Su frase favorita, “cada día es un desfile y el mundo, tu pasarela”, resume lo que significa la moda para Mery Turiel. Desde su infancia en Valencia, donde creció a pesar de haber nacido en Madrid, jugaba a crear looks en su imaginación, una afición que hoy se ha convertido en su modo de vida. Mery no es una influencer al uso, de hecho, esa etiqueta no le convence, a pesar de haber aparecido dos veces en la lista de las 100 mejores de España que elabora Forbes. Emprendedora y con un estilo único y sofisticado, es una de las grandes referentes de moda y lifestyle de nuestro país; consigue que sus looks se agoten y, con cada una de sus colaboraciones, triunfa.
También ha ido ganando seguidores —casi un millón en Instagram— gracias a su naturalidad y su pasión por la lectura, afición que comparte en sus recomendaciones de libros. De hecho, en 2019 debutó en la escritura publicando Iki: Aquello por lo que vale la pena vivir , donde reúne sus reflexiones más importantes, las que representan su filosofía de vida. Muy inquieta y creativa, compagina el contenido digital con su faceta empresarial y, además de haber lanzado varias colecciones de moda, ha creado su propio vino, Mute Pink Moscato, un rosado que presenta como “la bebida perfecta para desconectar del ruido”, y que nació cuando buscaba el vino perfecto para tomar con sus amigos. Para todo ello cuenta con su hermano y mano derecha, Max Turiel, el compañero de aventuras perfecto, como nos comenta en esta entrevista.
“Estudiaba ADE, pero no sentía pasión por la carrera y la idea de mi vida laboral, una vez terminada, tampoco me entusiasmaba”, nos cuenta de su cambio de rumbo hacia las redes sociales
—Mery, ¿cómo empezaste en el mundo de las redes sociales?
—De una manera muy natural, hace ya unos ocho años. La mayoría de los conceptos que existen hoy en día (influencer, creador de contenido, tik toker, engagement…) no existían. Y creo que ninguna imaginábamos en lo que iba a derivar, ni la magnitud que iba a tener.
—¿Cómo nació tu pasión por la moda, de dónde te viene?
—Siempre me ha interesado. Cuando era una adolescente, mis dos pasiones eran la lectura y la moda. Siempre estaba pensando en el siguiente libro que iba a leer y en el modelito que iba a llevar para uno u otro plan. Recuerdo la ilusión que me hacía que alguna chica me parase por la calle y me dijese: “Me encanta ese top que llevas”. Y yo le decía de dónde era, cuánto me había costado, si le había cortado el largo porque no me encajaba…
—¿Cómo definirías tu estilo?
—He ido encontrándome con los años. Creo que a todas nos pasa. He tenido etapas de llevar cosas que hoy no me pondría y siento que me estoy acercando, cada vez más, a un estilo que me define. Soy ecléctica, me gusta jugar con la moda y no encasillarme, aunque sí que siento que me estoy acercando cada vez más a un estilo clásico y atemporal.
—¿Cuál era tu vocación, tu aspiración profesional antes de dedicarte a las redes sociales?
—Estaba estudiando ADE, pero no sentía pasión por la carrera y la idea de mi vida laboral, una vez terminada, tampoco me entusiasmaba. Probablemente, si hubiese estado estudiando publicidad o una carrera más acorde a lo que me dedico hoy en día, la hubiese terminado. Pero en ese momento sentí que estaba pasando un tren que debía coger, y llevo ya ocho años dedicándome a las redes sociales. Aun así, defiendo que hay que formarse y estudiar.
—¿No te dio vértigo dejarlo todo y empezar en un mundo desconocido?
—En ese momento, vi el potencial. Ahora echo la vista atrás, veo a la Mery de veintipocos años y siento que fue un salto al vacío. Fui valiente en ese momento.
