Aire ‘british’ para celebrar la Navidad

Nieves Álvarez: confesiones, vivencias y certezas de una modelo de leyenda

‘Bill es mi mejor compañero de viaje. De él aprendo algo cada día. Me respeta. Mis éxitos solo le aportan felicidad. Es una persona positiva, alegre y es muy divertido’

Borja de la Lama

Por Luis Nemolato

24/12/2023 8:01 CET

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¿Cómo era la historia: “los grandes son grandes en tanto que son humildes” o “los humildes son humildes porque son grandes”? Con Nieves Álvarez no hace falta descifrar el galimatías. Ella, perdónennos, está por encima de toda consideración. Porque Nieves, aunque suene muy 90’s —y esa década es rabiosamente tendencia, no lo perdamos de vista—, es una top 360. Top como mujer, top como profesional. Y un mito. Y una leyenda. Y lo más heavy: en activo y en la cumbre. Siempre. Presentadora de Flash moda, reina en las pasarelas, punto álgido de cualquier alfombra roja, empresaria con su propia línea de belleza... Lleva 30 años + 1 en el difícil universo de la moda y su visión, de gran angular —y con una capacidad crítica para discernir entre lo bueno y lo malo casi quirúrgica— es más libre y desprejuiciada que la de muchas recién llegadas a la red carpet. Y si no, recuerden su presencia en los Latin Grammy... Hablar con ella de moda impone, porque es una grande, pero sucede eso con lo que empezábamos este texto: que recibes una clase magistral con la dulzura e inteligencia de alguien que sabe de verdad, lo vive de verdad y lo ama de verdad. Pese o gracias a todo. Ahora, que está a punto de acabar el año, cuando todo parece que pasa muy deprisa y las luces nos deslumbran, pongamos con ella el foco en lo que realmente importa.

—El año pasado cumpliste tres décadas en el mundo de la moda. Supongo que, entonces, miraste atrás, hiciste balance... pero, ahora, eso ya también pasó. Hoy es un nuevo comienzo, ¿no?

—Jamás imaginé llegar o hacer todo lo que he realizado a lo largo de estos años. Tengo mucho que agradecer a todas aquellas personas que me han dado una oportunidad y han confiado en mí, pero también soy consciente de que me comprometo con todo aquello que hago, tengo una capacidad de trabajo y entrega que ha dado como resultado la carrera que me he construido. Esa madurez la he volcado en mi proyecto de belleza, “nieves Beauty”.

—No sé si es una sensación personal, pero ¿no está cambiando todo muy rápido en la moda? Y, sin embargo, tú no pierdes jamás el tren. Te vimos en los Latin Grammy y eso era un ‘lookazo’ y lo demás, tonterías...

—La vida en general va rápida, tenemos demasiada información que consumimos y olvidamos al momento; el cambio climático también afecta a las colecciones, a que no sean tan marcadas; las redes sociales, la manera de comunicar… todo ha evolucionado enormemente. Y yo me sigo divirtiendo con la moda, sin perder mi esencia. Para mí, las alfombras rojas no son una competición, sino un momento donde expresar creatividad y dar visibilidad a un sector que me apasiona y me ha dado tanto. Los Grammy son música y moda, un binomio perfecto. La música ha influido en la moda, y viceversa. Solo tenemos que pensar en las estéticas de David Bowie o Madonna, en los vídeos de George Michael, en el último espectáculo de Beyoncé o la colaboración de Måneskin con Armani: pura tendencia que llega a la calle.

—Siguiendo con los cambios: da la impresión de que la belleza ya no es suficiente, que el estándar ha cambiado y que ahora se reivindican otros cuerpos, otras formas... Tú, desde un lugar privilegiado, ¿cómo lo ves?

—La moda refleja la sociedad en la que vivimos. Es la era de la inclusión. La belleza va mucho más allá de lo físico: depende de aptitudes, hábitos y de cómo actuamos. Todos tenemos algo único que nos hace especiales. No se trata de parecerse a nadie; se trata de querernos a nosotros mismos, de valorarnos y aceptarnos. Siempre he tenido muy claro que la belleza exterior si no va acompañada de otros valores como la tolerancia, el respeto y la educación, no llega muy lejos.

“A la Nieves de mis comienzos le diría ‘¡brava!’, porque tan mal no lo debió de hacer, si sigo en la moda 30 años después. Me he divertido, he llorado, he viajado por todo el mundo...”

—Maggie Smith es modelo de Loewe. La edad ya no importa, ¿es verdad o es un espejismo?

—Es una maravillosa campaña, pero... ¡ojalá fuera esa la realidad! Lo cierto es que la juventud sigue viéndose como un valor añadido. O se asocia a la belleza cuando, a veces, la experiencia y la edad son sinónimo también de éxito.

—¿Los años te han hecho más exigente? ¿Más desprejuiciada? ¿Más consciente?

