Apesar de que fundaron su proyecto hace apenas tres años, hoy no es raro encontrarse los nombres de Claudia d’Oncieu y Clementina Calleri en las listas de los italianos más influyentes. Su estudio de interiorismo, Paraná Studio, no tardó en convertirse en una referencia en su país, gracias a una visión llena de frescura, pero también rica en historia. Por ello, hemos querido viajar a Roma para conocerlas y descubrir su trabajo, que desarrollan en la casa-estudio de Claudia, y, de paso, sus lugares ‘secretos’ en la Ciudad Eterna.
“Intentamos hacer ver a nuestros amigos y clientes que no es necesario deshacerse de todas tus cosas para que tu casa sea bonita y acogedora” (Claudia)
-¿Cómo surgió la idea de crear algo juntas?
-CLAUDIA D’ONCIEU: En 2019, Clementina y yo coincidimos viviendo en Milán, y empezamos a soñar con crear un pequeño hotel boutique en Palermo. Cada semana quedábamos para cenar y hablar de interiores, muebles, música, comida... Todo se veía muy lejano pero, durante la pandemia, muchos amigos empezaron a pedirnos consejos para arreglar sus casas y así es como nació Paraná Studio.
-¿Por qué ese nombre?
-CLEMENTINA CALLERI: Proviene del río que fluye entre Argentina, Paraguay y Brasil. Fusionamos nuestra visión de los interiores con un viaje que Claudia y una amiga, Marita, hicieron a Argentina, soñando con crear una línea de bombachas llamada Paraná. Tres semanas después, fundamos Paraná Studio: un proyecto de interiorismo pensado para presupuestos pequeños y casas diminutas.
-¿Cómo supisteis que congeniaríais como socias?
-C.O.: Personalmente, lo supe desde el día en que empezamos a compartir ideas. Creo firmemente que el corazón y el instinto es lo que nos lleva siempre más lejos. Somos muy parecidas y ambas tenemos las mismas corazonadas. ¡Somos muy ‘Aries’!
-¿Qué hacíais antes de montar el estudio?
-C.O.: Estudié Diseño de Interiores en Roma y, tras graduarme, mi primer trabajo fue con la decoradora Laura Rubino, que me transmitió su pasión por los tejidos, el ornamento y la historia. Laura es mi mentora, y ¡aún hoy es a quien llamo cada vez que tengo una duda! En 2019, me trasladé a Nueva York, donde tuve la oportunidad de trabajar para Charlap Hyman & Herrero, y después me mudé a Milán, y allí trabajé para la firma de Matteo Thun.
-C.C.: Después de trabajar en Kenia, Yucatán, Nueva York y Londres, fundé The Palmist Club en 2018, trabajando con artesanos de Kenia y Túnez, y convirtiéndome yo misma en una artesana autodidacta.
-Habladme de la idea detrás de Paraná.
-C.O.: Nos gusta decir que Paraná es ‘Tasty spaces + spicy pieces’ (espacios ‘sabrosos’ con piezas ‘pícaras’). Desde que empezamos, intentamos hacer ver a nuestros amigos y clientes que no es necesario deshacerse de todas tus cosas para que tu casa sea bonita y acogedora. Es muy importante rodearse de objetos que nos aporten alegría. Este es el punto de partida de cada una de nuestras iniciativas, desde los interiores hasta las piezas que diseñamos. Lo más interesante siempre son las historias que hay detrás de los espacios, las personas y los objetos. Cada una de estas cosas tiene una herencia, y hay que respetarla y preservarla. Creemos que la singularidad viene de la historia, ya sea de una pieza preexistente o de alguna nueva. Por eso, nos encanta trabajar con artesanos, también. Con ellos hemos desarrollado nuestra colección de iluminación (disponible en Artemest o por encargo), y algunas colaboraciones especiales. Una muy importante para nosotras es con el artista Charlie Masson, con quien ya hemos lanzado el ‘Tarocchi Maremmani’, una baraja de cartas del tarot inspirada en la Maremma toscana (disponible en Issimo), y estamos desarrollando una serie de tableros de backgammon inspirados en la naturaleza.
“Nuestro proyecto de interiorismo está pensado para presupuestos pequeños y casas diminutas” (Clementina)
-¿Cómo describiríais vuestro estilo como diseñadoras?
-C.O.: No estoy segura de que podamos describir nuestro estilo en pocas palabras. Exploramos mucho. Nos gusta mezclar y combinar muebles, colores y telas. Tenemos obsesión por los mercadillos, y siempre que podemos intentamos introducir piezas extrañas en nuestros proyectos. Nos dejamos llevar por nuestro instinto y nuestros sentimientos.
-¿Habéis vivido siempre en Roma?
-C.O.: Sí. Roma es mi ciudad natal, es donde crecí, es lo que me define. Es una ciudad con energías muy distintas y me encantan todas, las malas y las buenas.
-C.C.: ¡Yo realmente soy nueva aquí! Llegué por amor... ¡y me quedé por la comida!
“Supe que congeniaríamos bien como socias porque somos muy parecidas y ambas tenemos las mismas corazonadas. ¡Somos muy ‘Aries’!” (Claudia)