“Soy alegre, entusiasta y muy exigente en mi trabajo. Soy perfeccionista y me apasiona lo que hago. Cuando tienes la suerte de hacer algo que te encanta, no te cuesta trabajar más horas o esforzarte mucho”, nos dice Sol Prado. La diseñadora creció, como quien dice, entre costuras, viendo a su madre, Mercedes López de Carrizosa, llevar el estilo country chic por todo el mundo. “Desde pequeña aprendí con ella a patronar, tender, cortar. A diferenciar las piezas de los patrones, también me divertía muchísimo ayudar en las campañas de fotos y, cuando cumplí 16 años, abrieron la primera tienda en Madrid, trabajé de dependienta y, después, tuve la oportunidad de estar en ferias de venta al por mayor”. Parecía destinada a dedicarse a una profesión que la apasiona. Estudió Diseño de Moda en IED, especializándose en Alta Costura, y compaginó sus estudios con su formación en todos los ámbitos en la firma familiar, que nació en 1999 y en la que entró a formar parte oficialmente como diseñadora en 2019. Antes pudo trabajar también en vestuario de teatro —“lo disfruté muchísimo”— y en Uterqüe durante casi tres años. “Diseñé plana, fluido, estampación, incluso baño, y viajé muchísimo. Esa época también fue increíble”.
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—¿Qué crees que ha aportado tu llegada a la empresa?
—Creo que mi llegada ha aportado sangre nueva, actitud y más ilusión si cabe. Mis padres son personas llenas de ilusión y sin miedo, su respuesta ante cualquier proyecto o iniciativa, bien planteada, es siempre un rotundo sí. Creo que, sobre todo, he traído aire fresco a T.ba con el que hemos podido ampliar colecciones. Mi madre (directora creativa) y yo juntas trabajamos mucho más rápido, por eso hemos podido lanzar nuevos proyectos como T.ba Brides y Dreaming Habits.
—¿Cómo surgió hace vestidos nupciales?
—Un poco sin querer. Durante la covid, algunas clientas empezaron a pedírnoslo y decidimos lanzarnos.
Perteneciente a una importante familia jerezana, se ha convertido en la diseñadora favorita de la aristocracia y ha vestido de novias a Claudia Osborne y Ana Sainz, entre otras
—¿En qué se distinguen tus vestidos de novia?
—Creo que nuestros vestidos se distinguen en que se acoplan a la personalidad de cada novia sin perder nuestro sello. Intentamos diseñar vestidos atemporales y que se adapten a cada novia.
—¿Cómo ha sido para ti vestir a novias como Claudia Osborne o Ana Sainz?
—Un auténtico honor, ¡igual que vestir a todas las demás! Hacemos poquitas novias y todas increíblemente especiales, les dedicamos mucho tiempo y hacemos lo posible para que estén felices, ese es nuestro trabajo. Tanto Claudia como Ana se enamoraron de sus vestidos desde el primer día y eso lo hace todo fácil.
“Tanto Claudia (Osborne) como Ana (Sainz) se enamoraron de sus vestidos desde el primer día y eso lo hace todo fácil”, nos dice Sol, que, desde pequeña, aprendió el oficio junto a su madre, Mercedes López de Carrizosa
—Te casaste el pasado marzo con Gonzalo de Mora-Figueroa Borrero. ¿Diseñar tu propio vestido te costó más que hacerlo para otras novias?
—Me divirtió muchísimo y a mi madre también; empezamos a desarrollarlo por separado y vimos que íbamos por el mismo camino. Lo que más disfruté fue el diseño del tejido y del bordado. Y lo más complicado fue… ¡sacar tiempo para mi propio vestido!
—¿Cómo recuerdas ese día?
—Maravilloso y entrañable. Tenemos la suerte de pertenecer a familias muy grandes y unidas. La Misa fue preciosa y después celebramos con toda nuestra familia y amigos. Hizo un día buenísimo y estaba todo increíblemente bonito.
—Tu familia materna está vinculada al mundo del caballo desde hace ocho siglos, la finca ‘Salto al cielo’ es una de las más emblemáticas de la dehesa gaditana… ¿Cómo vives tú esta herencia cultural?
—¡Me encanta el campo! Para mí es tiempo de calidad y con mi familia. También me encanta montar a caballo ojalá pudiera hacerlo más a menudo.
—¿Cuáles son tus mayores hobbies, de qué disfrutas más en tu tiempo libre?
—Me encanta pintar, me relaja muchísimo. Otra de mis grandes pasiones, como te digo, es montar a caballo, aunque en Madrid no tengo la suerte de hacerlo tanto. Me encanta el campo y cualquier plan en la naturaleza me parece un lujo. Y, por supuesto, hacer planes con mis amigas o con Gonzalo, descubrir restaurantes especiales, exposiciones, bailar, salir, viajar, pasear…
“Me divirtió muchísimo diseñar mi propio vestido de novia, y a mi madre también. Lo más complicado fue… ¡sacar tiempo para hacerlo!”, dice riendo la diseñadora, que se casó el pasado marzo
—¿Cómo es tu estilo?
—No sé si puedo definirme con un solo estilo, me encanta mezclar, creo que tengo un estilo romántico, también soy absoluta fan de la sastrería: las chaquetas, los trajes de tres piezas con chaleco o los abrigos largos son mis básicos de invierno. Me encanta mezclar abrigos largos con pantalón vaquero o vestidos vaporosos para diario con chaqueta de tweed.
—¿Cuáles son tus señas de identidad al diseñar?
—Si tuviera que describir mi forma de diseñar, hablaría de extremos. Me gusta buscar armonía en conceptos aparentemente contrarios. También, antes de diseñar, disfruto investigando. T.ba Brides se ha convertido en nuestro departamento de I+D y me encanta tratar de imitar técnicas artesanales que casi se han perdido.
“¡Me apasiona el campo! Para mí es tiempo de calidad. También me encanta montar a caballo, ojalá pudiera hacerlo más a menudo”
—¿Qué has heredado de tu madre, Mercedes?
—Creo que he heredado su empuje y su energía. Esto es un arma de doble filo: las dos somos supersoñadoras y eso te hace pensar que puedes con todo. También he heredado, sin duda, su capacidad de trabajo (aunque ella puede conmigo); es increíble que, después de 25 años, no se canse ni tampoco se rinda ante los problemas.
—¿Y de tu padre, Gonzalo de Prado, marqués de Castiglione de Aragón, que es, además, tu jefe?
—He aprendido cosas tan increíblemente importantes como la constancia y el valor de marca. También aprendo poco a poco a ver la empresa en su totalidad y, por supuesto, a hacer equipo.