Rosalía es un fenómeno sideral, de proporciones inconmesurables. Eso resulta evidente. Todo lo que hace, dice, come, lee, canta, toca o se pone es analizado y diseccionado; se viraliza y, por supuesto, desata un aluvión de comentarios. Es lo que tiene ser el gran icono de la Generación Z. Todo trasciende.
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Gracias a la catalana, las niñas aprenden a “trapear” antes que a hablar, las quinceañeras se afilan las uñas de gel y los flamencos alucinan hasta el delirio con sus versiones de Me quedo contigo, de Los Chichos, o Se nos rompió el amor , de Rocío Jurado. Cada uno de sus pasos forja la leyenda.
Actualmente es la artista española más internacional. Eso es indudable. Pero su influencia traspasa la escena musical y Rosalía se ha convertido en un estilo propio. Desde que saltó a la palestra, llamó la atención por sus looks atrevidos y cargados de personalidad. Como ejemplo, elevó a la categoría de lujo las prendas streetwear , como en su primera incursión en Coachella, donde actuó con un chándal con logo XXL de Louis Vuitton. Aquella fue la primera de una larga y fructífera colaboración, gracias a la que la artista incluso hizo realidad su sueño de pasear sobre una pasarela: hace ahora un año, desfiló y actuó en la Semana de la Moda Masculina de París para la maison.
Para su legión de admiradores y seguidores es toda una visionaria y creadora de tendencias. Su impacto en la moda es tal, que incluso inspira a artistas y modelos. En la alfombra roja, donde siempre aparece sexy , las grandes casas de moda se la rifan. También ha impulsado la carrera de algunos diseñadores españoles, como Palomo Spain y Dominicco, de las que ha sido la mejor embajadora, vistiendo sus creaciones sobre el escenario.
En su día a día, con un estudiado effortless, tan pronto se decanta por la estética más urbana, con zapatillas de edición limitada, sudaderas oversize y mallas de ciclista, como abraza los looks más preppy, con piezas de diseño y accesorios icónicos, como los característicos zapatos Tabi (con su silueta de puntera de dedos separados) de Maion Margiela, la mochila Heaven Teddy de Marc Jacobs o la boina con aplicaciones de tachuelas de Charles Jeffrey Loverboy, que ha paseado estas Navidades por Nueva York.
Apasionada de la estética otaku, inspirada en la cultura del anime, Rosalía ha mostrado en numerosas ocasiones que tiene debilidad por este estilo, con peinados y estilismos que recuerdan a los personajes de animación japonesa, entre ellos, Sailor Moon. Y en su última gira, Motomami, la mujer poderosa se abrió paso con potentes looks de motera.
Sin embargo, aún le queda mucho que decir en cuestiones de moda y, con su personalidad audaz y esa asombrosa capacidad de reinventarse que la ha llevado hasta lo más alto, Rosalía ha evolucionado también en su estilo y actualmente apuesta por una imagen minimalista y más cercana al puritanismo, o lo que los insiders denominan nuncore. Austeridad, pero sin pasarse, con predilección por las camisas, los colores neutros y las piezas de sastrería de factura impecable.