Dicen de ella que es trabajadora, seria y muy disciplinada en el set de rodaje. Seguramente por eso, unido a una desbordante naturalidad, pasó de la noche a la mañana de ser una desconocida a convertirse en la actriz del momento. Su trabajo debut en la interpretación no ha podido tener un mejor padrino, José Coronado —su ‘abuelo’ Tirso—, y ella ha aprovechado la gran oportunidad de estar a su lado y junto a otros compañeros como Luis Zahera para aprender todo lo que estaba en su mano y más aún. La vida de Nona Sobo empezó a cambiar cuando hizo el casting para Entrevías —entonces era casi una niña porque la pandemia retrasó el proyecto— y el estreno de la serie el pasado año la catapultó. Con Irene, su personaje, guarda algún parecido, el carácter, ha dicho en alguna ocasión, y el hecho de que es adoptada, como ella en la vida real, aunque en la ficción es vietnamita y el verdadero origen de Nona (como pronunciaba su nombre, Mariona, de niña) es tailandés. En pleno rodaje de la tercera temporada, hablamos con la actriz, que recientemente celebró su 23 cumpleaños, de su historia, sus sueños, el amor y su pasión por los animales.
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—Quién te iba a decir hace dos años el giro que iba a dar tu vida.
—A veces me paro a pensar y no me lo creo. Yo vivía con mi madre en Caldas de Montbuy, un pueblo a unos 45 minutos del centro de Barcelona. Y ahora estoy de repente viviendo en Madrid, trabajando en lo que soñaba. Quién lo iba a decir, eso digo yo. Empecé a volar y volé alto.
—Al principio, tengo entendido que tu madre pensaba que lo de la interpretación era un poco un capricho, pero ¿qué te dice cuando te ve ahora?
—Tengo mucha suerte porque desde siempre me ha apoyado en todo, cada idea que he tenido: arte, estudiar esto, ahora cambiamos… Siempre ha estado ahí y ha confiado en mí.
“¡A veces me paro a pensar y no me lo creo! Yo vivía con mi madre en un pueblo a 45 minutos del centro de Barcelona. Y de repente estoy viviendo en Madrid y trabajando en lo que soñaba”
—Entrevías ha sido tu primer proyecto en la interpretación, ¿habías hecho alguna otra incursión en este mundo antes, algún otro casting? ¿Cómo fue?
—Bueno, siempre me ha gustado el arte, siempre he hecho baile contemporáneo y claqué, canto, interpreto… He sido muy inquieta, aunque no ha sido tan oficial, por así decirlo. Ha sido el primer casting y, de momento, ha sido la oportunidad y la suerte también, he tenido mucha.
Por la puerta grande
—A eso se le llama entrar por la puerta grande, acompañada de nombres como José Coronado o Luis Zahera.
—Sí. Justo el otro día estaba comiendo con José, con Luis y el resto el elenco y hablábamos de que he crecido con esto, yo he empezado y me he formado con ellos y, ahora que rodamos la tercera temporada, también estoy acabando con ellos. Es mi segunda familia ya. No puedo tener mejores padrinos. Que no solo son unos actores estupendos, son mejores personas y eso es lo importante.
—¿Es verdad que siendo niña te ofrecieron hacer un anuncio cuando estaba en el supermercado con tu madre?
—Ríe—. Sí, yo tendría como ocho años. Estaba con mi madre en un supermercado en mi pueblo y, de repente, una booker que buscaba nuevas caras nos dijo que había un casting abierto para un anuncio de Barbie y que le interesaba. Mi madre y yo nos quedamos como: “¿Barbie? Pero si es blanca…”. Lo cierto es que la muñeca tiene más perfiles, pero en ese momento nos miramos sorprendidas. Hice el casting, me cogieron y fue un día de rodaje. Fue una experiencia increíble. Sí, a los ocho años hice mi primera publicidad, pero era muy pequeña, no sabía muy bien qué era este mundo, por eso no empecé de verdad hasta los doce o catorce.
—¿De ahí crees que viene tu desparpajo delante de la cámara?
—La verdad que si lo pienso, digo: “¡Vaya reto!”. No creía ni en mí misma y al final digo: “Lo estoy haciendo y he sacado temporadas sin saber nada, de cero desde el principio”. Ahí, con desparpajo y sobre todo amando lo que hago, que es lo importante y el motor de todo.
“Con ocho años, estando en un supermercado con mi madre, una cazatalentos se acercó y nos dijo que hiciera una prueba para un anuncio de Barbie. Nos quedamos las dos como: “¿Barbie? Si es blanca…”. Me cogieron”
—También participas en la segunda temporada de Bienvenidos a Edén, otra serie de éxito. ¿Cómo te ha repercutido la popularidad?
—A ver, es que yo soy muy desastre… No me entero cuando la gente me mira o si hay alguien que me está grabando. Yo soy muy feliz de la vida —ríe—. Obviamente sí notas el cambio, pero no le doy mucha importancia y, además, gracias a las personas que nos ven tenemos trabajo. A mí me encanta que la gente me pare y que le guste mi trabajo.
—¿Tu nombre artístico de dónde viene?
—Bueno, se ha quedado con nombre artístico, pero en realidad no lo era, sencillamente es que de niña no sabía decir mi nombre, así de claro —ríe—. Decía Nona en lugar de Mariona, que es mi nombre real. Y así se quedó para todo el mundo y me encanta así, Nona, en diminutivo.
