Comenzó la mañana de la 78ª edición de Fashion Week Madrid Primavera/Verano 2024 con el viaje a La Habana de Pedro del Hierro. Después llegó el turno de Ynésuelves que se inspiró en el océano y dejó paso a Jorge Vázquez y su visión sesentera de sus musas. Tras esto, pasamos a la colección sostenible de Paloma Suárez, los magistrales trenzados de Simorra y, de nuevo, una inspiración marina por parte de Claro Couture. Sin embargo, faltaba el fin de fiesta, un fin de fiesta apoteósico y lleno de color que no podía haber tenido a una mejor anfitriona que a Ágatha Ruiz de la Prada. Con ella, las mezclas imposibles de estampados cobran un nuevo significado y seducen a las mujeres que quieren romper con el aburrimiento y el clasicismo.
Con guiños a África, continente en el que recientemente presentará su libro (concretamente, en Guinea Ecuatorial), Ágatha Ruiz de la Prada vuelve a convertirse en la reina del color y los estampados dentro de un universo psicodélico en el que la tristeza no tiene cabida. Para comenzar, y bajo los acordes de la canción Sobrepesando de Ambizius y Manu Oliva, la diseñadora madrileña abrió su desfile con un look compuesto por mono estampado y cuello voluminoso que recordaba a un flotador. Tras esta primera creación, llegaron looks entre los que llamaron especialmente la atención los desflecados de tul. Tampoco pasó desapercibida una salida de cuatro modelos que cubrían sus cabezas con grandes formas de corazón, estrella, flor y ojo. Culminó este desfile, en el que también vimos propuestas para niñas y hombre, con un look de novia en color blanco y con estampados que presentaba una falda abullonada en corte asimétrico. Y una gran novedad: sus características plataformas se cambian por cómodas alpargatas.