Han pasado ya nueve años desde que su perfil despuntara en un viaje a Hawái y, desde entonces, el fenómeno Belén Hostalet no ha cesado. Dio un giro a su vida y, entre las finanzas —estudió Económicas— y el nuevo mundo que se abría ante ella, eligió lo segundo. No fue fácil tomar la decisión, pero arriesgó y ganó. Con más de 800.000 seguidores, ahora su nombre reina en las redes como icono de moda y referente de estilo de vida. Esta es solo la punta de ese iceberg de sorpresas y creatividad que es Belén Hostalet, creadora de contenido mientras recorre el mundo cámara en mano —y pinceles también, otra de sus pasiones—. Hoy posa con la esperada colección de verano de Louis Vuitton a la orilla del mar en el Marbella Club, donde la maison tiene una tienda con las propuestas para esta temporada. Y nos habla de su trabajo, los cambios y la gran revolución que ha llegado a su vida: su hijo, Andrea, nacido el pasado 11 de enero de su relación con el empresario Alejandro Porras.
“En Hawái empezó un poco esta aventura que hoy es mi trabajo, pero el punto de inflexión fue justo a la vuelta, cuando tuve que replantearme mi vida” nos dice Belén, que dejó el mundo de las finanzas por la moda
—Hawái y la maternidad. ¿Dirías que han sido los dos puntos de inflexión en tu vida, aunque, evidentemente, de manera distinta?
—Es verdad que Hawái forma parte de mi vida, pues ahí empezó un poco esta aventura que hoy es mi trabajo, pero el punto de inflexión creo que fue justo a la vuelta, cuando realmente tuve que replantearme mi vida y decidir si le daba una oportunidad a aquello que estaba empezando y no sabíamos adónde iba. Y la maternidad cien por cien ha sido el punto de inflexión más grande de mi vida, más que nada porque te replanteas todo: tus valores, la relación con tus padres, con tu pareja, con tus amigos…, porque son las personas que forman parte de tu vida y las que quieres que estén cerca de tu hijo. Y a nivel de objetivos laborales y personales, pues también. Es que la maternidad te cambia totalmente.
“Empecé a darme cuenta de todo lo que requería un bebé cuando nació Andrea. No sabía bien lo que me esperaba y creo que tampoco me había informado. Y, aunque el primer mes fue duro, cada noche que estábamos él y yo solos de madrugada era maravilloso”
—¿Qué ocurrió en ese viaje de 2014?
—Básicamente, como decía, ese viaje me hizo replantearme muchas cosas y también me hizo reavivar muchas de mis pasiones, todo lo que gira entorno a la creatividad: el arte, la fotografía, los viajes también. Al volver, cuando ya había explotado digamos esta burbuja, tenía que tomar una decisión, más que nada porque en ese momento entré a estudiar una carrera como Económicas, que es muy dura, y también estaba todo lo que requería ser influencer y era como que no podía hacer bien ni una ni la otra, tocaba escoger. Al final decidí yo misma darle una oportunidad en contra de lo que todo el mundo me decía y aquí estamos hoy.
—¿Te decidiste rápido o te costó?
—Me costó muchísimo. De hecho, recuerdo tomar la decisión cuando ya tenía como 250.000 seguidores y empezaba a monetizarlo, por decirlo así, porque siempre también me dio mucho apuro. Yo lo veía como un hobby, hacer fotos, estar por ahí…realmente.
—¿Tu éxito, entonces, viene de la casualidad?
— Es difícil que existan las casualidades, pero sí estaba en el buen momento y en el sitio preciso. Y al final fue trabajo constante, el querer más y más y el esforzarte más tanto en hacer cosas distintas, fotos distintas, ediciones distintas, es un poco buscar la diferencia. Empezó así y sigue siendo así.
—A día de hoy, ¿qué crees que has aprendido en estos años?
—Pues sobre todo a valorarme a mí y a mi trabajo, a valorar todo el esfuerzo que hay detrás, a valorar también mucho a la gente que me ha apoyado y que me ha ayudado durante este camino.
—Como influencer, ¿cuáles son tus señas de identidad? ¿Qué te diferencia del resto?
—Yo creo que sobre todo es el contenido muy cuidado que siempre me ha gustado crear y aunque la plataforma premie a veces algo más creado con el móvil, algo más inmediato, yo soy muy perfeccionista en ese aspecto y no sé, me encanta el momento de crear contenido con una cámara. Soy un poco old school para todo esto.
—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
—Lo que más disfruto es esa subida de adrenalina cuando estás viajando y disfrutando y te lo pasas pipa creando, aparte de, por supuesto, conocer a gente y hacer amigos y, cómo no, descubrir el mundo, porque poder viajar, crear y hacer lo que te gusta es increíble.
—Siempre has viajado mucho, ahora habrás bajado el ritmo con la llagada de tu hijo.
—Claro, porque mi bebé no puede acompañarme a todos los viajes. Ahora toca ser un poco más selectivo y amoldarnos al peque. Por suerte, cuento con muchísima ayuda, pero bueno, tampoco me quiero perder estos momentos tan bonitos.
“Antes mi maleta estaba llena de ropa, zapatos y complementos de más y media maleta de Alejandro, mi pareja, también. Metía 100.000 cosas para mí, ahora meto 100.000 para el bebé”
—Andrea nació el 11 de enero. ¿Cuántos kilómetros ha recorrido ya?
—A ver, tampoco tantos —ríe—, pero justo acabamos de estar en Maldivas, que era su primer viaje, y se portó superbién. No sé cuántos kilómetros son, pero, de momento, esa es la máxima distancia que ha recorrido, aunque…por muchos más.