“Soy feliz de la vida”
—¿Cómo te definirías?
—Alegre, divertida, soy muy disfrutona, me lo paso bien con todo, soy feliz de la vida, como quien dice. Soy confiada, aunque voy aprendiendo porque hay que saber los puntos y los límites.
—Por lo que se desprende de tus redes, te cuidas mucho.
—Sí me gusta cuidarme, pero no por físico solo, sobre todo mentalmente. Me ayuda mucho centrarme en mí y tener una estabilidad, es muy importante tener salud mental.
—De hecho, sueles compartir con tus seguidores temas de salud mental, ¿vas a terapia?
—Es muy normal ir a terapia y más en este mundo del cine donde se tocan tantas emociones. Para mí no es nada tabú la salud mental, creo que se tiene que hablar con total sinceridad y por eso digo, cuando ocurre algo se cuenta y no pasa nada. Y si después de un texto que comparto, la gente me escribe y me dice que la he ayudado o que la he inspirado, pues bien hecho está. Me encanta poder ayudar. La gente te idealiza como que eres perfecta y tu vida es perfecta y no es así. Por eso es muy importante.
—Nona, acabas de cumplir 23 años. Te criaste en Caldas de Montbuy, pero no naciste en España. ¿Nos puedes contar tu historia?
—Mi origen es de Tailandia, pero me adoptaron a los dos añitos. ¿Recuerdas donde ocurrió el tsunami, en la bota? Pues al otro lado. A mí no me hubiera pillado, pero sí provengo de allí.
“Mi origen es de Tailandia, pero me adoptaron a los dos añitos. Mis padres lucharon cuatro o cinco años para poder tener una hija. Es un orgullo para mí ser adoptada”
—¿Has vuelto a Tailandia, has podido conocer tus raíces?
—He vuelto, pero solo he estado en la capital y en Phuket, no he ido donde yo estaba, ni a mis raíces, pero tengo muchas ganas de ir y es un sueño que también tengo que cumplir con mi madre. Sin prisa, pero sin pausa.
—¿De qué manera te contó tu madre la historia de cómo te fue a buscar?
—La gente como que me pregunta y me dice: “Pobrecita, adoptada y tal” y yo siempre he dicho: “¿Pobrecita de qué?”. Mis padres lucharon cuatro o cinco años para poder tener una niña de Tailandia, así que de pobrecita nada, porque estoy muy contenta. Eso lo primero. Y después, pues claro, vine a España y veía a mi madre, que es todo lo contrario a mí, que no tenía nada que ver conmigo, rubia, con los ojos azules, bellísima. Nunca hubo una reunión con mis padres de sentarnos y que me dijeran: “Mira, es que eres adoptada”. El proceso ha sido muy natural y, cuando me contaban, todo era tan bonito… De hecho, a mí en un futuro me gustaría adoptar. Es un orgullo para mí ser adoptada, conocer el proceso, que me hayan contado la historia y todos los detalles… y ver la carita de tu madre con los ojos llorosos contándotelo... Para mí eso es amor puro.
—Nona, ¿qué te gustaría hacer en el futuro, qué proyectos tienes?
—Ser artista, actriz, cantante, me encanta bailar. Y quizá algún día tener algo propio, un proyecto mío, algo con lo que me pueda expresar como la música o escribir un libro. Quiero ser todo, un camaleón —ríe—.
—Creo que te gusta mucho Angelina Jolie, ¿tienes más referentes en la profesión?
—Sí, me gusta mucho Angelina Jolie, pero también José Coronado, por ejemplo. Adoro a todos los artistas y de cada uno voy aprendiendo: mira, lo hace así o este me gusta porque tiene esta personalidad… Por eso no tengo una única referencia y voy cogiendo de todo el mundo, también de mi madre, claro.
“José Coronado, Luis Zahera…son mi segunda familia ya. No puedo tener mejores padrinos», dice Nona.«Sencillamente, mi nombre se quedó así porque de niña no sabía pronunciar Mariona”
Sin ‘Bambi’ a ningún lado
—¿Y cómo lleva ella la distancia ahora que vives en Madrid?
—Para una madre es duro cuando se va el pajarillo del nido y nosotras hemos estado siempre muy unidas, somos un pack, así que también es duro para mí, porque además soy muy sentimental y necesito arroparme de mi familia y mis amigos. Pero que todo sea esto y estamos aprendiendo y obviamente hay Ave a dos horas y media y estamos muy contentas, aunque sí, es durillo.
—En el amor también te va muy bien, Nona.
—Sí, tengo mucha suerte. Carlos es un gran apoyo y estamos muy unidos. Él tiene su trabajo, pero por ejemplo siempre me ha acompañado en reuniones y rodajes. Es mi mano derecha, literal.
—Y tienes familia ‘perruna’.
—Vas a pensar que estoy loca, pero llevo un año mirando papeles a ver si puedo conseguir que ‘Bambi’, mi chihuahua, pueda entrar conmigo a los restaurantes, aviones… porque yo sin ‘Bambi’ no puedo ir a ningún lado —ríe—. Me acompaña en el set de rodaje, en el estudio de sonido, en las reuniones… Todo.
—¿Y cómo llegó ‘Bambi’ a tu vida?
—Me dijeron que iban a sacrificar una camada de chihuahuas que estaban mal de los pulmones y me lo llevé. Tengo adoptado, además, otro perro, un golden, y un gato. Cada animal que veo indefenso, me lo llevo… y porque no puedo más.