Definir a Adriana Abascal en un puñado de palabras no es tarea sencilla. Creativa, imparable, sofisticada, nómada multicultural... Esta diseñadora y empresaria mexicana de estilo insuperable se caracteriza, ante todo, por imprimir pasión en todo lo que hace y vivir el momento. Afincada en París desde hace más de una década, tan pronto puede encontrarse en su Careyes (México), como viviendo por una temporada en Los Ángeles. París es el marco de estas fotos, muy cerca de las oficinas de Maison Skorpios, donde se encuentra su exitosa firma de calzado. La entrevista, sin embargo, tuvo lugar en Venecia. Aprovechamos este alto en el camino para preguntarle sobre sus planes, su rol como una de las mujeres más elegantes , su familia, su corazón... y, cómo no, de su manera de expresarse a través de la moda.
“Para la nueva colección de mi firma de calzado trabajé con Javier Menacho, artesano sevillano, y juntos hicimos muchos diseños inspirados en esta región y en el mundo ecuestre”
-Estuviste en México recientemente, ¿cierto?, en Careyes...
-No sé si suena cursi, pero para mí es muy importante, al menos una vez al año, regresar a mi país, volver siempre a mis raíces. Cuando viajo a México lo valoro y me emociona todo. La comida, los colores... todo. Careyes es tan exótico, sofisticado y exclusivo que me encanta.
-Ahora te encuentras cruzando el Atlántico porque ayudas a tu hijo, Diego, a establecerse en San Francisco, ¿cómo vives esa faceta?
-Al principio cruzaba los dedos para que no lo aceptaran o para que decidiera quedarse en Europa. Afortunadamente, todo salió bien, pues Diego tuvo un accidente importante de coche y pasamos un año medio trágico. Estuve un mes y medio con él en Los Ángeles... pero hoy lo veo bien establecido y me he dado cuenta de que ha crecido mucho y no solo de edad, sino como persona. Mi hija Jimena está en Londres y va y viene mucho, nos vemos casi todos los fines de semana. Le encanta la moda, aunque todavía no sabe qué quiere estudiar. Ambos tienen mucha ambición intelectual y académica.
“Me fascinan las botas. Cuando era pequeña, los niños sí tenían y las niñas no. Yo quería mis botas, los mismos derechos y la misma fuerza”
-¿Has pensado cómo cambiará todo cuando tengan su propio proyecto de vida?
-Nunca planeo a futuro y, además, tengo otro “bebé”, que es Skorpios. En mi caso, nunca me fui lejos de mi madre, y mis hijos siempre vivieron cerca de su abuela. Quiero estar al lado de ellos, pero no ser una carga.
-Y hablando de Skorpios, ¿dónde dirías que se encuentra en este momento?
-Pues es como ese bebé que al principio no te deja dormir. Y luego... bueno, al final nunca duermes tampoco. Yo, la verdad, es que no tenía ese callo empresarial, pero como dicen: “Si ganas, ganas, y si no, aprendes”. Cada vez estoy más convencida de Skorpios y de las posibilidades que tiene.
-¿Cuál ha sido la inspiración para tu última colección?
-Tiene mucho que ver con Sevilla y con España. Usamos el color burdeos, que es como la puerta de una plaza de toros, y la espiga bordada. Para esta colección trabajé con Javier Menacho, un artesano sevillano, y juntos hicimos muchos de los diseños que tienen que ver con esta región y con el mundo ecuestre.
“Soy una superviviente. Era la más pequeña de cuatro hermanos, aprendí a defenderme y me forjó un carácter”
-¿Cómo definirías tu estilo?
-Me inspira mucho ese look que no es necesariamente el último grito de la moda. He pasado por todas las etapas. Eso sí, siempre me han encantado las botas, las relaciono con el poder. Cuando era pequeña, los niños las tenían y las niñas no. Yo quería botas, los mismos derechos y la misma fuerza. Me gusta lo sencillo, aquello que puedes seguir usando con los años. Skorpios es eso, actual y para siempre.
“Los mexicanos somos la gente más agradable que hay y eso no lo supe hasta que me fui. En España sois pura alegría, hay otra manera de entender la vida. Italia siempre huele a vacaciones y París ess tremendamente sofisticada”
-Eres multicultural. ¿Qué te llevas de cada país en el que has vivido?
-Los mexicanos somos la gente más agradable que hay y eso no lo supe hasta que me fui. El mexicano es muy noble y vivimos en un surrealismo constante. En España sois pura alegría, hay otra manera de entender la vida... Allí siempre me siento como en casa y protegida. En Italia siempre hay una sensación de vacaciones y, aunque el francés tiene en general mal carácter, me encanta París porque es tremendamente sofisticada. Llevo aquí 13 años y me sigo maravillando de la arquitectura, que es alucinante, la comida y los perfumes. Siempre se vuelve a París.
“Como dicen por ahí: ‘si ganas, ganas. Si no, aprendes’. Cada vez estoy más convencida de skorpios y de sus posibilidades”
-¿Qué te motiva y de dónde sacas fuerzas para seguir con una buena actitud a pesar de los retos que encuentras?
-Soy una superviviente. Era la más pequeña de cuatro hermanos, así que crecí un poco sola, aprendí a defenderme. Me volví más independiente y me forjó un carácter.