El hábito de fumar es uno que se ha instaurado en la sociedad desde el siglo XIX, sin embargo, en los últimos años, la industria tabaquera ha experimentado una transformación sin precedentes y con un objetivo muy claro: dejar atrás los cigarrillos convencionales y ofrecer alternativas mejores para los fumadores. Y es que muchas personas aún no son conscientes de que el mayor daño proviene del humo y no del tabaco en sí. Para comprender mejor esta revolución y el papel que pueden jugar los productos sin humo, entrevistamos a la Dra. Maribel Biezma, una reconocida experta en química y biomedicina, que actualmente trabaja en Philip Morris, donde desempeña un papel crucial en la divulgación de la ciencia detrás de estas innovadoras opciones.
El compromiso de Philip Morris hacia un "mundo sin humo" es el motor de su transformación. Según la Dra. Biezma, esta misión fue la que la motivó a trabajar en esta empresa. Con una sólida formación en química y biomedicina, su experiencia en investigación básica y en la industria farmacéutica le permite establecer relaciones con la comunidad médica y científica de España y compartir con ellos la ciencia detrás de los productos sin humo de Philip Morris. Hemos podido hablar en exclusiva con ella para descubrir desde adentro todos los cambios que está teniendo la industria tabaquera. Sigue leyendo y súmate a la revolución:
¿Qué hace una química trabajando para una tabaquera?
Me uní a Philip Morris hace ya más de 6 años y cuando me presentaron el proyecto de transformación de Philip Morris y su gran misión de conseguir un mundo sin humo y dejar de fabricar cigarrillos, no me lo creí y pensé que era un malentendido. Pero según iba indagando en lo que la compañía perseguía, me dije: yo quiero formar parte de esto.
En mi formación coexisten dos áreas principales: la Química (materia en la que conseguí un grado universitario) y la Biomedicina (área en la que obtuve un doctorado) y a lo largo de mi trayectoria profesional he estado 4 años en investigación básica y 15 años trabajando en el sector farmacéutico. Esta combinación me permite generar y establecer vínculos con la comunidad médica y científica de España con la finalidad de que se entienda y conozca la base científica del giro tan importante que está dando el sector del tabaco y, en concreto, Philip Morris. Y es que hay mucho trabajo por hacer.
¿Cuál ha sido el mayor descubrimiento en la industria tabaquera en los últimos años? ¿Consideras que ha habido una evolución palpable?
La industria del tabaco está en plena transformación. En el caso de Philip Morris, que es el caso que conozco de primera mano, está llevando a cabo una revolución sin precedentes que tiene como objetivo dejar de vender cigarrillos py ofrecer a los fumadores productos alternativos sin combustión que hayan demostrado científicamente ser una mejor opción para aquellos fumadores que no logran dejar de fumar o simplemente no quieren dejarlo. Para mí, este ha sido sin duda la mayor innovación del sector del tabaco.
Con tu insight en el sector de la salud, ¿cuáles serían tus primeras recomendaciones para un fumador adulto que quiere dejar de fumar?
Mi recomendación siempre va a ser que deje de fumar o consumir cualquier producto de nicotina. En cualquier caso la Organización Mundial de la Salud estima que hay más de 1.000 millones de fumadores a nivel global, de los cuales unos 9 millones se encuentran en España. Para estos adultos que aun sabiendo lo dañino que es fumar y siguen con este hábito, es para los que están pensadas las alternativas sin combustión.
Desde el punto de vista científico, ¿por qué son mejores las opciones sin humo?
Está comprobado científicamente que cuando quemas cualquier materia orgánica, se genera un humo con sustancias tóxicas. En el caso del cigarrillo, se quema el tabaco, y se produce un humo que contiene más de 6.000 sustancias químicas, de las cuales unas 100 han sido identificadas como nocivas o potencialmente nocivas. Es precisamente este elevado nivel de sustancias tóxicas que el fumador inhala, la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar.
Lo que la evidencia científica demuestra es que, al eliminar la combustión (y, por tanto, el humo y la ceniza), estas alternativas emiten un aerosol o vapor que contiene niveles medios significativamente menores de sustancias químicas nocivas en comparación con los cigarrillos. De hecho, esta evidencia científica ha llevado a organismos reguladores a tomar importantes decisiones en esta materia, como ha sido el caso de EEUU con la FDA, el órgano regulador americano en este ámbito, que reconoció que gracias a estos productos hay una exposición reducida de las sustancias nocivas en comparación con los cigarrillos.
¿Y estos dispositivos sin combustión no tienen riesgos?
Lo único que tiene riesgo cero es dejar de consumir cualquier producto que contenga tabaco o nicotina por completo. Cualquier opción que sea diferente a esta, siempre conlleva un riesgo. Partiendo de esta base, lo que hay que pensar es que, en referencia a todos los productos que existen, hay lo que llamamos un “continuo del riesgo” es decir, productos con más riesgo y productos con menos. En el sector del tabaco, esta horquilla va desde el cigarrillo en un extremo, que es la forma más nociva de consumir tabaco, y en otro extremo están los productos sin combustión que, sin ser riesgo cero, suponen una mejor alternativa en comparación con el cigarrillo.
Con unas cifras tan importantes y efectos irreparables de los cigarrillos, ¿por qué consideras que hay fumadores que se resisten a cambiar a opciones sin humo?
Yo diría que por desconocimiento. Si todos aquellos fumadores adultos que deciden seguir fumando cigarrillos conocieran las características de los productos sin combustión, y tuvieran claro lo que son y lo que no son, seguramente hoy en día tendríamos cifras muchísimo más bajas en el número de fumadores. Está comprobado que cuando el fumador entiende la diferencia del perfil de riesgo entre las diferentes formas de consumir tabaco o nicotina, opta por aquellas que han demostrado científicamente tener un perfil de riesgo menor. Esto ocurre en países como Suecia donde el uso predominante de alternativas como el snus (tabaco de uso oral) ha hecho que descienda el número de personas que fuman cigarrillos, con el consecuente impacto en la salud pública y alcanzar un futuro libre del humo de cigarrillos.