“Ahora echo la vista atrás y siento que fue un salto al vacío. Fui valiente en ese momento”
—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
—Sin duda, trabajar mano a mano con mi hermano. Creo que ha sido el mayor regalo que me ha dado esta profesión. Creativamente, nos entendemos muy bien, aunque a veces tengamos diferencias [ríe] pero, en un mundo que a veces puede ser complicado, contar con una persona que sabes que siempre va a mirar por tus intereses, para mí no tiene precio.
—¿Y lo que menos?
—Soy una persona, por lo general, sociable. Pero a veces también soy muy introvertida y me apetece no hablar y estar sola. Vivo permanentemente en esa dualidad. Mi mundo consiste en estar constantemente relacionándote con personas y a veces te apetece más, y otras menos. Pero supongo que como en cualquier trabajo.
—¿Qué es lo más duro de tu profesión?
—No considero que haya algo duro, si lo comparamos a otras profesiones. Sería injusto y sería quejarme por quejarme. Si tuviese que decir algo, es verdad que llevo una vida bastante poco estable, estoy entregada al 100% a mi trabajo y eso supone, muchas veces, perderme planes con mis amigos o mi familia. Pero insisto, no lo considero algo superduro porque no se puede tener todo.
—¿Cuál crees que es la clave de tu éxito?
—Creo que, en todos estos años, no he perdido la perspectiva de que las mujeres que me siguen (porque la inmensa mayoría son mujeres) son personas igual que yo. Que tienen los mismos miedos, viven las mismas decepciones, o comparten muchos de los sentimientos que yo tengo. Al final, hemos ido creciendo juntas y, para mí, es terapéutico compartir las experiencias que vivo, y creo que para ellas se traduce en sentirse comprendidas muchas veces.
“Soy ecléctica, me gusta jugar con la moda y no encasillarme, aunque siento que me estoy acercando cada vez más a un estilo clásico y atemporal”
—También está la parte de los haters. ¿Cómo sobrevives a los comentarios negativos?
—Al principio, no voy a negar que me ponían triste. Por suerte, no he tenido que enfrentarme a muchos. Aun así, cuando recibo un comentario malo, no constructivo, intento entender qué ha llevado a esa persona a decirme eso. Algunas veces contesto intentando hacerle reflexionar. Es algo que me cuesta entender, ya que nunca se me ocurriría escribir a alguien directamente para decirle cosas horribles.
—¿Qué te movió a escribir ‘Iki: Aquello por lo que vale la pena vivir’?
—Durante muchos años, he compartido textos o fragmentos que tenía guardados. Algunos escritos por otros autores, pero también algunos escritos por mí. Creo que fue una consecuencia lógica a todos esos años de reflexiones, que he ido escribiendo en primera persona y compartiendo.
—¿Cómo fue la respuesta del público? ¿Fue una experiencia gratificante para ti?
—La respuesta fue muy buena. Y me trajo experiencias increíbles, como firmar en la Feria del Libro de Madrid o en Sant Jordi. Y ver la cara de orgullo de mis padres… eso ya hizo que mereciese la pena.
—¿De cuál de tus logros empresariales te sientes más orgullosa: de tus colecciones de moda, o de haber creado tu propio vino?
—De los dos, porque fueron proyectos que creé junto a mi hermano de cero. Nosotros creamos el 100% del concepto en el caso del vino, y el 100% de la idea creativa y concepto de campaña de las colecciones. Son nuestros proyectos, creados en nuestra cabeza y eso me hace muchísima ilusión.
“Creo que la clave de mi éxito está en que comparto, con muchas de las mujeres que me siguen, los mismos miedos, las mismas decepciones y muchos de los sentimientos que tengo”
—¿Cuál es tu sueño?
—Poder seguir dedicándome a lo que me gusta y poder seguir haciéndolo con mi hermano de la mano.
—¿Cómo te ves dentro de veinte años?
—Creo que más que delante de las cámaras, estaré detrás. De alguna manera, siento que todo lo que he aprendido estos últimos años podré enfocarlo, en el futuro, en la publicidad.