—¿Cómo ha cambiado tu maleta? Nada que ver, claro.
—Antes mi maleta estaba llena de ropa de más, de zapatos de más, de complementos de más y media maleta de Alejandro, mi pareja, también; y, ahora, media maleta mía y otra media de Alejandro es la ropita del bebé. Y depende del destino, por ejemplo, a Maldivas teníamos que llevarnos pañales, fórmula, biberones… de todo. Al final he acabado seleccionando muy bien todo lo que yo me llevo para que me quepa lo del bebé. Antes metía 100.000 cosas para mí, ahora meto 100.000 cosas para él.
—Se acabó también la improvisación.
—Sí, no puedo improvisar mucho, ahora mínimo necesito dos o tres días de preparación máxima —ríe—. Depende del destino también.
—¿Qué tal estos primeros meses como mamá primeriza?
—Hay una mezcla de todo. No quiero ni embellecerlo ni demonizarlo. El primer mes fue muy duro porque no sabía bien lo que me esperaba y creo que tampoco me había informado. Yo voy como al día y, cuando nació Andrea, fue cuando me empecé a dar cuenta de todo lo que requería un bebé. Pero, aunque fuera duro, cada noche que estábamos él y yo solos a las tres de la madrugada era maravilloso. Así que, por partes, estoy muy cansada, pero la verdad es que es precioso y te llena a un nivel inexplicable.
“Mi estilo es más bien relajado, minimalista, elegante y femenino y no ha cambiado. Sigo siendo la misma persona, simplemente tengo un bebé al lado”
—¿Ahora ves la vida de otra manera? ¿qué te ha traído la maternidad?
—Sí, exactamente, veo la vida completamente distinta. Uno, veo peligro por todas partes -ríe- y dos, más que nada, lo que hablamos, a nivel familiar, a nivel de cómo quieres que sea el mundo para tu hijo, la educación que te gustaría darle, qué valores quieres que tenga y sobre todo las personas que quieres que estén a su alrededor. Siempre me ha gustado mucho cuidar de los demás y con él estoy disfrutando muchísimo de esta faceta mía porque necesita que lo cuide y además es un amor ultra mega correspondido, así que me ha traído como ese pinzamiento de corazón de no sé, de alegría, de todo.
—¿Llevar una alimentación sana te ha ayudado a tu recuperación tras el embarazo?
—Sí. Tuve, además, la suerte de que, durante el embarazo, no tuve ningún antojo ni nada raro y me pude mantener totalmente activa, apenas cambiando nada de mi rutina de deporte, y eso me ha facilitado muchísimo la recuperación. Y la genética cuenta porque mi madre también es muy delgada, siempre me hacía la broma de que ella salió con su minifalda del hospital —ríe—.
—¿Cómo definirías tu estilo a la hora de vestir? ¿Ha influido también la llegada de Andrea?
—Sigo siendo la misma persona, simplemente tengo un bebé al lado. Mi estilo pues es más bien relajado, minimalista, elegante y femenino y sigue siendo así, no ha cambiado nada.
“Me encanta que es una colección bastante atrevida, una de las prendas que más me gustan son los jeans y los bañadores son también una pasada”
—¿Cómo es tu relación con Louis Vuitton?
—Louis Vuitton es una de las primeras marcas que confió en mí cuando empecé con esta aventura y conozco al equipo muy bien, así que siempre es un placer cuando llaman. Aparte de que es una casa icónica y con la que realmente me siento representada.
—¿Qué destacarías de la colección?
—Lo que más me gusta es que es bastante atrevida. Por ejemplo, los tops y también los vestidos que van con estos cortes simétricos en la parte superior me encantan y también que combinen diferentes materiales. La colección me parece preciosa y muy cañera.
—¿Con qué prenda has sentido un flechazo?
—Una de las prendas que más me gustan son los jeans , han sacado diferentes jeans con un estampado muy chulo y, además, muy baggy y que tienen como la típica etiqueta de viaje de las maletas. Y los bañadores también son una pasada.
—Tres cosas que no faltan nunca en tu armario
—Un pantalón de lino blanco, un jean básico y una camiseta blanca. Cien por cien.
—¿Qué es lo más valioso que guardas en él?
—Tengo una bolsa de mano preciosa de Louis Vuitton que heredé de mi madre.
—Además de la fotografía también te encanta la pintura ¿en qué te inspiras para pintar?
—Mi máxima inspiración es la mujer y su cuerpo.
—¿Cómo empezaste a plasmar cosas en un lienzo?
—Ya desde pequeña. La verdad es que no recordaría la primera vez que me dieron un lápiz, pero el recuerdo que tengo es crecer con ello, ser pequeña y ya gustarme y sentir curiosidad por ello.
—¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?
—El máximo proyecto de mi vida es el bebé, está siendo un boom muy grande y me tiene muy entretenida. Y ojalá poder seguir viajando y descubrirle el mundo a mi peque.
—¿Y qué lugar del mundo quieres descubrir que aún no hayas podido?
—Tengo muchos destinos entre manos y en mente y entre ellos por ejemplo La India; tenía un viaje justo cuando llegó la COVID que no se pudo realizar y me muero por visitar India y otros lugares de Asia, como Japón y China, en los que sí he estado, más en profundidad.
—Ahora que ya ha llegado Andrea a vuestras vidas, ¿para cuándo la boda?
—Ríe—. La verdad que no lo tenemos muy pensado, es algo que vamos hablándolo muy tímidamente. Con todo lo que nos ha venido del bebé, queda en un segundo plano. Además, Alejandro y yo somos muy precavidos con nuestra vida privada, nos gustaría algo pequeño, no va ser un bodón de quinientas personas, así que yo creo que acabaremos improvisando un poco.