propios perfumes, floristerías y restaurantes… Nuestro sueño más a largo plazo es crear un universo Copines.
“En mis apuntes siempre había dibujos de trajes, camisas… Y con Eugenia, en los patios del colegio o en clase, nos dedicábamos a inventarnos estampados”, recuerda Carmen
—¿A quién os gustaría vestir?
—Nos encantaría vestir a Carlota Casiraghi, nos parece una mujer que define a la perfección el concepto de elegante. Pero la verdad es que ver a nuestras madres, tías, primas y amigas vestidas de nuestra firma es tal orgullo, que ninguna famosa del mundo lo podría superar.