—No es la edad en sí la que me ha hecho más exigente, sino la vida, las experiencias buenas y malas que me han pasado. Me he vuelto, quizás, más dura. Pero también he aprendido a rodearme de mi gente y a darle la importancia justa a las cosas.

—Tú llegaste jovencísima. Tu estrellato fue rápido, brillante, atronador… y se mantiene. ¿Qué es eso que te ha hecho diferente?

—Siempre he mantenido los pies en la tierra. No me considero más importante que el resto del equipo. En una sesión de fotos, cada uno tiene su papel para que la parte visible del trabajo —que soy yo— brille. He sabido evolucionar, no tengo miedo a afrontar nuevos retos y en un shooting doy el 200 por ciento.

“Para mí, las alfombras rojas no son una competición, sino un momento donde expresar creatividad y dar visibilidad a un sector que me apasiona y me ha dado tanto”

—Viviste la época de las supermodelos, ese momento en el que vosotras dominabais la Tierra. Tengo dos preguntas: ¿las españolas érais aves extrañas en el paraíso? Y ¿sientes nostalgia?

—Fue un privilegio vivir la época de los 90 y admirar el trabajo de aquellas tops, mujeres y empresarias que, hoy día, siguen siendo un referente en la moda. Entonces hubo una generación de modelos españolas muy distintas las unas de las otras. Cada una triunfó y encontró un lugar y un reconocimiento. Inés Sastre o Judit Mascó eran ya conocidas cuando yo empezaba y las admiraba y admiro hoy día. Estaba Esther Cañadas triunfando; mi querida Laura Ponte, la más camaleónica de todas, y otra española con una carrera brillante en Francia, Laura Cisneros. No miro aquella época con nostalgia, ¡me considero muy afortunada de poder haberla vivido!

“En Navidad me encanta reunirnos todos y compartir tradiciones y momentos familiares con mis hijos y mis sobrinos. Ha sido un gran año a nivel personal y profesional”

—Si te encontraras con la Nieves de ese momento, ¿qué le dirías?

—¡Brava! Porque tan mal no lo debió de hacer si sigo aquí 30 años después. Me he divertido, he llorado, he viajado por todo el mundo... Quizás, a veces, pequé de ayudar demasiado y de olvidarme de mí misma... Pero soy así y no lo puedo evitar.

—Quizás tampoco hay que echar mano de la ciencia-ficción... Si Bianca, tu hija, esa ‘minitop’ espectacular que tienes en casa, siguiera tus pasos, ¿qué pasaría?

—Mis padres me ayudaron en todo, siendo un mundo desconocido para ellos. A Bianca claro que la ayudaría, pero ella no está muy interesada y creo que cada uno tiene que escoger su camino. Yo siempre le digo: “La vida la vives tú, sé feliz. Los demás solo la comentan, pero cada uno tiene su realidad de puertas para adentro”.

—“Los demás solo la comentan”... OK. Pero ¿cómo se logra sobrevivir a “tanto” comentario?

—Cuido mucho mi mente y sí que es verdad que, a veces, oyes comentarios del tipo “¡qué mala cara tiene!” o “está muy mayor”… pero lo bueno de la madurez es que ya me entra la risa porque pienso: “Soy humana, tengo malos días, tengo ojeras, inquietudes y cumplo años y… ¡es maravilloso!”. Pero también te digo que la mayoría de la gente es muy cariñosa. Y si hay algo que me emociona es cuando otras mujeres me paran por la calle para decirme que me admiran, siempre con una palabra bonita, o me dicen que están utilizando mis productos y se notan la piel mucho más luminosa. Eso compensa con creces un mal comentario aislado.

—¿Cuál es tu antena a tierra?

—¡Mi familia!

“No es la edad en sí la que me ha hecho más exigente, sino la vida, las experiencias buenas y malas que me han pasado. Me he vuelto, quizás, más dura”

—Otro tema es el amor. Con una vida tan llena de luces, pero también de soledades, ¿cómo se consigue que la llama no se apague?

—Con confianza, admiración y respeto.

—¿Bill es el compañero de viaje? ¿Tiene las virtudes-actitudes-aptitudes que tú necesitabas?

—Bill es mi mejor compañero de viaje. De él aprendo algo cada día. Me respeta. Mis éxitos solo le aportan felicidad. Es una persona positiva, alegre y muy divertida. Este mes de diciembre celebraremos dos años juntos y espero que sean muchos más a su lado.

—¿Cómo celebraréis el aniversario y las Navidades?

—Las celebraremos en familia. Me encanta reunirnos todos y compartir tradiciones y momentos familiares con mis hijos y con mis sobrinos. Ha sido un gran año a nivel personal y profesional.

—¿Soñaste con tu vida tal y cómo es o la vida te ha sorprendido?

—La vida me ha sorprendido gratamente. A veces, el camino no es fácil, pero merece la pena disfrutar de cada paso.