Ha crecido rodeada de partituras, instrumentos y arte, por eso no es de extrañar que Clara Muñiz terminara encaminando sus pasos hacia ese mundo. Era como si estuviese predestinada a ello, sobre todo por su sensibilidad innata por la música, a la que acompaña una bonita voz. Es hija de la destacada pianista Rosa Torres-Pardo, artista residente de la New York Opera Society, miembro del patronato del Instituto Cervantes y Premio Nacional de Música 2017, y de Miguel Muñiz —fallecido hace dos años— quien fuera presidente del ICO (Instituto de Crédito Oficial), director del Teatro Real de Madrid y un apasionado del arte, quienes siempre la apoyaron y animaron a cumplir su sueño en la música.
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“En mi madre he tenido un gran ejemplo de perseverancia, constancia y trabajo. No le he tenido que pedir consejos; sin duda, es el espejo en el que mirarme”
Clara también marca estilo en sus redes sociales con su forma de interpretar las tendencias y su estilo de vida. A sus 30 años, está casada con el empresario Daniel Arigita y en marzo de 2023 dieron la bienvenida a su primer hijo, un niño llamado Nicolás. Ahora, sentada frente al piano y con espectaculares looks de fiesta, nos habla de su visión de la moda, sus retos y su nueva vida como madre.
—¿Qué significa para ti la moda?
—La moda me entretiene y divierte, para mí es un reto personal de individualismo, creatividad y personalidad. Me la tomo en serio, pero desde el lado lúdico.
“De niña estudié violín y piano pero, a día de hoy, toco la guitarra y el piano solo para acompañarme cantando y componer. Mi verdadero instrumento es la voz”
—¿Te gustaría dedicarte a ello?
—En cierto modo, me dedico a ello a través de las redes. Fue de una manera completamente inesperada, ya que no estudié nada relacionado con la moda, aunque sí que me lo planteé.
—¿Cómo definirías tu estilo?
—Me encantan los buenos básicos, pero no puedo vivir solo con ellos; siempre busco que haya algo en mi look que lo haga diferente, ya sea una pieza vintage, un abrigo o un zapato distinto. En definitiva, algo que destaque y que lo haga único.
—La música siempre ha estado presente en tu vida por tu madre, pero ¿cuándo tuviste claro que querías ser cantante?
—Creo que siempre he sido cantante, desde que mi madre me enseñó mi primera canción. Ya desde muy pequeña actuaba en casa para los amigos de mis padres o en casas de familiares y amigos, y siempre tuve claro que me gustaba tener un público, por pequeño que fuera, para cantar. Años después, pude materializarlo y estudiar Canto y Artes Escénicas tanto en Londres como en Madrid.
“He tenido la suerte de haber nacido en un entorno relacionado con el arte. Mi padre fue economista, pero creó una importante colección de pintura y escultura y después dirigió un teatro de ópera”
—¿Cómo se lo tomaron en tu casa?
—He tenido la suerte de haber nacido en un entorno relacionado con el arte. Mi padre fue economista, pero creó una importante colección de pintura y escultura y, después, dirigió un importante teatro de ópera. Era mi mayor fan, por lo que, afortunadamente, siempre tuve la libertad para elegir lo que quería hacer.
—¿Consideras que es un mundo difícil? ¿Alguna vez has pensado en tirar la toalla?
—Es sin duda un mundo difícil, como tantos otros en los que uno tiene que buscarse la vida y reinventarse constantemente. Tengo claro que nunca dejaré de cantar, porque forma parte de mí, a pesar de que no sea un camino fácil y tenga que dedicar mi tiempo a otras cosas también necesarias.
—¿Cómo es tu música?
—Tengo la voz grave, me gusta mucho el blues, soul y la música cubana.
Un regalo
—¿Qué instrumentos tocas?
—De niña estudié violín y piano, pero, a día de hoy, toco la guitarra y el piano solo para acompañarme cantando y componer. Pero mi verdadero instrumento es la voz.
“La moda me entretiene y divierte, para mí es un reto personal de individualismo, creatividad y personalidad. Me la tomo en serio, pero desde el lado lúdico”
—Tu madre es una gran pianista, ¿qué consejos te ha dado?
—La verdad es que he tenido un gran ejemplo de perseverancia, constancia y trabajo en casa. No le he tenido que pedir consejos, sin duda, es el espejo en el que mirarme.
—¿Cómo ha sido para ti vivir rodeada de música por ella?
—A día de hoy, que lo veo con perspectiva, lo agradezco muchísimo y no solo por ella, por mi padre también. He tenido la oportunidad de ir a las mejores óperas y ballets, ver a los intérpretes más grandes del mundo clásico. Yo creo que es un regalo y, gracias a tenerlo desde pequeña, hoy soy mucho más sensible a ese mundo.
“Tenemos muchas cosas y objetivos en común. Nos entendemos y complementamos muy bien y, además, me hace muy feliz”, confiesa sobre su marido, el empresario Daniel Arigita
—¿Qué ha sido lo mejor y lo más complicado de tener una madre como ella?
—Lo mejor, los valores y la educación (aparte del cariño), gracias a ella hablo varios idiomas y he estudiado en distintos países. Lo peor, su enorme exigencia, ya que no entiende este trabajo de otra manera que no sea el esfuerzo y el sacrificio.
—¿A quién admiras en la música? ¿Quiénes son tus referentes?
—Una mezcla abstracta de artistas. Son tantos... Por nombrar algunos mencionaría a Lauryn Hill, Nina Simone, Erykah Badu, H.E.R, Jorja Smith... Me encanta la música cubana, Compay Segundo, Los hijos del sol, y soy una gran admiradora de Beyoncé no solo por su arte, sino por su ética en su trabajo. Ella Fitzgerald, Etta James... Pero si me preguntas a quién escucho, probablemente no tenga nada que ver con quien admiro ni con quien aspiraría a ser. Admiro a mi madre.
“La maternidad es lo más inesperadamente bonito que me ha pasado. Están siendo maravillosas todas las etapas, disfruto mucho de Nicolás”, dice sobre su hijo, que en marzo cumple un año
—¿Cuáles son tus propósitos para este año?
—Dedicar más tiempo a la música. Componer más, escribir nuevas canciones. Ver crecer mi familia, ver crecer a Nicolás.
—Llevas un año y medio casada con el empresario Daniel Arigita, ¿qué balance haces de este tiempo a su lado?
—Dani y yo tenemos muchas cosas y objetivos en común. Nos entendemos y complementamos muy bien y, además, me hace muy feliz.
—En marzo, tu hijo, Nicolás, cumple un año, ¿cómo estás viviendo la maternidad?
—Es lo más inesperadamente bonito que me ha pasado. Digo inesperado por el miedo que te meten. Para mí han sido maravillosas todas las etapas, aunque sean pocas hasta ahora, y estoy disfrutando muchísimo de él.
—¿Ser madre era como te esperabas o te ha sorprendido?
—Me ha sorprendido en el sentido de lo natural que ha resultado todo. Nunca sabes qué tipo de madre vas a ser, de hecho, hasta que no empiezas a educar como tal, no te conoces en ese aspecto. Yo sigo en la etapa de disfrutarlo al máximo y mimarlo todo lo que pueda.
—¿Qué canción le pondrías a lo que estás viviendo ahora?
—The Rhapsody in blue, de Gershwin.